Alcaraz convierte en trámite el lastre de la mayoría de tenistas, incluido Nadal

En un día primaveral de junio, sentado en la zona de jugadores de Roland Garros, Antonio Martínez-Cascales hablaba del físico de Carlos Alcaraz y de las lesiones que había sufrido meses atrás. "En los Grand Slam te puedes ir a partidos de cinco horas y conviene tener precaución", decía Cascales, que ejerce el rol de segundo entrenador al lado de Juan Carlos Ferrero.

Unos días después, los músculos de Alcaraz se agarrotaron durante la semifinal ante Novak Djokovic. Víctima de la presión, el murciano sufrió calambres por todo el cuerpo y se despidió de Roland Garros a las puertas de la final con la sensación de una oportunidad perdida. Y todo pese a que cuidó al máximo su cuerpo durante esa quincena.

Siguiendo una extraña rutina, Alcaraz apenas se entrenó en París durante los días libres que tuvo. Normalmente, todos los tenistas se ejercitan durante una hora y media durante los días entre partido. Pero Alcaraz no: el número uno sólo practicó un día, antes de la semifinal con Nole y porque tenía dos jornadas de descanso. El resto de días, estuvo en el gimnasio y recibiendo masajes de su fisio de confianza, Juanjo Moreno.

No era algo nuevo de Roland Garros. De hecho, ya lo había hecho unas semanas antes en Madrid y ahora está repitiendo hábito en el US Open. En Nueva York ni se entrenó antes de enfrentarse a Matteo Arnaldi ni se entrenará este martes en la antesala del duelo frente a Alexander Zverev. Lo que hará es someterse a una sesión de fisio con Juanjo López, uno de sus hombres de máxima confianza. Y es que Alcaraz lleva la precaución por bandera: a la mínima molestia que siente, tira el freno de mano con los entrenamientos y echa el resto en los partidos.

Este lunes ante Arnaldi en los octavos de final, el español llevaba un aparatoso vendaje en el muslo izquierdo y otro más pequeño en el derecho. En los encuentros anteriores también llevaba el muslo izquierdo tapado, aunque con una venda bastante más corta. "Un Grand Slam es muy duro. Juegas partidos duros durante dos semanas y es normal que el cuerpo sufra algunos dolores y hay que tener cuidado. No es nada grave, es sólo por prevención. Sentí un poco de dolor en la pierna izquierda, pero nada serio", dijo después el vigente campeón, como intentando restar importancia al asunto.

Alcaraz ha empleado ocho horas y 36 minutos para alcanzar los cuartos, pero ahora es cuando llega lo más exigente. Si gana a Zverev, ante el que ha caído tres veces, se enfrentará después a Medvedev o Rublev. Y en la final esperaría Djokovic. Si el tamaño del vendaje va en proporción a las molestias, está claro que el muslo de Alcaraz está ahora peor que hace unos días.

Sin embargo, no todo es negativo en esta historia. Porque Alcaraz ha convertido en un trámite lo que es un lastre para la mayoría de tenistas, incluido el propio Rafael Nadal. Y es que el murciano no necesita emplearse a fondo en los entrenamientos para desplegar su mejor tenis durante los partidos: juega como los ángeles un día, descansa y se presenta al siguiente encuentro con su tenis intacto.

La mayoría de tenistas necesitan esos días de descanso para no perder sensaciones y para afinar el cuerpo y los tiros. Por lo que viene demostrando, a Alcaraz no le hace falta machacarse en pista cuando no tiene partido. Nadal, por ejemplo, era de esos jugadores que sudaban la gota gorda entre partidos. Incluso en Roland Garros 2022, cuando se tenía que dormir el pie con inyecciones para poder salir a pista, no se perdía una cita.

Nadal siempre ha necesitado de ritmo, de partidos y de entrenamientos, para llegar a su mejor versión. Y más con el paso de los años. A Alcaraz, de momento, le basta con lo que hace los días en los que toca competir. Ya lo decía Cascales en junio. "Entrenar 50 minutos de tenis entre partidos no le va a suponer nada a Carlitos. Lo que tiene que tener son buenas sensaciones y estar bien de físico".