Yo jugué (y crecí) con el "imberbe" Tiago Splitter: "No podía salir al patio porque la gente se abalanzaba a pedirle fotos, autógrafos..."
Amigos y excompañeros del que fue pívot de Baskonia, ahora entrenador del Paris, recuerdan sus primeros años en el baloncesto español.
Tiago Splitter (Santa Catarina, Brasil, 1985) afronta este viernes (20:30) un partido especial. El que fue pívot de Baskonia o de los San Antonio Spurs de la NBA regresa a España, donde desarrolló parte importante de su carrera, para poner a prueba al FC Barcelona de Joan Peñarroya en una nueva fecha de la Euroliga. Lo hace, eso sí, como entrenador del Paris Basketball, después de anunciar su temprana retirada en 2018, mermado por una lesión de cadera que le impidió jugar durante algo más de diez meses. "Es una pena que tuviese que decir adiós al baloncesto así, por una lesión...", reflexiona Javi Buesa, uno de los primeros amigos que hizo el brasileño en Vitoria-Gasteiz, donde llegó en el año 2000.
Su etapa en Baskonia, club en el que aterrizó con sólo 15 años y "muchos sueños por cumplir", marcó un antes y un después en su vida: "Recuerdo que llegó para la temporada 2000-01, y que también ficharon a otro brasileño que no funcionó, pero Tiago era especial. Venía de una familia muy educada y sabía a lo que quería dedicarse. Allí lo tenía todo a nivel familiar y económico. Tenía la cabeza muy bien amueblada, y eso le ayudó, porque sabía a qué venía a Vitoria y sabía, también, que no podía perder la cabeza". Su padre, dedicado "en cuerpo y alma" a la abogacía, y su madre, que ejercía como profesora, contribuyeron a la hora de que Tiago Splitter, todavía sin haber cumplido la mayoría de edad, mantuviese los pies en el suelo. "Siempre han estado muy unidos y se han apoyado mucho", recuerdan desde Corazonistas, colegio en el que estudió.
Su padre, además, era el encargado de recordar a Tiago la importancia de los estudios. "Le dijo [su padre] que tenía que estudiar y aprobar, porque si no lo hacía se volvía a Brasil. En ese sentido, siempre le han exigido bastante. Lo que tenía en casa le ayudó a ser más maduro, a centrarse en lo importante y a ser disciplinado en sus entrenamientos y estudios". Splitter y Javi Buesa, que también se dedicó al baloncesto, se conocieron gracias a Iñaki Iriarte, entrenador del que el pívot brasileño guarda un "magnífico recuerdo" por sus conocidos entrenamientos de técnica individual por los que también han pasado, por ejemplo, Pablo Prigioni, Tadas Sedekerskis o Ilimane Diop.
"Iñaki nos pidió a mi cuadrilla y a mí, que nos conocía, que acogiésemos a Tiago y le permitiésemos disfrutar también del ocio, que conociese el exterior, el mundo y lo que pasaba con la gente de fuera. Nos pidió que le tuviésemos entretenido, que le acompañásemos a tomarse un refresco o a salir un poco", revive Javi Buesa, que todavía mantiene relación con Tiago Splitter, a quien, normalmente, ve "durante el verano porque siempre suele venir a España, ya sea a Vitoria o a Málaga", donde residen sus hijos. Con sólo 15 años, Splitter gestionó el cambio de país, cultura y amigos de manera "excepcional", con sólo un obstáculo: "Lo que más le costó sobrellevar fue que, al final, era un chaval de 2,11 con una cara de niño espectacular y eso siempre llama la atención. Se nos acercaba la gente, le pedían fotos, autógrafos... No terminaba de estar del todo a gusto en esas situaciones, aunque siempre atendía a la gente y, en esas situaciones, sabía marcar muy bien los tiempos".
"Cuando salíamos de fiesta sabía que antes de las dos se tenía que ir... Para eso era un fenómeno y tenía una cabeza privilegiada"
Amigo de Tiago SplitterDe entre todos esos paseos que suponían un baño de masas para Splitter y sus acompañantes, Javi Buesa se detiene en uno de ellos: "Le gustaba mucho ir a comer al restaurante Elkartetxe en la calle San Prudencio [una de las más concurridas y céntricas de Vitoria-Gasteiz] y el paseo hasta allí era como un pase de modelos, con la gente mirando a dos o tres tíos de más de dos metros [risas]. Y, claro, Tiago en aquel momento tenía 16 años. Era complicado, pero lo gestionó muy bien". Y, además, recuerda la "cabeza privilegiada" del brasileño, que no escatimaba en salir de fiesta, pero "siempre se retiraba a tiempo": "Sabía que a la una o como muy tarde a las dos se tenía que ir a casa cuando salíamos de fiesta. Para eso era un fenómeno".
"Imberbe" y "centrado", logró debutar en ACB con sólo 15 años en su primera campaña con la elástica baskonista. Precisamente eso, su temprano estreno con el conjunto vitoriano, desató el furor en Vitoria-Gasteiz y, sobre todo, en Corazonistas, su colegio: "A veces no podía salir al patio porque la gente se le abalanzaba a pedirle fotos, una firma, autógrafos...". En cuanto al idioma, principal barrera para un brasileño que, sin cumplir la mayoría de edad, deja su país para probar suerte en España, "aprendió rápido, muy rápido". Corazonistas, como suele hacer con los jugadores de Baskonia o de su cantera que aterrizan en la ciudad sin saber castellano, le ofreció clases extraescolares impartidas por profesores del centro.
Su adaptación, en líneas generales, fue prácticamente inmediata, ya con kuadrilla [grupo de amigos] en Vitoria-Gasteiz y unas expectativas que hablaban del pívot brasileño como un talento generacional llamado a escribir con tinta de oro la historia de Baskonia. Y así fue. Aunque salió cedido en busca de minutos a Araba Gorago (temporada 00-01) y Bilbao Basket (entre 2001 y 2003), regresó ese mismo año a Vitoria -Gasteiz para volver a enfundarse la camiseta baskonista. Allí permaneció siete años, hasta 2010, cuando los San Antonio Spurs decidieron hacerse con sus servicios de manera definitiva (fue elegido en el Draft de 2007, pero siguió en Baskonia).
Generación de oro
Después de dejar atrás sus años de aclimatación a la ciudad, ya considerado vitoriano de adopción ("le encantaba Vitoria, el clima, todo..."), se hizo mayor y pasó a formar parte de un equipo en el que se le atribuyó el rol de pívot diferencial, avalado por su envergadura y más de dos metros. En los siete años en los que portó la camiseta de Baskonia, desde 2003 hasta 2010, coincidió con jugadores de la entidad y magnitud de Pablo Prigioni, Sergi Vidal, Igor Rakocevic, Serkan Erdoğan, Zoran Planinic o Mirza Teletovic. Todos ellos, Splitter incluido, dejaron su impronta y protagonizaron uno de los capítulos más ganadores de la historia reciente del club vitoriano.
"Recuerdo a Tiago como un muy buen compañero y amigo, con una energía siempre positiva y muy buena", reconoce Igor Rakocevic, con quien el pívot brasileño mantuvo un feeling especial sobre el parqué. "Teníamos intereses parecidos", añade el exjugador serbio, también ídolo en Vitoria-Gasteiz. En la capital del País Vasco, el 5 brasileño levantó dos ligas ACB (2008 y 2010), dos Copas del Rey (2006 y 2009) y cuatro Supercopas de España (2005, 2006, 2007 y 2008).
Además, también recibió sendos galardones individuales que reflejan su importancia en aquella generación, considerada, por muchos, la única en "plantar cara a Barça y Madrid, que eran los gallos de la competición": mejor quinteto de la ACB en 2010, MVP de la Supercopa de España en las ediciones de 2006 y 2007, seleccionado en el segundo quinteto ideal de la Euroliga en las temporadas 08-09 y 09-10, MVP de la final de la Liga ACB en la 09-10 y MVP de la Liga Regular en la 09-10. "En la cancha era trabajador, alguien que escuchaba y quería aprender, no ponía malas caras cuando se le decía cualquier cosa", señala José Manuel Calderón, que también estudió en Corazonistas y coincidió, en varias ocasiones, con Splitter.
Sergi Vidal, con quien Splitter compartió vestuario y generación dorada en el Buesa Arena, recuerda con especial cariño una anécdota: "Fue bonito poder levantar el título de ACB de 2008 juntos. Yo era el capitán y normalmente se hace solo, pero Tiago, Pablo Prigioni y yo éramos los supervivientes de la final que perdimos en la temporada 04-05 y teníamos esa espina clavada. Fueron muchos años juntos, así que les llamé para que vinieran a levantar el título conmigo, porque era importante para todos y ese momento había que estar juntos".
"A pesar de haber dejado muy joven su país y de haber vivido momentos personales muy duros, le encantaba lo que hacía"
Exjugador de baloncestoSu rendimiento en Baskonia, marcado por la consecución de numerosos títulos nacionales, le catapultó al escaparate de la NBA, con los San Antonio Spurs eligiéndole en el Draft de 2007. Tres temporadas después, en 2010, puso rumbo a Estados Unidos para cumplir su sueño: jugar y despuntar en la mejor liga del mundo. Lo hizo, eso sí, con "mucha pena" por dejar Vitoria-Gasteiz, "su segunda casa". Con un paso de un mes por Valencia Basket ("me sorprendió por su facilidad y efectividad, hacía que pareciera fácil", apostilla Víctor Claver) por el lockout de la NBA, Splitter permaneció cinco temporadas en San Antonio, desde 2010 hasta 2015. Entonces, ya con cierto bagaje en la NBA, se marchó a los Atlanta Hawks y, después, a los Philadelphia 76ers a cambio de Ersan Ilyasova, también con pasado en la ACB.
Pese a abandonar Baskonia y Vitoria-Gasteiz en 2010, mantuvo el contacto con su grupo de amigos y con algunos profesores con los que coincidió. De hecho, y a través de Javi Buesa, participó en una iniciativa de Corazonistas, su colegio, donando una camiseta de la selección de Brasil que, después, salió a subasta para recaudar fondos en un proyecto llamado Pro-Perú (planes de desarrollo en los que participa la Fundación Corazonistas). El centro escolar, del mismo modo, también cuenta en su museo con una camiseta del de Santa Catarina: "Siempre ha estado muy involucrado en esos proyectos y dispuesto a ayudar". Hace sólo unos meses, en mayo, el club alavés retiró su dorsal, el 21, que cuelga del techo del Buesa Arena junto al 8 de Rakocevic, el 5 de Prigioni, el 9 de Sergi Vidal y el 4 de Luis Scola.
Splitter, además, también mantiene una estrecha relación con Iñaki Iriarte ("es como su segundo padre"), uno de sus primeros entrenadores en Vitoria-Gasteiz. El propio interior brasileño compartió fotos con el alavés en Estados Unidos, en una de las últimas visitas que le hizo. "Tiago fue el primero, metí muchas horas con él y la relación personal fue a más. A mí lo que siempre me ha gustado es hacer gente. Me dediqué a la técnica individual de la gente becada", expuso el formador vitoriano en una entrevista a Gasteiz Hoy.
En 2018, lastrado por unas molestias en la cadera que le privaron de jugar durante diez meses, anunció su retirada con sólo 33 años y empezó a trabajar en los Brooklyn Nets como asistente, centrando su labor en entrenamientos individuales a los pívots del equipo. Además, se formó como General Manager, puesto que sus amigos de Vitoria-Gasteiz esperaban que desempeñase: "Ha ido poco a poco metiéndose en ese mundo, estudió lo de General Manager, que era lo que tenía pensado ser, pero le han salido otras oportunidades...".
«Poca madera» de entrenador y su momento más complicado
Después de trabajar como entrenador asistente de pívots y estudiar el curso de General Manager, el banquillo del Paris Basketball se convirtió en el siguiente reto de Tiago Splitter. El club francés, en julio de 2024, se hizo con sus servicios y le otorgó las llaves de la primera plantilla... pese a tener "poca madera de entrenador", como sus amigos de Vitoria-Gasteiz y algunos de sus excompañeros coinciden. "Tiago nunca dijo que quisiera ser entrenador, al menos a mí. Yo pensaba que, al acabar su carrera, volvería a Brasil, a su casa, pero está haciendo muy buen trabajo", opina Igor Rakocevic.
El Paris Basketball que capitanea Splitter marcha tercero en la liga francesa por detrás de ASVEL Lyon-Villeurbanne (2º) y Cholet (1º) y quinto en Euroliga, con un bagaje de seis triunfos y tres derrotas en los nueve primeros envites de la máxima competición continental. "Yo nunca le he visto madera de entrenador, pero en París han confiado mucho en él y lo está haciendo muy bien. No veía esa faceta de entrenador que ahora tiene", resume su amigo Javi Buesa.
Uros Dragicevic, técnico asistente del Mónaco de la liga francesa que ya se ha enfrentado al Paris Basketball de Tiago Splitter, desgrana su personalidad en el banquillo: "Primero, es un entrenador muy educado. Fuera de la cancha no te puedo decir ninguna cosa mala de él. Es un tío que respeta mucho a los equipos contrarios. Se relaciona con todo el mundo. Es bastante cercano, bastante abierto con el jugador". Del mismo modo, y ahondando en las especulaciones previas a su desembarco en la LNB Pro A que hablaban de él como un entrenador "inexperto", asegura: "Todo el mundo esperaba que iba a fracasar, pero yo creo que se adaptó bastante bien. Se ve el cambio entre las primeras jornadas, donde él pedía challenge y tiempo muerto en las fases donde no puedes pedir por su experiencia en NBA, pero ya ha cambiado".
"Splitter respeta mucho a los equipos contrarios y es bastante abierto con el jugador"
Entrenador asistente del MónacoAhora todo son buenas noticias para Splitter y el Paris Basketball, que superó a Zalgiris (83-77) en el último encuentro de Euroliga disputado hasta la fecha, consolidándose como una de las revelaciones de la competición. Sin embargo, uno de los momentos más complicados para el pívot brasileño se remonta a febrero de 2009, año en el que falleció su hermana Michelle, aquejada de una leucemia que padeció desde los 15: "Tiago siempre ha sido muy discreto, pero sí que lo pasó mal. Además, él estaba fuera [en Vitoria-Gasteiz] y no podía estar con su familia, que estaba sufriendo mucho".
Compañeros de equipo de Splitter en aquel momento como Sergi Vidal recuerdan que pasó por situaciones personales "muy duras", haciendo alusión a la importante pérdida que sufrió con sólo 24 años, justo antes de disputar la Copa del Rey en Madrid con Baskonia. En aquel torneo, Splitter contó con el apoyo de sus padres: "Vinieron a verlo y, nada más ganar la final [Baskonia se impuso a Unicaja], se abrazó a su familia. Hubo una mezcla de emociones y de recuerdo hacia su hermana muy fuerte".
Este viernes, Splitter vuelve a España, ya con una barba por momentos frondosa que contrasta con la "pelusilla" que solía acompañarle en sus primeros años en Vitoria-Gasteiz. Con una carrera con más altos que bajos a sus espaldas, y las lesiones como principal barrera, su primera aventura en los banquillos ha empezado de manera inmejorable: el brasileño, a sus 39 años, ya es uno de los técnicos más destacados de las nueve primeras jornadas de la Euroliga. "¿Como Dusko? No, soy flojo de cojones, han tenido suerte", dijo el de Santa Catarina hace unas semanas en el programa Kiroleros.