ATP FINALS

La montaña que no pudo coronar Nadal es el último reto de Alcaraz: "Creo que es cuestión de tiempo"

El historial del murciano en pista cubierta está muy por debajo del resto de su carrera. Ganar la Copa de Maestros siempre fue imposible para Rafa.

Alcaraz pega una derecha en el pabellón de Turín. /AFP
Alcaraz pega una derecha en el pabellón de Turín. AFP
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

Lo de Casper Ruud es otra cosa, porque la derrota contra el noruego tiene más que ver con un resfriado que con las condiciones externas. Los problemas de salud se acumulan, tampoco este martes ha podido entrenarse y su débil estado físico hace pensar que este año no será en el que gane este torneo. Más allá de esto, para Alcaraz perder en Turín en realidad no es tan extraño. Al fin y al cabo el torneo se juega bajo techo, y el propio murciano es consciente de que esos parámetros le son adversos. A lo largo de su carrera ha ganado 12 de los 24 partidos que ha jugado en indoor, un 50% que, está, evidentemente, muy por debajo del resto de su historial en el circuito.

"No tengo experiencia jugando en pistas cubiertas. Tengo que mejorar en esta parte del año en la que jugamos bajo techo", explicaba Alcaraz tras la derrota contra Ruud. Para un jugador de fin de semana las diferencias entre pistas son difíciles de encontrar, pero en los profesionales cualquier cambio es significativo.

Las pistas cubiertas son, por lo general, mucho más rápidas. No hay humedad en el ambiente, algo que hace que la pelota frene un poco más que en las abiertas. No hay, lógicamente, viento, lo que hace que la bola no encuentre una fricción que ayude también a reducirla la velocidad. No solo eso, sino que además los tiros del rival son más previsibles, no hay botes raros ni movimientos de la bola que obliguen a reaccionar. Además, generalmente, la propia pista suele ser más rápida que en el resto del circuito.

Resumen de eliminación de Carlos Alcaraz de las ATP Finals. ATP

Hay jugadores, como Djokovic, que se encuentran muy cómodos en este ambiente. El hecho de que la bola no haga extraños, por rápida que vaya, les permite encontrar siempre el punto dulce de la raqueta y devolver los mejores golpes en todas las ocasiones, de una manera casi robótica. Alcaraz, por el momento, no es ese jugador.

Jugar bajo techo, además, es algo que se da poco a lo largo del año, y eso hace que quienes no están acostumbrados tengan menos tiempo para hacerse a esas condiciones. Los jugadores españoles, por pura climatología, se pasan meses entrenándose en pistas descubiertas, que además son las más frecuentes en el circuito tenístico, por lo que es común que el otoño, el tiempo en el que los techos empiezan a aparecer, arrojen resultados no tan halagüeños como en otras zonas del calendario.

"Seré un jugador muy bueno en pista cubierta, estoy seguro de ello. Pero creo que es cuestión de tiempo, de adquirir experiencia, de jugar partidos...", explicaba Alcaraz tras el partido. Y tiene en parte razón, no hay nada en el juego del español que invite a pensar que no encontrará la manera de hacerse grande indoor. Es un buen sacador, es rápido de piernas y un sensacional pegador, lo tiene todo menos la costumbre, aunque eso siempre será un problema, pues nadie hace una preparación específica para un momento de la temporada en el que tampoco se juegan cosas tan importantes.

El hecho de que las pistas cubiertas solo lleguen al final de temporada hace el análisis más complicado. Porque sí, evidentemente influyen las condiciones tenísticas de la superficie, pero es difícil cuantificar su peso exacto. Porque se suma a eso que llevan muchos meses seguidos sin parar, que el calendario es durísimo, especialmente para los que ganan mucho como Alcaraz.

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La fuerza del cansancio y el historial de Nadal

Dice el español que el cansancio existe, algo que repiten todos los tenistas estos días. "Algunos lo llevan mejor que otros. Yo estoy cansado. Estoy cansado mentalmente. Son muchos partidos, un calendario muy apretado, un año muy exigente, sin muchos días libres para descansar o entrenar en casa. Cuando terminas una semana o un torneo, solo tienes dos o tres días libres y luego tienes que ir a otros torneos en otras partes del mundo. Desde principios de año vas acumulando horas, días. Llegas a esta parte del año cansado", explicaba.

En esta explicación también tiene su parte la experiencia. Alcaraz sigue siendo muy joven y aunque sea al principio de una carrera cuando la energía parece sobrar, también es el momento en el que uno de menos capaz de administrarla. Le ha pasado, por el momento, todos los años, después de meses de alto nivel competitivo en otoño las circunstancias se alinean en su contra y el rendimiento baja. Es una asignatura pendiente.

Lo normal, teniendo en cuenta el calibre del jugador, es que llegue el día en el que lo controle y termine ganando grandes torneos también bajo techo, pero nadie debería darlo por descontado. Para no ir muy lejos, Rafa Nadal, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos sin discusión, nunca fue capaz de saltar ese muro.

Nunca ganó en la Copa de Maestros, que es el cuarto torneo en importancia en el circuito y, con diferencia, el más importante bajo techo. Tampoco lo logró en París y su único título relevante en esas condiciones fue en Madrid, cuando el torneo de la capital todavía se jugaba en octubre, en una final maravillosa contra Ljubicic. 95 victorias en 139 partidos, un 68% que no estaría nada mal para el resto de los mortales, pero que en Nadal se queda un poco corto.

De hecho, en las comparativas históricas, es cierto que no haber logrado reinar nunca en el torneo final de la temporada, es uno de los puntos que Nadal tiene en el debe. Disputó dos veces la final, unas cuantas más llegó a las semifinales, pero nunca fue capaz de ganar ese torneo que Djokovic ganó siete veces y Federer siete. Una carrera no se define por este torneo, tampoco será así para Alcaraz, pero siempre es preferible tener la colección completa a que te falte un cromo.