EUROLIGA | BASKONIA 94 - PARIS 81

El Buesa Arena se rinde a Tiago Splitter en su regreso a Vitoria-Gasteiz: ovaciones unánimes, un "leyenda" que resume su impacto... y frustración final

El brasileño regresó al feudo baskonista, donde brilló como jugador antes de partir a la NBA, como técnico de una de las revelaciones la Euroliga.

Splitter, en el momento de entrar al Buesa Arena./BASKONIA
Splitter, en el momento de entrar al Buesa Arena. BASKONIA
June Lavín

June Lavín

El aroma a día especial se respiró desde mucho antes de que los árbitros decretasen el inicio del partido entre Baskonia y Paris Basketball, uno de los platos fuertes de una nueva jornada de Euroliga, la última de 2024. En concreto, algo más de dos horas antes, cuando una charanga, en una calle alejada del centro de la ciudad —y también del Buesa Arena—, se propuso animar la tarde a las decenas de aficionados gasteiztarras que esperaban ansiosos la llegada del bus que conduce al estadio. "No todos los días vuelve Splitter...", cuchicheaban. Y, efectivamente, no todos los días regresa lo que en Vitoria-Gasteiz ya es considerado un hijo pródigo. Volvió, eso sí, como rival y técnico de un cuadro parisino que pelea por mantenerse entre los primeros clasificados de la máxima competición continental (11V y 6D).

El Buesa Arena ovaciona a Tiago Splitter.

"Bienvenido de nuevo, leyenda. El Buesa Arena siempre será tu casa", tuiteó la cuenta oficial de Baskonia en X, plataforma antes conocida como Twitter. Precisamente esa declaración de intenciones precedió el homenaje que tuvo lugar después, ya con todos los aficionados en sus localidades y un reconocimiento al alcance de muy pocos. El que fue pívot de la entidad vitoriana recibió, visiblemente emocionado, la primera ovación unánime de la noche en el momento en el que cruzó el parqué para dirigirse a la zona de los banquillos. Saludó, se llevó la mano al pecho y corazón en señal de agradecimiento y envió un guiño en la lejanía a dos aficionados de Paris Basketball que buscaban su atención tras de la mesa.

En la presentación de los equipos, Splitter recibió otra sonora ovación que sólo la megafonía interrumpió. En las gradas, además, se pudo ver alguna que otra camiseta de antaño con el dorsal 21, el que portó el brasileño en su etapa en Vitoria-Gasteiz y ahora cuelga del techo del Buesa Arena, a la espalda. El técnico del Paris Basketball, además de de la afición gasteiztarra, también recibió el cariño de Pablo Laso, técnico de Baskonia, en el saludo previo al inicio del duelo. Ambos son dos de los jugadores más laureados de la historia del club alavés y, también, dos de los primeros alumnos de Iñaki Iriarte, formador vitoriano especializado en técnica individual que ha trabajado con Pablo Prigioni, Ilimane Dip o Tadas Sedekerskis.

Splitter, nervioso e intervencionista a partes iguales

Durante los primeros compases de juego, ya con las ovaciones previas en un segundo plano, Splitter se mostró nervioso en la zona técnica, por momentos enfadado ante la pasividad defensiva de sus jugadores y el acierto en el tiro exterior de Baskonia, liderado por Markus Howard y Chima Moneke. Con el parcial inicial (16-11), no dudó en intervenir y pedir el primer tiempo muerto del partido, muestra inequívoca de su descontento. Antes, demandando mayor agresividad en la pintura y buscando agitar el árbol, realizó varios cambios y tocó infinidad de piezas (ajustes en defensa, instrucciones desde el banquillo...) que le permitieron finalizar sólo dos puntos por debajo.

Splitter, pensativo durante el encuentro. EFE
Splitter, pensativo durante el encuentro. EFE

En el segundo periodo, el panorama cambió por completo: mientras Baskonia se empezó a frustrarse desde la línea de 3, Splitter celebró cada acción ofensiva exitosa de sus jugadores desde la zona técnica, conversando con asiduidad con sus asistentes, entre los que se encuentra Stefan Ivanovic, hijo de Dusko, ahora en la Virtus Bologna. "Eso, eso", se le intuía desde la distancia cuando Collin Malcom, agresivo, ordenaba a los suyos penetrar y castigar la pintura para conseguir una renta mayor que el 41-57 con el que se llegó al descanso.

Los dos últimos cuartos fueron una extensión del segundo, con Splitter continuamente dando instrucciones desde la zona técnica. Insaciable, siguió exigiendo más a sus jugadores, celebrando cada canasta y demandando mayor implicación defensiva ante situaciones de tiro claras para Baskonia, precedidas por despistes de sus pupilos. En los momentos de ebullición de Markus Howard, con el de Baskonia entonado desde el T3, el técnico brasileño sacó a relucir su carácter y abroncó a los suyos en más de una ocasión. Pese a tener "poca madera de entrenador" por su forma de ser, tal y como su amigo Javi Buesa confesó a Relevo, el entrenador brasileño no paró quieto durante el tiempo reglamentario. En los últimos compases del choque, ya con los locales por delante en el electrónico, el brasileño, pensativo y con los brazos en jarra, se quedó sin recursos y vio cómo se le escapaba el partido (94-81).