Los "días interminables y agotadores" de Tiago Splitter en sus primeros años en Baskonia: "Llegó muy blando y acababa con la lengua fuera..."
El técnico de Paris Basketball regresa a Vitoria-Gasteiz, donde dio sus primeros pasos en el baloncesto español y se convirtió en ídolo.
Tiago Splitter (39 años) vuelve a casa. Lo hace como jefe de operaciones de Paris Basketball, una de las revelaciones de la temporada en el baloncesto europeo y actual líder de la Euroliga con un balance de once victorias y cinco derrotas. El brasileño, que se formó en Baskonia y dio sus primeros pasos en la ACB en Vitoria-Gasteiz, regresa a la capital vasca este viernes (20:30), protagonista y nombre propio del duelo de alto voltaje que enfrentará a vitorianos y parisino en el Buesa Arena.
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Su desembarco en Baskonia tuvo lugar en la temporada 2000-01, cuando la entidad vitoriana, en aquel entonces TAU Cerámica, se fijó en él gracias al "buen ojo" de uno de los ojeadores de la entidad: "Era un torneo cadete en Chile y Tiago jugaba con la selección brasileña... Lo hizo muy bien, tenía 15 años, era muy joven y ya apuntaba alto". Su "estatura (entre 2.07m y 2.10m) y buena educación" le sirvieron como carta de presentación y Splitter, avalado por "una cabeza muy bien amueblada", pronto se convirtió en uno de los jugadores con mayor proyección a nivel nacional. "Venía de una familia muy educada y sabía a lo que quería dedicarse", menciona Javi Buesa, amigo del técnico de Paris Basketball desde la pubertad.
Aunque llegó a Baskonia "verde y blando, muy blando", no dudó en probar suerte a préstamo en Bilbao Basket, en aquel entonces en LEF2, una categoría por debajo de Baskonia. Sus estadísticas e impacto no se hicieron esperar y el brasileño, esta vez en Vizcaya y como hombre de negro, consiguió una media de 11 puntos, cinco rebotes y dos tapones en sus primeros meses en Miribilla. "Tuvo que esperar dos años para obtener la doble nacionalidad y jugar en Vitoria en la ACB, por eso Bilbao Basket fue tan importante para él... Era una de sus primeras tomas de contacto con el baloncesto español y sabía que tenía que hacerlo bien", recuerdan formadores de la entidad gasteiztarra que acompañaron al de Santa Catarina en sus inicios.
Además de sus condiciones de base ("su altura, juego de pies en la pintura... tenía mucho potencial") y forma de ser ("era muy educado, sabía lo que tenía que hacer para conseguir lo que quería"), quienes mejor le conocen resaltan una frase por encima del resto: "Jugar en la NBA ha pasado de ser mi sueño a mi objetivo". La dijo Tiago Splitter en una de sus primeras entrevistas en España, en un artículo que advertía de su potencial y, también, de su principal área de mejora: "Que un chaval de 16 años diga eso con esa convicción te hace hacerte más o menos una idea de sus aspiraciones, mentalidad... Siempre ha sido diferente en eso, un fuera de serie. Sufría un poco en lo físico, en los entrenamientos en el gimnasio en los que acababa con la lengua fuera". Precisamente esa ambición, trabajada de manera conjunta con su padre, dedicado a la abogacía, y a su madre, profesora, le permitió hacerse un hueco, aunque con matices, en la primera plantilla de Baskonia en la temporada 2003-04.
Doble nacionalidad y «días interminables y agotadores»
En la temporada 03-04, Splitter asomó la cabeza en el primer equipo de Baskonia y logró sumar minutos únicamente en competición europea. En ACB, al exceder el club vitoriano el número de extranjeros permitidos, tuvo que esperar un curso más, hasta el 04-05. "Sus padres le inculcaron desde muy pequeñito la importancia de centrarse también en los estudios, de no dejarlos de lado, y él lo llevó a cabo de una manera brillante", mencionan desde Corazonistas, donde estudió un año y se formó su particular kuadrilla [grupo de amigos].
Ese curso académico en el que hizo frente a entrenamientos, clases y partidos fue "agotador, eran días agotadores e interminables para todos": se levantaba a las 7 de la mañana para acudir a clase hasta las 13:05 horas; después, realizaba diferentes ejercicios con pesas en el gimnasio antes de comer y volver al colegio de 15:30 a 17:30; una hora después, a las 18:30, volvía al gimnasio para afrontar una sesión de más de dos horas que ponía el broche final a su día.
Durante sus primeros años en Vitoria-Gasteiz conoció a Iñaki Iriarte, con quien todavía conserva relación y a quien, durante su etapa en la NBA, invitó en más de una ocasión a conocer San Antonio. "Era como su segundo padre, Tiago siempre le ha tenido mucho cariño", apostillan sus amigos. El formador vitoriano, que ha trabajado junto a otros jóvenes prometedores como Pablo Prigioni, Ilimane Diop o Tadas Sedekerskis metió "muchas horas con él [haciendo alusión a Splitter] y la relación fue a más". Se dedicó, durante muchos años, "a trabajar la técnica individual de la gente becada", como él mismo reconoció en una entrevista a Gasteiz Hoy.
"Los entrenamientos con Iñaki sirvieron de mucho a Tiago, que maduró rapidísimo en Vitoria. Sabía dedicarle tiempo a todo y era consciente de que era importante que tuviese un grupo de amigos con el que salir a tomarse algo, a comer fuera...", expone Javi Buesa. Dos de los principales 'culpables' de que la adaptación del interior brasileño fuese sobre ruedas y no se demorase en exceso fueron Pablo Prigioni, el "sargento del vestuario", y Scola, que "encarnó a la perfección en lo que Splitter se quería convertir".
A la par que Tiago Splitter, que aterrizó en Vitoria-Gasteiz en enero del 2000, Baskonia también incorporó a Miguel Ángel Pichardo, promesa del baloncesto dominicano que desarrolló gran parte de su carrera en Portugal, CB Valls y Baloncesto Badajoz, y Tiago Da Luz, "un brasileño que no funcionó". No obstante, el ahora técnico de Paris Basketball "era especial por muchas cosas": "Su mentalidad le ha llevado a conseguir todo lo que ha conseguido... Sin tener madera de entrenador, ahí está".
"Los mejores jugadores a los que he entrenado han sido Tiago Splitter y Pablo Laso", agregó Iriarte en la entrevista a Gasteiz Hoy. Curiosamente, ambos ocuparán los banquillos del Buesa Arena este viernes, en el duelo de alto voltaje que enfrenta a Baskonia y Paris Basketball en una nueva jornada —la última de 2024— de la máxima competición continental. En el caso del brasileño, además, su vuelta a la capital vasca se produce sólo unos meses después de que el conjunto gasteiztarra retirase su dorsal, el 21, que cuelga ya del techo del feudo baskonista junto al de otras leyendas como Pablo Prigioni (5), Luis Scola (4), Sergi Vidal (9) o Igor Rakocevic (8).