La reflexión de Amaya Valdemoro que explica el 'vacío' que hay en el vestuario del Real Madrid: "Hay que seguir al líder y el líder es Sergio Llull"

El Real Madrid volvió a despertar dudas en la primera mitad del partido ante Zalgiris Kaunas. Al descanso, el equipo de Chus Mateo encajaba un severo parcial de 38-54, con una lluvia de triples del rival y una sensación de desquicie por la actuación arbitral. Un marcador fatal en casa, que incluso provocó algún silbido del público que, eso sí, lo pagó más con los colegiados. Sin embargo, la sensación baloncestística del equipo no era adecuada y se imponía sobre la cancha la frustración de sus protagonistas.

Tras sonar la bocina, Amaya Valdemoro, comentarista de Movistar Plus+, realizó en antena una profunda reflexión que se extendió durante varios minutos. En ella, profundizaba sobre el vestuario del Real Madrid. Como viene informando Relevo, hay una especie de vacío desde la marcha de Rudy Fernández y Sergio Rodríguez, dos de los pesos pesados.

Su adiós empoderó todavía más a Sergio Llull, que se ha quedado como uno de los pocos veteranos en una plantilla con muchos jugadores nuevos y un cambio de roles. Dzanan Musa y Mario Hezonja, de los que más llevan y jugadores clave sobre la cancha, están tratando de ejercer su liderazgo también de cara a los compañeros. Pero a este Real Madrid no le están terminando de salir las cosas en la cancha y las derrotas han despertado la cara más enfadada de algunos de ellos.

"Para mí el problema no son los tiros libres, el problema es que tienen el perfecto ejemplo de Sergi Llull. Un tío que es veterano, que no tiene las piernas que tenía antes y es el único que no se está yendo del partido, que está remando a contracorriente y el único que de verdad está poniendo corazón, carisma, alma, su baloncesto ante todo. El único que está jugando con cabeza", considera Valdemoro.

La primera mitad de Sergio Llull fue excelente, con doce puntos, tres triples y, sobre todo, esa demostración de que no le quema el balón cuando el marcador aprieta. Precisamente en eso se centraba Amaya Valdemoro, en abordar los tiros decisivos y no esconderse pese a que la marea engulla. No es solo una demostración de coraje, también la tranquilidad de saber gestionar errores arbitrales o líos: "Tienen que dejar de hacer faltas que no valen para nada, como la tercera del Facu. Todo esto viene de la angustia, del mal juego. Son jugadores que tienen que tratar de tener la cabeza fría y olvidarse de que esto al final repercute en los minutos finales".

En ello también puso de ejemplo a Sergio Llull, un jugador caliente, pero con el temple suficiente para no perder los nervios y, sobre todo, que su equipo no los pierda: "El claro ejemplo de lo que es ser jugador del Madrid lo tienen en el capitán. Tienen que intentar seguir a su líder y su líder es Sergio Llull. Aunque sea el más mayor, aunque no meta tantos puntos, esa es la realidad. Cuando las cosas vienen fatal el jugador se angustia, se atemoriza, le entra el miedo. Y eso es así. Más cuando te están lloviendo triples por todos lados. Es jugar con el corazón y tener cabeza. Al final el baloncesto vuelve, pero tienen que ser más equipo que nunca y olvidarse de lo que han fallado".

Llull continúa siendo un jugador clave para Chus Mateo, aunque, por supuesto, no es el de antes. El de Mahón es uno de los principales anotadores de la segunda unidad y ha afrontado las labores de base en el tiempo de baja de Andrés Feliz. De hecho, para la exjugadora, su ejemplo es el que enamora al WiZink Center: "Cuando un jugador lo da todo la gente lo nota. Ese es el resumen. El público y el rival dirá: 'Ole tú'. Y ya está".

Lejos de lo que es el liderazgo, la comentarista de Movistar cerró con un problema baloncestístico: el rebote. Y, de la mano, la actitud en la pelea por el rebote: "Hay que ir a muerte a por el rebote. El rebote es vida y control. Si no las metes, te dejas la vida en el rebote y ya está. Igual no hay tanta gente en el '5', pero tienen aleros poderosísimos que tienen que ir a muerte. Y si tienes que dar un mamporro lo das en el rebote y subes el nivel físico. A partir de ahí empiezas a crecer. Eso haría yo como jugadora, nunca he querido sacarme el curso de entrenadora".

Una reflexión al aire que refleja el momento del Real Madrid. Un equipo que no termina de encontrarse y que busca antes que nada un control sobre las emociones y el liderazgo tan necesario para una plantilla que todavía aspira a todo.