Zeljko Obradovic, el "puto crack" "que se pone rojo y morado" y tiene al Madrid contra las cuerdas
Jugadores y entrenadores ayudan a dibujar la figura del entrenador con el mejor palmarés del baloncesto europeo.
Jueves 27 de abril. Pasadas las 22:30 de la noche el tiempo se detiene sobre el parqué del WiZink Center. Una falta antideportiva de Sergio Llull sirve como detonante de una de las peores peleas que se recuerdan en la historia de la Euroliga. Desde la banda, Zeljko Obradovic salta a la cancha para intentar separar a sus jugadores de los rivales y poner punto y final a la tangana.
Jueves 27 de abril. Son las 23:30 y Obradovic llega a la sala de prensa del WiZink. El técnico serbio enarbola la bandera de la calma y la sensatez tras todo lo que se ha vivido minutos antes: "Me voy a encargar personalmente de que la gente en Belgrado esté tranquila, de que al Madrid se le reciba como merece, con el reconocimiento a este gran club que yo quiero tanto".
Una frase que va más allá del sentido común. Es la última muestra de quién es Zeljko Obradovic y de cómo controla todo lo que sucede en un partido. Incluido el discurso. El serbio quiere que la atención se centre única y exclusivamente en el baloncesto porque es donde le está yendo bien en esta eliminatoria frente al Madrid. Sabe que ahí está su fuerte y la diferencia entre un equipo y otro en esta serie. Sólo baloncesto… porque a Zeljko es lo que le interesa.
Obradovic lo maneja todo y sólo hay que echar la vista a lo sucedido en el primer partido cuando, tras un tiempo muerto, tardó más de un minuto en hacer un cambio a pesar de los avisos de los colegiados. Nada escapa a su control, porque sabe más por 'viejo' que por diablo. "Nuestros jugadores tienen buena suerte y mala suerte. La buena es tener a Zeljko, que lleva muchos tiros dados. Y la mala es tener a Zeljko, que lleva muchos tiros dados", asegura a Relevo quien mejor le conoce en esto del baloncesto, su eterno asistente Josep María Izquierdo.
El preparador catalán lleva 29 años (30 el próximo mes de agosto) junto al maestro y pocos pueden descifrar la figura de Obradovic mejor que él: "Es una relación que se basa en la confianza y en el respeto por el trabajo. A la vez se basa en la exigencia. No vale con dar el 99% de tus posibilidades, porque él da su máximo. Es un apasionado del baloncesto y le da igual que sea el primer entrenamiento de la pretemporada que el entrenamiento postpartido contra el Real Madrid en playoffs. La intensidad y la exigencia son las mismas siempre. Si tú eres capaz de entender esto, tendrás buena relación con él, si no será más difícil".
Exigencia y compromiso. Dos máximas que el técnico de Cacak inocula en sus jugadores desde el primer entrenamiento. Así lo recuerda Jordi Villacampa, capitán de aquel Joventut que levantó la primera Euroliga para el baloncesto español en 1994. "Era un entrenador súper exigente y siempre lo ha sido, súper comprometido con su trabajo y quería que todos estuviéramos al 100%. Es un entrenador que te exige mucho, pero que también te da mucho. Es muy exigente y a veces demasiado en la cancha, fuera es diferente. Y tener ese equilibrio con los jugadores es muy importante y lo ha tenido no sólo conmigo".
Esa fórmula, además de sus infinitos conocimientos tácticos, ha derivado en nueve Euroligas con cinco equipos diferentes, 18 Final Four disputadas y 20 eliminatorias de playoffs superadas de las 21 disputadas en Europa. Está a punto de poner el 21 de 22. Sin embargo, nada de eso es suficiente para él. "Ahora su motivación es mucho mayor, incluso tras haberlo ganado todo y siendo el mejor entrenador que hay en Europa. Él sigue teniendo esas emociones, esa motivación y el deseo de ganar todos los partidos. Da igual que sea Euroliga u otro partido no tan importante. Él siempre tiene ese deseo de competir y ganar. Él es capaz de transmitir eso a sus jugadores y es increíble", asegura Danilo Andjusic, actual jugador del Partizan.
Morir por él
Hoy son los jugadores del equipo de Belgrado. Pero anteriormente fueron los de Joventut, Real Madrid, Panathinaikos y Fenerbahce. Todos los deportistas que han estado bajo la batuta de Zeljko serían capaces de morir por él, como apunta Mike Batiste con el que conquistó tres Euroligas: "Dice que moriría por sus jugadores y nosotros también habríamos muerto por él".
Una opinión que también comparte Jordi Villacampa, quien explica el porqué de esta fe ciega en Obradovic. "Cuando un líder te promete y no sólo eso, sino que tú ya has visto que en la historia él ha conseguido grandes objetivos, es más fácil de creértelo. Y a partir de ahí si te dice que cierres los ojos y saltes, saltas. Si te dice que hagas una zona, la haces y si te dice que hay que defender toda la pista a muerte, pues te lo vas a creer. Y eso es porque se lo ha ganado. Ese respeto y esa trayectoria. Los jugadores van a muerte con él".
"Todos sus jugadores morirían por él porque es muy honesto con cada uno", apunta Andjusic a Relevo sobre la capacidad de liderazgo de un entrenador que mantiene la misma ilusión que cuando tomaba notas como jugador de todo lo que le decía su admirado Asa Nikolic. "Cualquier cosa que pase dentro de la cancha, él no se lo lleva fuera. Él siempre está dispuesto a escuchar a los jugadores. Cualquier sugerencia, cualquier consejo, todo lo que necesites, él está ahí y es por eso por lo que todos los jugadores quieren estar con él y todos quieren dar todo por él. Es una forma de devolverle porque él siempre está dándolo todo por sus jugadores".
De aquellas charlas con Nikolic, uno de los grandes maestros del baloncesto balcánico, nace la chispa que llevó al banquillo a quien hoy es el técnico más laureado de la Euroliga. Pero el gusanillo del baloncesto ya le había picado antes. "Él en un momento dado, con 15-16 años decidió que él se iba a dedicar a esto. Y desde entonces hasta ahora, ahí sigue", declara Izquierdo.
El preparador catalán también recalca una de las diferencias que hacen a Zeljko tan especial: "Hay entrenadores que son exjugadores y que todavía son jugadores o quieren ser jugadores. Él no. Él tiene claro que es un exjugador y es un entrenador y que a los jugadores hay que exigirles y exprimirles, pero hay que cuidarles. Hay que darles todo para que en la pista den el 100%. Exige y aprieta, pero en un momento dado, tanto dentro como fuera, sabe cómo tratarlos para motivarlos, para seguir y para que todos estemos en la misma página".
Un «puto crack»
Todo cambia cuando el reloj llega a cero. Una vez que el balón deja de botar. Ahí Obradovic pasa a ser Zeljko. Otra persona diferente y que quienes no estamos en un vestuario con él, no conocemos. "Mucha gente no conoce a Zeljko. Sólo lo que ven en la cancha, muy nervioso o cuando se pone rojo y morado por la tensión del partido. La gente sólo le juzga por eso, pero es totalmente lo contrario. La gente que de verdad le conoce sabe que es un tipo increíblemente amable fuera de la cancha. Siempre está dispuesto a ayudar a todo el mundo. Está ahí para todos los jugadores y no sólo para ellos. Para todo el mundo. Para escucharte, para ayudarte en todo lo que necesites. Y no sólo en el baloncesto. También en la vida".
Su 'pareja' en los banquillos, Izquierdo, es también una de las personas que más tiempo pasa con Obradovic fuera de las canchas. Son esos momentos en los que deja de pintar X's y O's en la pizarra cuando se ve al verdadero Zeljko: "Es un puto crack, te ríes, comemos, bebemos, reímos, disfrutamos, sufrimos juntos. Él es una persona normal y no tiene nada que ver el Zeljko de dentro de la pista con el Zeljko de fuera de la pista. Dentro es un profesional y si lo entiendes te llevarás bien con él. Él es el máximo exigente con él mismo y no permite que nadie baje la exigencia. Fuera de ella, como haría cualquiera. Le gusta ir a cenar, le gusta estar con su gente, reír, escuchar música…".
Esa diferencia que nadie ve desde fuera, esa dualidad entre Zeljko y Obradovic, es una parte fundamental para entender quién es el técnico serbio y explica buena parte de sus éxitos, que no son pocos. Un hombre corriente, aficionado a la música y al buen vino, que se deja las amígdalas y la vida en la banda. Lo hace por sus jugadores, por sus ayudantes, por sus equipos y por un baloncesto que venera por encima de cualquier cosa. Un deporte que conoce como nadie y cuyos tiempos maneja mejor que ningún otro entrenador en Europa.
Por eso es el rey del Viejo Continente y por eso nunca ha estado cerca de la NBA. "Nunca hubo ningún contacto concreto. Hubo un momento en que me llamó un mánager porque un equipo quería hacer una entrevista conmigo. Y yo le dije: 'Entrevistas le voy a dar a los periodistas. Si alguien no sabe quién soy yo, no es serio'", aseguraba Obradovic en una entrevista en DAZN esta misma temporada. Una más en la que está a punto de poner su nombre de nuevo en lo más alto.