Los precedentes le regalan a Rafael Nadal un talismán en su regreso al tenis
Es la tercera vez que visita Brisbane y aunque nunca levantó el título, sí fue el primer paso a la final del Open de Australia.
Rafael Nadal es un hombre de costumbres y rutinas. Fuera de la pista, siempre que puede se pierde en las aguas del Mar Mediterráneo para desconectar y recargar baterías. Dentro de la pista, sus rituales son más que conocidos: tanto los que hace con las botellas y las pelotas, esos famosos tics, como lo que hace con los rivales, aquello de ganar y ganar.
Fiel a sus costumbres, Nadal ha decidido volver de una lesión en Brisbane, un lugar que si no fuera por el tenis muchos no sabrían ni ubicar en un mapa. Capital del estado de Queensland y bañada por el Mar del Coral, Brisbane es la tercera ciudad más grande de Australia y sede de un ATP 250 que han ganado grandísimos jugadores como Roger Federer, Lleyton Hewitt, Andy Murray o Andy Roddick.
Nadal nunca ha ganado en Brisbane, pero esa ciudad en la que en 2017 se fotografió con koalas -algo prohibido en Melbourne, sede del Open de Australia- es un lugar talismán para el campeón de 22 Grand Slam. Fue en Brisbane donde volvió en 2107 tras una lesión y semanas después estaba disputando la final del Open de Australia. Fue en Brisbane donde volvió en 2019 después de una lesión y semanas después estaba disputando la final del Open de Australia.
La historia repetida de 2017 y 2019
En 2017, Nadal reapareció en Brisbane después de sufrir una lesión de muñeca a mediados de 2016 que apenas le dejó competir en la segunda mitad de la temporada. Se retiró en Roland Garros, se perdió Wimbledon, forzó para llegar a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro (donde ganó el oro en dobles) y después del US Open jugó apenas dos torneos antes de poner fin a la temporada a principios de octubre por los dolores en la muñeca.
Unos meses después, y con Carlos Moyà estrenándose en su banquillo, reapareció en Brisbane con las ilusiones renovadas. Le frenó Milos Raonic en cuartos de final, pero le sirvió para coger ritmo y llegar con garantías al Open de Australia. Tanto, que se plantó en la final e incluso estuvo a un suspiro de ganarla: llegó a estar break arriba en el quinto set ante Roger Federer antes de caer por 4-6, 6-3, 1-6, 6-3 y 3-6.
La historia se repitió casi calcada en 2019. Nadal se retiró de las semifinales del US Open 2018 por una lesión de rodilla ante Juan Martín del Potro y ya no jugó más en todo el curso. Viajó a Brisbane a finales de diciembre y estaba listo para debutar en la temporada 2019, pero un problema en el muslo a última hora le hizo postergar su regreso unos días. Se montó en un avión, aterrizó en Melbourne y de nuevo contra todo pronóstico se plantó en la final del Open de Australia. Esta vez también perdería, y de forma más clara, ante Novak Djokovic por 6-3, 6-2 y 6-3.
La situación ahora es diferente. Nadal tiene ya 37 años y medio y esta vez lleva prácticamente un año sin competir. Su último partido fue el 18 de enero, precisamente en Australia, cuando se rompió el psoas de la pierna izquierda. Intentó volver sin éxito en la gira de tierra batida y cuando ya vio que no llegaba a Roland Garros, decidió parar y operarse. Es el periodo de inactividad más largo en la carrera del balear.
Un cartel de lujo y entradas desde 24 euros
Una de las principales consecuencias de estar un año apartado es que Nadal ocupa ahora la posición número 672 del ranking mundial. Eso no es ningún problema para disputar los grandes torneos, ya que puede usar el ranking protegido -un sistema que tiene la ATP para lesiones de larga duración- o pedir invitaciones. Sin embargo, no será cabeza de serie y le puede tocar en primera ronda con cualquier tenista del cuadro: en Brisbane, para empezar, chocará con Dominic Thiem (este martes a las 9:30 de la mañana), el campeón del US Open 2023.
En la edición de 2024, Brisbane tendrá un cartel de alto voltaje. Además del regreso de Nadal, el torneo cuenta con nombres como Holger Rune, Andy Murray o Grigor Dimitrov. Las entradas van desde los 39 dólares australianos (24 euros) del primer día de torneo a los 300 dólares australianos (182 euros) de la final masculina.