US OPEN

Las dudas de Djokovic sobre el caso Sinner: "Muchos jugadores han tenido casos iguales en los que no han tenido el mismo resultado"

El jugador más exitoso de la historia cree que los protocolos del tenis no son lo suficientemente claros, robustos e igualitarios.

Djokovic y Sinner se saludan tras un partido. /EFE
Djokovic y Sinner se saludan tras un partido. EFE
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

El problema de Jannik Sinner es uno de administración de la justicia, incluso de concepción de la misma. Ha sido exonerado por dos resultados positivos por clostebol, lo que en principio no tiene mayor recorrido: se analiza, se alega y si el inculpado es capaz de poner dudas sobre el resultado anómalo se le exonera. El motivo de la duda no es tanto el resultado final como el camino que se ha transitado hasta él. Muchos, empezando por Djokovic, no terminan de tener claro si ese proceso que ha acompañado a Sinner hubiese sido el mismo en alguien menos mediático, menos importante, por así decirlo, para la imagen del tenis mundial.

"Hay muchos problemas en el sistema. Vemos una falta de protocolos estandarizados y claros. Puedo entender los sentimientos de muchos jugadores que se preguntan si se les trata de la misma manera. Esperemos que los organismos rectores de nuestro deporte puedan aprender de este caso y tener un mejor enfoque para el futuro. Creo que colectivamente tiene que haber un cambio, y creo que eso es obvio", explicaba el tenista más exitoso de la historia en la rueda de prensa previa al US Open.

El problema es la sensación de que lo que le ha ocurrido a Sinner no hubiese sido igual en otros casos. A los menos capaces simplemente se les habría apartado hasta llegar a la liberación. Hubiesen salido, en todo caso, con golpes en la carrocería. "Muchos jugadores, sin nombrar a ninguno de ellos, han tenido casos similares o iguales, casi iguales, en los que no han tenido el mismo resultado, y ahora la pregunta es si se trata de los fondos, si un jugador puede permitirse pagar una cantidad significativa de dinero por un bufete de abogados que entonces representaría su caso de manera más eficiente. Eso es algo que realmente siento que tenemos que investigar colectivamente más, para mirar en el sistema y entender cómo estos casos no suceden, es decir, no el caso en sí, sino cómo podemos estandarizar todo para que todos los jugadores, independientemente de su clasificación, estatus o perfil, puedan recibir el mismo tipo de tratamiento", comentaba Djokovic que, evidentemente, es uno de esos jugadores que se podría permitir cualquier tipo de defensa en caso de necesitarlo.

El tema con Djokovic es que vive preocupado por su deporte. Hace tiempo que ha decidido no quedarse solo en un sensacional tenista, sino que quiere ser algo más, una especie de estadista del tenis, alguien que impulsa movimientos y que trata de darle voz. Él es el impulsor de la PTPA, una suerte de sindicato para jugadores que se dedica a batallar por las condiciones laborales y vitales de los tenistas. Djokovic no es optimista con lo que va ocurriendo y este caso es uno más. Si el tenis no es capaz de ser igual para todos entonces será incapaz de ser justo.

"Este tipo de asuntos son la razón por la que fundamos la PTPA, que siempre aboga por protocolos justos, protocolos claros para enfoques estandarizados para este tipo de casos", remarcaba el serbio, que también se quejó de que a su organización no se le da el peso en la conversación que él cree que debería tener. Sus palabras son una novedad, pues no había hablado después de lo ocurrido con Sinner, pero ya se podía intuir cuál era su línea de pensamiento. El consejero delegado de la PTPA, Ahmed Nassar, ya había opinado en esa línea justo después de que el caso estallase.

"La ausencia de un sistema claro y consistente crea obvios problemas para jugadores que no tienen el ránking, el género o la nacionalidad adecuada. La ausencia también socava la credibilidad del tenis entre los aficionados y los medios. La claridad y la consistencia son señas de identidad de lo que la PTPA está empujando en las directivas del tenis. Para el beneficio de todos", explicaba el dirigente estos días.

Porque el caso Sinner, más allá de lo concreto, ha puesto en relieve que los propios tenistas no terminan de estar cómodos con el sistema antidopaje. Que de repente saliese un comunicado con su liberación, cuando ni siquiera se sabía que tenía algo de lo que librarse, es lo que nadie termina de abrazar con facilidad.

El fisioterapeuta se despide

Los conceptos de justicia pueden ser variados, y en este caso esa misma palabra la utiliza Giacomo Naldi, el fisioterapeuta de Sinner, para quejarse de su despido y de la presión mediática que ha llevado al tenista italiano a prescindir de sus servicios. "Es cierto que hay os justicias distintas, la que sancionan los tribunales y la de los medios. Esta última es demasiado superficial y rara vez se basa en hechos concretos, que en este caso son públicos. Como espectador siempre me he preguntado cuál es el objetivo de espectacularizar los acontecimientos judiciales más allá de juzgar, o destruir la reputación de la gente".

Naldi, según los papeles del proceso, fue el causante del positivo, pues no tuvo la diligencia precisa para evitar que una crema que había utilizado con la sustancia dopante llegase al cuerpo del tenista. Ahora se lamenta, no tanto de su impericia como del proceso que le ha apartado del jugador. "Hace un año y medio me uní a este grupo de trabajo, de gente buena y magníficos profesionales. Con ellos he vivido momentos de alegría y dolor, he compartido emociones y probado las victorias y las derrotas. Con la gente de este grupo he labrado un fuerte vínculo, por encima de todo he sido capaz de llegar a hitos históricos para la historia del tenis italiano. Estoy orgulloso de haber sido parte de este genial equipo, consciente de que he dado lo mejor de mí, de que he sido 100% profesional", relataba en una publicación de Instagram.

Naldi ya está fuera de la ecuación, y, por lo tanto, puede despreocuparse de la justicia deportiva, pero son los propios tenistas los que no terminan de ver claro el caso de Sinner. No entran en si se dopó o no, porque esa es una de esas cosas que solo pueden saber los protagonistas, pero en el ambiente reina la sensación de que en otros deportistas de menos nombres se hubiese sabido antes y en el tiempo transcurrido hasta ser declarado apto para jugar lo hubiese pasado fuera del circuito.