EUROLIGA

Una crisis no vista desde hace 22 años pone en jaque la planificación del Real Madrid

Hay que remontarse a la temporada 2002-2003, en la que no pasó de la primera fase, para encontrar estos números en Euroliga. El equipo acusa la falta de una segunda unidad.

Caras de circunstancia en los jugadores del Real Madrid tras la derrota ante el Fenerbahçe. /AFP/THOMAS COEX
Caras de circunstancia en los jugadores del Real Madrid tras la derrota ante el Fenerbahçe. AFP/THOMAS COEX
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Seis victorias y ocho derrotas en las 14 primeras jornadas de la Euroliga. O, lo que es lo mismo, una derrota más que en toda la temporada pasada. La situación del Real Madrid es crítica. Tanto que hay que remontarse 22 años atrás para encontrar una racha de resultados igual o peor a la de ahora del equipo blanco en las 14 primeras jornadas de la competición continental. Fue en la temporada 2002-2003, con Javier Imbroda al frente del banquillo, cuando el conjunto madridista firmó también ocho derrotas en las 14 primeras citas europeas. Unos resultados que acabaron derivando en que el Real Madrid ni siquiera pasase de la primera ronda del entonces formato de la competición europea.

Al equipo de Chus Mateo le están pasando demasiada factura los cambios esta temporada. Tanto que en el global de lo que va de temporada, incluida la competición doméstica y la Supercopa, acumula un pobre 13-14 en victorias y derrotas. Y no es algo que se vea sólo dentro del vestuario, sino que incluso los entrenadores rivales lo han llegado a comentar. "Es que si piensas en quién se ha ido del equipo este verano es gente que puede ser un quinteto titular para ganar la Euroliga", explicaba el técnico del Fenerbahçe, Saras Jasikevicius, tras imponerse al Real Madrid en el WiZink Center (70-82).

"Chacho, Rudy, Poirier y Yabusele... con esta gente tienes opciones de ganar la Euroliga. Y pensando en Chacho, Rudy, lo que significaban en el vestuario cada día... la gente así es muy difícil de encontrar ahora mismo. Son ganadores natos", explicaba el técnico lituano tras asaltar el WiZink. Y si a esas bajas se le añaden que los recambios tampoco están a la altura, todo se multiplica.

La reflexión de Saras Jasikevicius sobre la vulnerabilidad del Real Madrid. N. G. M.

El Real Madrid no cuenta con una segunda unidad de garantías. Y estando en el mes de diciembre, más allá de las lesiones que han tenido en el dique seco a algunos jugadores, como Andrés Feliz y, sobre todo, Usman Garuba, esto es un problema de base que deja en evidencia la planificación deportiva del verano. Esa que tenía que encontrar piezas para suplir bajas significativas y que, vistos los resultados, ha quedado claro que no ha cumplido hasta la fecha. Y ante el Fenerbahçe se pudo ver un ejemplo de ello.

El Real Madrid sólo mantuvo cierta solidez cuando estaban en pista los cinco jugadores que ya estaban el año pasado: Facundo Campazzo, Dzanan Musa, Mario Hezonja, Gaby Deck y Edy Tavares. El quinteto con el que empezó -y bien- el partido y el que en cuanto empezó a cambiarse... se echó totalmente de menos. Y esto es un gran problema que viene viéndose desde el inicio con esas minutadas de algunos de estos jugadores, porque está claro que sin ellos, los blancos no son capaces de saber a qué tienen que jugar. De hecho, cuando Chus Mateo rotó y dio entrada a pista a la segunda unidad, perdieron la buena renta de ocho puntos (20-12 acabó el primer periodo) nada más empezar el segundo cuarto.

Es más, si se miran las estadísticas se comprueba que salvo Hezonja, que además fue eliminado por doble técnica al recibir ambas en una misma protesta, tras uno de sus cortocircuitos, los otros cuatro son los únicos jugadores del Real Madrid con un +- positivo. Y, de nuevo, tres jugadores superaron los 28 minutos de juego: Hezonja, Campazzo y Tavares, estos dos últimos siendo piezas absolutamente claves que dejan demasiado vacío cuando no están sobre el parqué porque no hay recambios de garantías para ellos.

"Hemos empezado el partido en la línea que hubiéramos deseado que continuara, pero es cierto que la defensa del Fenerbahçe nos ha hecho mucho daño cuando ha empezado a cambiar y no hemos sido capaces de leerlo con clarividencia y nos ha puesto muchos problemas en nuestro ataque y ha sido el mayor problema", decía Chus Mateo, que explicaba que este año no están teniendo la fluidez a la que acostumbraban.

Chus Mateo sobre la situación del equipo. N. G. M.

"Este año da la sensación de que la fluidez con la que jugábamos el año pasado, esa capacidad de pasarnos el balón no está siendo la misma y eso repercute en la capacidad de generar puntos y generar juego. Y eso repercute también en la defensa: si no anotas, es más fácil que te corran, que estés descolocado y eso nos ha pasado", explicaba el técnico blanco. Y la realidad es que ahí es uno de los aspectos donde, ya no sólo es que echen de menos a los jugadores que han salido, sino que los que han llegado no cumplen ni en ataque ni en defensa. Véase Feliz, que no termina de estar cómodo ni de generar bien juego; Rathan-Mayes que se presuponía un tirador y tampoco aparece en el equipo blanco; o Ibaka para mantener a buen recaudo la zona.

"Seguramente no tenemos el momento de forma de algunos jugadores que puedan entrar en pintura como entrábamos el año pasado. Está claro que son jugadores diferentes y tenemos que encontrarlos de otra forma. La generación de juego muchas veces se produce desde la penetración, los cortes, el uno contra uno, el poste bajo, la salida de bloqueo... Y estamos buscando la forma para generar más juego, no solamente desde el pick and roll, que es una de las formas características que hemos tenido. Tenemos que darle vueltas para saber cómo es la mejor manera", indicaba Chus Mateo. Y el problema es que llegar a diciembre, con más de un tercio de las competiciones superado, sin haber dado con la tecla ya sí que es alarmante. Sobre todo, cuando las sensaciones no acompañan.

Tras la derrota ante el Fenerbahçe, la tercera en sólo cinco días, las caras largas eran la tónica general en la plantilla. Seriedad, pocas palabras y ambiente tenso teñían los pasillos de los vestuarios, a donde precisamente el domingo tienen que volver ante el hasta ahora hueso más duro de la Liga Endesa: el Unicaja. Un rival que ya les ganó la Supercopa y que puede ser puntilla a un Real Madrid que claramente está en crisis y que ahora en Euroliga ocupa el puesto número 13 de la clasificación. Tres por debajo del corte del playin a falta de que finalice la jornada. Porque este viernes, de ganar el ASVEL, empataría a los blancos con 6-8, pero los pasaría en la tabla al tenerles ganado el average particular.

El runrún con la plantilla era algo que ha estado presente en el vestuario blanco desde que empezó la temporada. Sobre todo, tras la salida de Gerschon Yabusele y el que no llegase nadie para sustituirle. Y la realidad es que a día de hoy ese runrún ya es una realidad tangible -como lo fueron los pitos en el WiZink Center este jueves- que o mejora en los próximos días o puede hacer que empiece un baile de piezas dentro del equipo blanco para evitar que esté abocado a repetir la historia de hace 22 años.