OPINIÓN

El cambio de paradigma del Barça... que inició el Real Madrid

Laporta y Joel Parra, tras hacerse oficial el fichaje del alero por el Barça. /FC BARCELONA
Laporta y Joel Parra, tras hacerse oficial el fichaje del alero por el Barça. FC BARCELONA

Los jugadores nacionales han sido y son la llave del éxito en nuestro baloncesto. Tanto a nivel de clubes como, obviamente, los de la Selección. Los cupos que pueden jugar y tienen protagonismo, no los llamados de relleno. A esos me refiero. El Barça parece haber pegado un volantazo en su proyecto y orientarlo en esta línea buscando hacerse con los mejores jugadores de la nueva generación campeona de Europa y del Mundo española.

Y es que, el club blaugrana está siguiendo los pasos de lo que hizo el Real Madrid hace casi una década y que le ha permitido exprimirlo al máximo hasta la pasada Final Four, donde volvieron a coronarse campeones de Europa, con la tripleta Sergio Rodríguez-Llull-Rudy, renovados todos ellos una temporada más, siendo determinante.

Fue en 2007 cuando se inició este idilio, con Joan Plaza como entrenador, cuando desde un Bàsquet Manresa que jugaba en la LEB Oro llegaba Llull a un equipo en el que, entre otros, estaban Felipe Reyes y Raül López.

El primer desembarco en el Real Madrid tras pasar por su primera experiencia en la NBA de Sergio Rodríguez fue de la mano de Messina en 2010, pero al año siguiente ya estaba Laso en el banquillo, una temporada 2011-12 en la que también vimos a Rudy durante el lockout de la NBA junto a Serge Ibaka. El mallorquín acabaría su periplo en los Estados Unidos para volver rápidamente al conjunto blanco.

A la hegemonía dual liguera de Madrid y Barça desde 2010 en la Liga Endesa sólo ha habido dos excepciones: la del Baskonia en la 2019-20 de la Fase Final Extraordinaria, la del asterisco por un formato distinto por la pandemia, y la del Valencia en 2016-17. El caso taronja, el de la primera Liga de su historia, fue el de aquel equipo dirigido por Pedro Martínez que fue capaz de eliminar a Barça, Baskonia y Madrid en cuartos, semis y final tenía un bloque nacional que fue clave y capital.

Un Pierre Oriola que había llegado desde Sevilla donde ya había dado muestras de lo que podía hacer (y que después acabaría en el Barça); un Fernando San Emeterio como líder con 12,2 puntos por partido en la postemporada apoyando el rendimiento de la estrella y MVP a la postre Dubljevic; un Joan Sastre en su mejor momento profesional que se fue hasta los 19 puntos en el cuarto y definitivo partido de la final en la Fonteta; Rafa Martínez, Guillem Vives…

Y que también vemos en la Euroliga, como en la corta rotación del campeón de la fase regular, el Olympiacos, con Sloukas-Papanikolaou-Larentzakis; el bloque lituano del Zalgiris, a saber: Ulanovas, Bradzeikis, Butkevicius, Lekavicius, Dimsa…; la importancia de Okobo en el Mónaco, la irrupción de Sorkin en el Maccabi…

Replicando modelos que han funcionado, el Barça ha hecho un all-in este verano apostando por el producto made in Spain, con un capitán al mando como Roger Grimau que, recordemos, fue internacional absoluto con España colgándose el oro en los Juegos Mediterráneos del 2001 en Túnez y la plata del Eurobasket de 2003 en Suecia, y que siempre fue un gregario nacional de lujo en el club blaugrana durante sus ocho temporadas en las que al margen de coincidir con Navarro, también lo hizo con Ricky, Fran Vázquez, Rodrigo de la Fuente, su ahora ayudante Sada o Jordi Trías.

Esa transición a entrenar al primer equipo puede ser más sencilla para Grimau contando con cuatro jugadores que se conocen, que saben lo que es jugar juntos y, cuyo coste de aclimatación será inferior no sólo por ello, porque han sido compañeros, sino porque conocen a la perfección el basket FIBA.

Empezando por Willy Hernangómez, del que me quedo con la sensación de que le han faltado minutos en la NBA cuando siempre ha sido un jugador que ha cumplido cada vez que ha pisado la pista.

En sus siete temporadas en la NBA, una en Knicks, tres en Charlotte y otras tantas en Pelicans, sólo ha firmado contratos por el mínimo, por lo que ha ganado 12.491.131 millones de dólares. Esas cantidades son en bruto, por lo que la oferta que haya podido presentar el Barça es un win-win para las dos partes y para un jugador que puede ser de los mejores pagados en Europa y al que ya hemos visto dominar ofensivamente en el basket continental como MVP del pasado Eurobasket promediando 17 puntos y 7 rebotes.

Junto a él llegará su hermano Juancho Hernangómez en una oportunidad para los dos de jugar juntos. Creo que necesita volver a sentirse jugador de baloncesto tras mucho tiempo más con las maletas hechas para cambiar de franquicia pero con pocas oportunidades y minutos y en el que, últimamente, ha trascendido más su lado actoral como Bo Cruz que el deportivo. Y lo bueno para el Barça es que viene a cubrir una posición en la que era muy difícil encontrar un sustituto para Mirotic en el mercado, la de ala-pívot, y podrá reivindicarse a base de jugar como lo hizo en la final del pasado Eurobasket con 27 puntos y 5 rebotes.

El primer confirmado, un Joel Parra que cotiza al alza. La lesión de Lopez-Aróstegui en el tramo final de la temporada 2020-21 hizo que ganara protagonismo en la rotación del Joventut para derribar la puerta la temporada siguiente coronándose como Mejor Joven de la ACB. Ya es una realidad pese a sólo tener 23 años y su polivalencia le ha hecho tapar el hueco de los problemas en la posición de ala-pívot verdinegros esta temporada. Su garra y carácter levantarán al Palau.

El mejor Darío Brizuela lo hemos visto esta temporada. Un verso suelto en lo ofensivo pero metido en el esquema de juego de Ibon Navarro. Madurez. Y que le ha tenido tomada la medida al Barça: los 33 puntos en los cuartos de final de la Copa de 2021 pero con el sabor amargo de la derrota, restañados por los 27 tantos en las semifinales de la pasada Copa en la que el Unicaja acababa alzándose con el título, o los 22 puntos en el Palau en el triunfo por 63 a 73 de los malagueños en la jornada 19.

Otros dos denominadores comunes de los cuatro nombres: todos tienen menos de 30 años, por lo que se puede construir un proyecto sobre ellos a medio-largo plazo, y no han tenido ninguna lesión de gravedad y que tienen la experiencia ganadora de haber levantado trofeos, clave.

Y todo esto, sumado a lo que ya tienen en Barcelona. A Satoransky llevando el peso de los ataques y la buena compenetración con Jokubaitis; a la capacidad anotadora de Laprovittola; al deseo de Oscar Da Silva; a la profesionalidad y experiencia de Kalinic y Vesely… Espectáculo asegurado.