La final más dolorosa de Nadal no fue ante Djokovic ni Federer: "Le descolocó mucho que le abuchearan"
Nadal perdió la final de Australia 2014 ante Wawrinka tras sufrir una lesión en la espalda. "Rafa era claramente el favorito", recuerda Toni Nadal en Relevo.
El 26 de enero de 2014 era el día, el día en que Rafael Nadal iba a convertirse en el primer tenista de la Era Abierta en completar dos veces el Grand Slam. Le faltaba únicamente otra corona en el Open de Australia y aquel domingo se enfrentaba en la final a un jugador, Stan Wawrinka, al que había vencido las 12 ocasiones anteriores. Todo estaba a su favor. Pero el destino le tenía guardado un golpe durísimo.
Dos años antes, en la final de 2012, Nadal había caído con extrema crueldad: perdió ante Novak Djokovic en cinco sets después de 5:53 horas de batalla, la final más larga de la historia de los Grand Slam. Pero cómo sería lo de 2014 para que el balear lo guarde en su memoria como la final más dolorosa que jamás haya perdido.
"El partido con Djokovic de 2012 lo tuve perdido en el cuarto set. Lo tuve ganado en el quinto. Y lo termino perdiendo. Acabo por los suelos: una final de Grand Slam, un partido medio ganado… Pero no estoy frustrado: competí al máximo. Y estoy satisfecho. He dado lo máximo que tenía. He jugado bien. He luchado hasta el final. He perdido. Me ha ganado el otro. Esto es deporte: si te dedicas a esto, o ganas, o pierdes", decía el propio Nadal en una entrevista con El País publicada en diciembre de 2023 antes de añadir inmediatamente: "Me frustró muchísimo perder la final de Australia 2014 contra Wawrinka. Me rompí, me lesioné la espalda en el primer set. Eso sí que me hundió. Me dejó tocado durante bastante tiempo. ¿Por qué? Porque no pude ni competir".
Nadal perdió la final de 2014 por 6-3, 6-2, 3-6 y 6-3 ante un Wawrinka que después ganaría dos títulos más de Grand Slam. El suizo no era un tenista ni mucho menos del montón: cuando estaba encendido, era intratable. Pero Nadal le tenía tomada la medida, le había ganado los 12 duelos anteriores sin perder un solo set. "Rafael era claramente el favorito", recuerda en Relevo Toni Nadal, que por aquel entonces todavía era el entrenador del mallorquín. "Nunca había perdido con él y justo llega un día muy importante y pierdes porque no puedes competir. Eso te deja muy mal sabor de boca".
La ampolla en la mano izquierda
Aquel Open de Australia ya había empezado torcido para el balear por una aparatosa ampolla en la palma de la mano izquierda. Jugó varios partidos con un vendaje en la mano que no le permitía agarrar la raqueta al 100%. "No es doloroso, pero sí es difícil de cubrir, y si lo hago me impide sentir la bola y la raqueta", decía Nadal aquellos días. "El torneo está complicado así, porque necesitaría cinco días para que la piel se recuperase y juego dentro de dos días. Mi torneo está en peligro".
Diez años después, Toni Nadal ni se acordaba del episodio de las ampollas. "Puff, es que mi sobrino ha tenido tantas cosas... Como siempre solía tener algún problema, no le dabas demasiada importancia", señala el tío del tenista.
El peor momento fue en octavos ante Nishikori, cuando incluso le tuvieron que atender durante el partido porque la ampolla estaba en carne viva. Pero a partir de ese momento, la mano mejoró y no le impidió remontar ante Dimitrov en cuartos y derribar a Roger Federer en tres sets en semifinales. Nadal llegaba lanzadísimo a la final.
El calentamiento, el momento clave
Todo se fue al garete durante el calentamiento para la final. En uno de los saques, Nadal notó un latigazo en la espalda. No le dio mayor importancia y, de hecho, casi todo el primer set pudo sacar y competir sin mayor complicación. "Los problemas vinieron en el 5-4 del primer set. Me acuerdo perfectamente. La sensación era que no podía competir, que no podía correr", señala el tío Toni.
Nadal bajó la velocidad del primer saque de más de 200 km/h a apenas 150 km/h. No podía realizar bien el movimiento del servicio, el golpe más decisivo en el tenis moderno. Tras perder el primer set y viéndose 2-1 abajo en el segundo, Nadal marchó al vestuario a que le trataran la espalda. Cuando volvió, casi toda la pista le recibió con abucheos. "Le descolocó mucho que el público le abucheara. No lo entendía y creo que eso la trastocó un poco mentalmente también", rememora un miembro de su equipo que estaba aquella noche en el box. "Es de las veces que más bajo le he visto a Rafa".
"A veces es difícil para el público entender lo que pasa", dijo aquel día propio Nadal sobre los abucheos. "El público lo que quiere es disfrutar de un gran partido, han pagado una entrada por ver el mejor partido posible y yo no se lo pude ofrecer. El público me ha animado mucho estas semanas. El apoyo ha sido enorme, lo he sentido más que nunca. Nunca me vais a escuchar quejarme del público".
“Lo último que quería era retirarme, lo odio”
Sin poder sacar y a merced de Wawrinka, el destino de la final era inevitable. En algunos momentos incluso parecía que Nadal se iba a retirar, pero el balear resistió en pista -el fisio salió en varios descansos para intentar relajarle la espalda- e incluso ganó el tercer set por el agarrotamiento del suizo. Pero en el cuarto set, Wawrinka finalmente abrochó el triunfo.
"Lo último que quería es retirarme. Lo odio, especialmente en una final. Es duro verte en un momento así después de todo el trabajo que hay detrás. Intenté acabar lo mejor, por el público, el rival, por mí, pero era imposible ganar de esa manera", dijo Nadal en la rueda de prensa posterior.
¿Y qué se le dice a un tenista en ese momento tan bajo? Toni Nadal no recuerda las palabras exactas, pero sí el mensaje que le transmitió aquella noche en el vestuario de la Rod Laver Arena: "La mayoría de los jugadores, menos uno o dos, se cambiarían por ti a pesar de todos los problemas que has tenido. Has tenido tanto éxito que casi todos cambiarían su situación por la tuya. No nos quejemos, que somos unos privilegiados".
"En la vida uno tiene que aprender a aceptar las cosas como son. Cuando las cosas ya han pasado no se pueden cambiar. Tienes que ser positivo y sé que en momentos así es muy difícil, pero viendo todo lo has conseguido, tienes que mirar las cosas con perspectiva".