Deconstruyendo con datos el Sinner-Alcaraz, la rivalidad que marca el tenis
Los dos jugadores que dominan el circuito son indudablemente grandes, pero también completamente opuestos en su juego.

Alcaraz y Sinner están condenados a vivir juntos en un mismo titular de periódico. Es el destino de los que luchan por lo más alto, de ellos es el presente y previsiblemente también el futuro. Son los dos mejores jugadores de la actualidad, por más que el ránking asegure que Zverev está por medio. Entre los dos han ganado los últimos cinco grandes disputados y, aunque ninguno de los dos ha cumplido todavía 24 años, suman un total de siete. Hoy buscarán un nuevo título en Roma, Sinner suma 19, Alcaraz 18.
Su rivalidad está ahí, por más que su relación sea cordial, y hay en ella además un contraste tenístico e incluso físico que hace el choque mucho más rico. Los dos son excepcionales, sin duda, pero cada uno a su muy peculiar manera. Sinner es alto incluso para los estándares tenísticos, pelirrojo, un poco tímido. Alcaraz es moreno, más bajo, con una permanente sonrisa en la boca. Sinner es regular y constante; Alcaraz, como repite con frecuencia su entorno, no tanto.
Antes de empezar a desentrañar sus números hay, sin embargo, que recordar una confusión que se repite sobre ellos, con cierta lógica. Aunque muchas veces se les encuadre como coetáneos, en realidad no tienen la misma edad, el italiano es dos años mayor y esa distancia es amplia, sobre todo, si se tiene en cuenta que ambos jugadores están todavía de algún modo en la fase inicial de su carrera.
Los números, de hecho, aseguran que Carlos Alcaraz ha sido siempre ligeramente superior a su rival en todas sus edades. Tenía más puntos ATP y más victorias con 18, 19, 20 y 21 años. El murciano tiene 22, así que hasta ahí se puede analizar. También es cierto que la maduración tenística de Sinner fue algo más tardía que la de Alcaraz, que revolucionó el circuito desde que tenía todavía 22 años.
A pesar de esos dos años que les diferencian, el duelo directo entre ambos cae del lado del menor, de Alcaraz, que ha ganado seis enfrentamientos contra cuatro de su rival. Ahí se mezcla un poco de todo, el español ha vencido los tres últimos partidos —Pekín, Roland Garros e Indian Wells, el pasado año—, se han enfrentado tres veces en partidos de Grand Slam y Alcaraz ganó los dos últimos, en tierra se han cruzado en dos ocasiones y cayó una de cada lado.
Sus estilos son muy distantes, y las estadísticas así lo proclaman. Sinner es considerablemente mejor con su servicio, supera a Alcaraz en su carrera en porcentaje de puntos ganados al saque, en puntos de break salvados y, por supuesto, en aces, donde el jugador del Alto Adigio hace valer tanto su estatura como su formación.
Lo de la formación tiene cierta gracia, porque Sinner es un italiano muy poco italiano, decididamente poco latino. Nació en una localidad del sur del Tirol, una zona del mundo que pasó siglos en disputa entre transalpinos y austriacos y en la que es común el habla alemana y unas costumbres distintas a las del resto del país. Buena parte de su instrucción deportiva se corresponde más con esos usos que con la tierra batida, que es la superficie más popular en Italia, aunque muy joven se fue a vivir y a entrenar a Bordighera con Riccardo Piatti, un movimiento que le ayudó a sentirse cómodo también en la arcilla.
En ese sentido, Alcaraz es murciano y España es un país indudablemente de tierra batida. Es verdad que la formación se ha ido modificando con el tiempo, cada vez es más habitual que las academias del país tengan pistas duras y se busca un enfoque mucho más global del juego, pero no deja de haber un hilo que une el hecho de ser español y la tierra. Por cuestión física, además, Alcaraz parece nacido para la superficie más lenta, pues es muy resistente e intenso, pero no tiene un servicio tan poderoso como su rival.
Esa intuición también está refrendada por los datos. La página web Tennis Abstract tiene un sistema de ELO que se dedica a puntuar a los jugadores por sus resultados en el último año. Es un ranking que, a diferencia del de la ATP, no solo tiene en cuenta las victorias y derrotas, sino también la calidad de los rivales contra los que llegaron esos resultados. Sinner, en global, tiene una cifra mejor que Alcaraz (2209.6 contra 2165.9) pero los resultados del español son mejores que los de su rival en tierra batida (2126.0 contra 2036.3).
El español, mejor al resto
Del mismo modo que Sinner domina el servicio, Alcaraz es estadísticamente mejor restador que su rival. La ATP tiene un rating que mide distintos aspectos del resto, una clasificación en la que el murciano aparece segundo solo por detrás de De Miñaur, con 164,5 mientras que Sinner aparece quinto con 155,6. Alcaraz es mejor que Sinner en el resto del primer servicio, gana más juegos con el retorno y también convierte más bolas de break que su rival.
Hay una parte estética, por así decirlo, que también les presenta como jugadores muy diferentes. El número 1 del mundo es un martillo, falla poco, siempre parece en la mejor forma. Es ahora mismo el primero del ranking un poco por eso, porque siempre aparece en las últimas rondas de todos los torneos que disputa, no se deja victorias fáciles y físicamente no ha tenido problemas. Su ausencia más sonada, muy muy sonada, de hecho, ha sido una sanción de tres meses por un positivo por clostebol. Su vuelta en Roma le ha llevado a algunos problemas físicos ligados a su inactividad reciente.
Alcaraz es otro tipo de jugador, como saben todos los aficionados españoles. Tiene altibajos, hay momentos de partido en los que no logra del todo concentrarse, a veces incluso, por ese talento tan descomunal que tiene, da la sensación que su innato optimismo le empuja al fallo y a la desconexión. Es un jugador con una derecha potentísima y una creatividad única, muy difícil de adivinar y que, cuando está inspirado, supone el mayor reto para el rival que ahora mismo hay en el circuito.
Hay otro aspecto en el que el español es claramente superior a su rival, aunque no entrará en juego en Roma: los quintos sets. Alcaraz es muy feliz cuando el partido se alarga, quizá también porque cuando el partido se va tan largo ya no puede perder el norte. Ha ganado doce de sus trece encuentros a cinco sets, mientras que Sinner solo ha vencido seis de quince. Esto sí puede ser importante un poco más adelante, cuando el tenis viaje a París y ambos luchen por Roland Garros.
Y todos estos números, las sensaciones se verán en el foro itálico hasta no significar nada. Alcaraz contra Sinner, Sinner contra Alcaraz, no es un duelo, es el duelo. El tenis vive de estos momentos.