La dicotomía de Sergio Scariolo y el baloncesto español, entre el optimismo de una nueva generación y la situación del jugador nacional
El seleccionador nacional, que alertó sobre el peligro que conlleva el escaso protagonismo del jugador español, es el encargado de llevar las riendas del futuro que ve con ilusión.
El año 2024 ha bajado el telón en el baloncesto español con el dulce sabor de boca que dejó en el paladar la plata conquistada por Vega Gimeno, Gracia de Alonso, Juana Camilión y Sandra Ygueravide en el 3x3 de los Juegos de París. Una cita en la que las dos selecciones de 5x5 se quedaron fuera de la lucha por las medallas tras caer en cuartos en el cuadro femenino y quedarse fuera de los cruces por un punto el equipo masculino. Una derrota que suponía la retirada de Rudy Fernández y, con ella, el cierre definitivo a una época dorada en el baloncesto español.
Una era que desde el banquillo estuvo liderada por un Sergio Scariolo (cuatro oros continentales, un Mundial y dos medallas olímpicas conforman su espectacular hoja de servicio) que no se ha bajado del carro a las primeras de cambio. Todo lo contrario. El técnico de Brescia quiere liderar el nuevo proyecto de la Selección y el pasado mes de mayo anunciaba su renovación por un nuevo ciclo olímpico con un equipo nacional, al que ve con ilusión y prudencia a partes iguales.
"El futuro a corto plazo, lo sabemos todos perfectamente, es un futuro donde tenemos que sufrir, donde tenemos que luchar a muerte para competir, donde tenemos que superarnos, sacar lo máximo de la generación actual, porque esta generación todavía asegura un rendimiento más alto del que, en este momento, aseguran las generaciones venideras", reconoce el seleccionador nacional, contestando a la pregunta de Relevo.
"A largo plazo obviamente hay una expectativa, una expectativa de volumen de talento superior y tenemos que ver cómo se desarrollarán. Sobre todo los caracteres, las personalidades, qué experiencias podrán sumar para madurar, para cometer sus errores, para corregir sus errores, para subir peldaños en la escalera de la importancia para ser jugadores de responsabilidad, que se tienen que jugar las posesiones importantes y que tienen que ser los jugadores importantes dentro de su equipo", reconoce un Scariolo que espera encontrar en estos jóvenes las piezas para sustentar el futuro del equipo nacional.
"La cuestión no es tener una buena clase media, porque eso sí que la tenemos y la tendremos, no tengo ninguna duda. La cuestión es tener jugadores top, de altísimo nivel internacional, que son capaces de marcar diferencia y que son capaces de hacer ganar medallas y títulos. Esa es la diferencia y eso todavía, honestamente, es imposible preverlo".
"La cuestión es tener jugadores top, de altísimo nivel internacional, que son capaces de marcar diferencia y que son capaces de hacer ganar medallas y títulos"
El técnico italiano sabe gestionar como pocos el talento y sacar el máximo rendimiento a sus jugadores. Especialmente, con la juventud. Por ello, junto a la FEB, diseñó el programa Golden Boys, por el que los jugadores de categorías inferiores entran a formar parte de los entrenamientos de la Absoluta, para ir conviviendo con los mayores y entrar, poco a poco, en la dinámica de una Selección que ya ha abierto sus puertas a jugadores como Izan Almansa, Mario Saint-Supery, Rafa Villar o Sergio de Larrea.
📹 Así vivieron los Golden Boys su debut con #LaFamilia 🙌
— Baloncesto España (@BaloncestoESP) January 2, 2025
Sensaciones, consejos, referentes, la pocha... @M_SaintSupery, @Laaarry_14, @izanalmansa y Rafa Villar nos los cuentan TODO 😇#SomosEquipo pic.twitter.com/f7bH4svvUe
Jóvenes aunque sobradamente talentosos. Eso sí, la calidad hay que saber gestionarla, igual que las expectativas. "Es una parte fundamental de la maduración de un jugador saber manejar un poco este tipo de presiones, pero este no es el momento de la presión. Estos chavales están en una fase idílica, en la que están empezando a jugar, en la que todo el mundo está encantado, en cuanto juegan algún buen partido todo el mundo está feliz", recuerda el técnico más laureado en la historia de la Selección que, sin embargo, no se deja llevar por el optimismo exagerado.
"El problema será cuando la exigencia de que tengan continuidad de rendimiento, de que sean los jugadores que hacen ganar a sus equipos, de que metan la canasta decisiva. Ya serán expectativas y eso ya será otra cosa, pero todavía no estamos ahí", asegura un Scariolo que apunta también al peso que puede suponer para estos chicos jugar en el equipo nacional. "La Selección no es una piscina sin agua, en la que uno se tira y no pasa nada, porque si se tira y se rompe la cabeza se puede hacer mucho daño en cuestión de quemarse y degenerar una sensación de no estar de este nivel, cuando, sin embargo, no están todavía ahí".
"La Selección no es una piscina sin agua, en la que uno se tira y no pasa nada, porque si se tira y se rompe la cabeza se puede hacer mucho daño en cuestión de quemarse y degenerar una sensación de no estar de este nivel"
El técnico sabe que, pese a las ilusiones generadas, correr es el peor de los enemigos: "Hay que darle los roles que puedan asumir, tomando algo de riesgo, por supuesto, pero calculando y midiendo bien, porque esta es una Selección que tiene una obligación de ser competitiva y de dar la cara como ha sido en los dos últimos campeonatos en los que nos hemos quedado a las puertas de los primeros ocho, pero hemos dado claramente una sensación de competitividad y de exprimir el máximo de lo que teníamos. Esa es la realidad de la Selección y eso quiere decir que las expectativas hay que dimensionarlas correctamente en función del crecimiento de estos jugadores".
Jugadores que tienen ante sí un futuro prometedor. Un mañana en el que Scariolo ha querido ser parte importante y, por ello, ha renovado su compromiso con el equipo nacional. Sin embargo, para ser importante en la Selección, también tienen que ser importantes en sus equipos y para ello tiene que haber un cambio con respecto a la tendencia vivida en los últimos años y en la que el jugador español ha perdido protagonismo como referencia en sus equipos. Algo que el propio Scariolo apuntó en el acto en el que se hizo oficial su renovación el pasado mes de mayo: "Estamos en el momento más difícil desde 2009. Es una situación de emergencia. Me gustaría revertir la tendencia de la importancia del jugador español, que ha llegado a datos preocupantes".
No son sólo palabras. Al llamamiento de Scariolo le acompañan los datos, que van bajando temporada a temporada. Sólo hay que echar un vistazo a los números de este curso. En ACB hay que bajar hasta el puesto 31 para encontrar al primer jugador nacional en número de minutos jugados. Se trata de Santi Yusta, héroe de las últimas Ventanas con una canasta milagro en Eslovaquia. Una lista en la que entres sus primeros 50 sólo hay otro español, el también internacional Oriol Paulí, en el puesto 49. Y la cosa no mejora mucho más si hablamos de valoración: Fran Guerra (11º), Jaime Pradilla (48º), Willy Hernangómez (49º) y Joel Parra (50º).
"Tengo un deseo: poder invertir la pérdida de protagonismo del jugador español. Es dramático", apostillaba el seleccionador nacional el pasado mes de mayo. "También tenemos recuperar protagonismo en la NBA. Hay margen para cambiar la corriente, pero hace falta un esfuerzo por parte de todo el mundo. Ojalá podamos ver pronto a los jugadores españoles volviendo a jugar 25 minutos por partido, los últimos cuartos, siendo protagonistas en la NBA".
Y ahí vuelven a aparecer los datos. Sólo Santi Aldama mantiene la enseña nacional en la mejor liga del mundo, mientras que, en la Euroliga, máxima competición continental, sólo Juancho Hernángomez tiene cierto protagonismo, siendo el jugador más utilizado en el equipo campeón de Europa, el Panathinaikos. En Eurocup Pradilla es el sexto jugador más utilizado en la competición. Números que no invitan precisamente al optimismo.
"Hemos pasado de ser uno de los países no americanos que daban más jugadores a la NBA y a la Euroliga, jugadores importantes incluso, a ser uno de los que menos en el panorama de los países de cierto nivel. Y eso que los clubes siguen trabajando bien y que invierten, tienen muy buenos entrenadores, tienen pasión, pero cada vez hay más países representados dentro de los beneficiarios de este trabajo que antes era casi exclusivo de la selección española", reflexiona Scariolo sobre el desarrollo de jugadores actualmente en los clubes.
"Esta regresión no ha sido una cuestión de un día, porque llevamos años evidenciándolo, diciéndolo, avisándolo y dándonos cuenta. Esto no es que de repente, de la noche a la mañana, nos hemos encontrado casi sin jugadores españoles en puestos de gran peso en la NBA y la Euroliga. Esto ha sido fruto de una bajada progresiva en los últimos diez años, porque realmente las consecuencias se ven con el tiempo. Y eso lo mismo va a ser al revés. Si finalmente, como yo veo, hay más disponibilidad o más presencia de jugadores españoles, porque se lo están mereciendo, que pueden hacerse hueco, primero en la ACB y luego, ojalá, en la Euroliga y en la NBA".
Pero esto no pasa de un día para otro: "Esto no es que de repente en un año nos convertiremos otra vez en el equipo que tenía más jugadores NBA no americanos o canadienses o franceses. O que volveremos a ser lo mismo o con jugadores que están entre los primeros en minutos, anotación, rebote o asistencias de Euroliga. Eso va a ser tema de años, porque, repito, que esto de cara a la Selección, el nivel de la Selección, lo marcan los tops, no lo marca la clase media. Hay que tener la suerte o hacer lo que está en nuestras manos para que estos jugadores vayan asumiendo características de decisividad, de marcar diferencias en tres, cuatro o cinco jugadores como antes".
"Hay que tener la suerte o hacer lo que está en nuestras manos para que estos jugadores vayan asumiendo características de decisividad, de marcar diferencias en tres, cuatro o cinco jugadores como antes"
¿Y para ello cómo hay que actuar para volver a la situación anterior? "A corto plazo, yo lo que veo es que, lo primero, hay que darse cuenta de que el cuidado de los que terminan en categorías inferiores, que antes era mucho más fácil terminar con 18 años y ya estar preparado para jugar en un primer equipo, ahora no es así. Ahora hay que tener la capacidad de alargar este cuidado con competiciones o con norma. Hay que permitir que los jugadores, que son la grandísima mayoría que con 18 años terminan su categoría junior pero no están preparados todavía -o no encuentran gente que les considere preparados- para poder competir en una liga importante, puedan tener oportunidad de seguir su formación y seguir su progresión, pero compitiendo en competiciones atractivas, difíciles, con repercusión mediática, con presión y público. Y eso pasa por tener imaginación a la hora de generar estos recursos".
Esa es la palabra clave para trazar el futuro del baloncesto español: creatividad. "Es el momento de tener imaginación y capacidad de innovación para generar recursos, y eso se trata de rascarse el bolsillo entre todos, para que el club pequeño siga estando motivado para generar jugadores aunque el club grande se los quite casi sin compensación. Y para que el club grande siga estando motivado para generar cantera y formar jugadores, aunque un equipo de la NCAA pueda llegar y quitárselo también casi sin compensación. Eso a corto plazo para, cuanto menos, tapar el agujero y hacer que podamos tener una base sin pérdidas sobre la cual volver a construir algo cuyos frutos se verán dentro de unos cuantos años".