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Tyson Fury pierde millones: Estados Unidos le prohíbe la entrada

El campeón mundial de boxeo estaba en los planes de WWE para su mayor evento del año, WrestleMania.

Tyson Fury haciendo su entrada en un show de WWE./WWE
Tyson Fury haciendo su entrada en un show de WWE. WWE
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

Tyson Fury es el boxeador número uno en este momento en lo que a la parcela de repercusión y ganancias se refiere. La derrota de Canelo Álvarez ante Bivol el pasado mayo, sumado al carisma del inglés, ha provocado que el 'Gipsy King' sea el más querido por la afición. En su último combate congregó 60.000 personas en el estadio y se embolsó alrededor de 40 millones de euros. 

La previsión es que en los primeros meses de 2023 se enfrente a Olek Usyk para unificar el peso pesado. Todo le va rodado, o al menos debería ser así, ya que hay aristas en su historia. La pelea de Usyk apunta a Oriente Medio ya que Estados Unidos es imposible ahora mismo para él.

Fury ya ha peleado en Estados Unidos, pero en abril recibió una sanción que afecta a otras 600 personas. En ese mes, el Departamento de Estado del país publicó una orden de busca y captura (la recompensa son 5 millones de dólares por ayudar a su detención) sobre Daniel Kinahan. Está acusado de ser el jefe de la mafia irlandesa. La relación entre Fury y Kinahan parece nula, pero no lo es. El irlandés fue el cofundador de la empresa de representación de boxeadores MTK. Con esa compañía trabajó Fury desde su regreso en 2018, pero Kinahan acabó su vinculación con ella en 2017.

Pese a que el lazo es mínimo, Estados Unidos hizo un listado de posibles personas relacionadas con Kinahan y la amplió sin miedos. De hecho, MTK tuvo que cerrar casi de manera inmediata por todo lo que suponía que uno de sus fundadores tuviese esa órden sobre sus hombros.

La prohibición de entrar a Estados Unidos es un lastre importante para cualquier boxeador de relevancia, aunque Fury lo está salvando con el tirón en su país y la entrada al deporte de los petrodólares. El principal punto en el que se está viendo perjudicado es en los negocios con WWE. La mayor empresa de wrestling del mundo y el boxeador llevan colaborando desde octubre de 2019. Fury ha disputado combates en Arabia Saudí y también tuvo gran protagonismo en Clash at the Castle, primer PPV celebrado en el continente europeo en 30 años. Fury gusta a la compañía y al púgil le motivan este tipo de apariciones. Además, económicamente es un gran negocio para ambos.

Con todo de cara, la WWE quería contar con Fury en sus dos primeros grandes eventos del año: Royal Rumble (28 de enero) y WrestleMania (1 y 2 de abril). La idea es que Fury apareciese en el primero e iniciase una rivalidad que culminase en el segundo. WrestleMania es el evento anual más grande de WWE y será en Los Ángeles este año, con lo que se espera que haya muchos cameos. El problema, el Gobierno de Estados Unidos.

Los abogados de Fury llevan trabajando desde junio, cuando se le prohibió tomar un vuelo hacia Estados Unidos, en el tema y ahora también lo hacen los de WWE, expertos en conseguir visados de trabajo para luchadores extranjeros. "Resolver esto es complicado", aseguró una fuente cercana al caso a The Sun. Parece difícil que Fury esté en San Antonio en enero, pero intentarán que al menos pueda presentarse en el WrestleMania más glamuroso de los últimos años.