El proyecto ChamiOsos y cómo cambiar vidas a través del rugby: "Mi batalla contra el acoso fue muy dura"
Relevo ha visitado al club de rugby vallisoletano El Salvador para conocer su equipo inclusivo, campeón del mundo en 2022, aunque eso es lo que menos importa…
Deporte inclusivo no significa adaptar un deporte para que lo practiquen personas con discapacidad. Es una afirmación que, si bien puede parecernos confusa, es cierta. He ahí la clave de la inclusión. Que personas, en este caso, con discapacidad y sin discapacidad, puedan "convivir" y practicar un deporte juntos. "Si tuviéramos todo jugadores con discapacidad, ¿sería inclusivo?", se pregunta David 'Chicote', entrenador del ChamiOsos, el equipo de rugby inclusivo vallisoletano de El Salvador, al que Relevo ha hecho una visita.
"Empezó de la forma más chorras", confiesa Chicote a Relevo, una de las principales figuras de este equipo. "Queríamos echar una mano a unas personas con discapacidad, y realmente nos equivocamos…", admite del inicio del proyecto, hace ya casi una década. "Me di cuenta de que la labor realmente no es social, sino que nos ayudamos mutuamente. Da igual que la persona tenga discapacidad o que no la tenga. En la sociedad estamos todos mezclados, pues en el deporte también. Y es la equivocación que tiene la gente, que muchas veces empieza en estos proyectos para echar una mano, y realmente no es así", desarrolla.
“La normalización hace que tú avances en la sociedad, tengas o no discapacidad”
En un inicio, el equipo lo formaban 18 jugadores provenientes de Valladolid, Zamora y Segovia. A día de hoy tienen más de 70 fichas. Esta evolución también se refleja en el calendario: de entrenar una vez cada cuatro semanas a hacerlo todas, en ocasiones hasta tres veces. Pero los jugadores del ChamiOsos no son todo personas con discapacidad. Como adelantábamos en el primer párrafo, un equipo inclusivo no lo sería si no lo pudiese jugar cualquiera. "Se juega a un juego normalizado, pero no adaptado. Jugamos el mismo rugby que se puede jugar aquí en División de Honor", aclara el técnico, que añade: "La normalización hace que tú avances en la sociedad, tengas o no discapacidad. Aquí hemos conseguido que cualquier persona que venga a entrenar, tenga o no discapacidad, consiga avanzar en su propia vida". La única diferencia está en las melés, que se hacen pactadas para evitar ciertos golpes que pueden ser peligrosos.
La normativa impone un mínimo de jugadores con discapacidad, claro, y aunque no lo hay de jugadores sin discapacidad, Chicote no contempla que no exista un equilibrio entre ambas. "No importa quién tiene discapacidad y quién no. Lo que importa es que estemos 15 personas dentro del campo que tienen discapacidad o que no la tienen. Muchas veces ni se sabe, porque cuando una persona tiene una distrofia, ves que es cojo, pero en una persona que tiene una discapacidad intelectual a lo mejor no lo notas. Tú no sabes si yo tengo una discapacidad o no", asegura.
“Su cerebro hace que una emoción le haga evolucionar”
Entre las "muchas historias" que nos puede contar el míster acerca de cómo ha cambiado la vida de sus jugadores, destaca una de ellas. "Os quiero hablar de Javi", comienza. "Cuando viene, la furgoneta tiene que aparcar aquí porque tiene una movilidad muy reducida", nos cuenta, señalando el vehículo aparcado en la banda del campo 4 del Pepe Rojo. "Venía a trote de caracol, porque tiene una parálisis cerebral que le afecta al movimiento", recuerda. Desde que empezó en el ChamiOsos, hace año y medio, "viene corriendo". Y así lo comprobamos cuando su entrenador le llama. "Su cerebro hace que una emoción, un sentimiento, o el equipo, le haga evolucionar o avanzar más en su vida", explica. En otros casos, para poder ir a entrenar, hay jugadores deben hacer ejercicios de activación para sus piernas durante una hora previamente, lo que ilustra sus dificultades y demuestra su compromiso.
El deporte ante el acoso
Nerea González y Adrián Molpeceres son dos jugadores del ChamiOsos, de 21 y 25 años respectivamente. Además del deporte, ambos tienen sus respectivos trabajos. Ella, en el Centro San Juan de Dios, dedicado a la atención a personas con discapacidad intelectual; él, en el ayuntamiento de Boecillo, su pueblo. Nerea lleva dos años en el club, al que entró gracias a su novio, que jugaba allí y lo sigue haciendo. "Tengo trastorno por déficit de atención (TDA) y me cuesta escribir, concentrarme, a veces me cuesta razonar las cosas…", explica, antes de hacernos ver cómo le ha ayudado en su vida este proyecto: "Antes era más introvertida, no decía las cosas; ahora ya las digo, digo todo y me suelto más. Me ha aportado compañerismo, una unión que no se rompe. En otros deportes me hacían bullying y aquí somos todos iguales".
Por su parte, Adri lleva un par de años más que su compañera, e incide en el mismo tema. "Mi batalla contra el acoso fue muy dura. Me marcó bastante, tuvieron que ingresarme varias veces…", relata, sin querer profundizar más en el tema. Ahora, casi un lustro después, las cosas son distintas: "Me ha cambiado bastante la forma de ser, la tranquilidad que tengo ahora de hacer las cosas. Me ha ayudado a rodearme de gente que me entiende, me siento querido y valorado".
“Aparte de buenos jugadores, hay que crear buenas personas”
Otro integrante de este equipo es Miguel Cuartas, más conocido como Nanino, exjugador del primer equipo de El Salvador. Pese a no tener ninguna discapacidad, va siempre que puede con su hijo de 14 años, jugador también de las categorías inferiores del club. "Viene a entrenar, a ayudar y a ver lo que hay en el mundo. Hay que ser inclusivo e igualitario. En el rugby, aparte de tener buenos jugadores, tienes que crear buenas personas, que es lo más importante el día de mañana", asegura.
Además del deporte, el veterano nos cuenta lo que hay detrás de ChamiOsos que les convierte en una gran familia: "Celebramos cumpleaños, contamos nuestros problemas, tenemos un grupo de WhatsApp en el que todos los días nos damos los buenos días, preguntamos qué tal estamos, pasamos algún meme, lo que haga falta. Vamos a apoyar al equipo de División de Honor los fines de semana, en ferias hemos quedado para ir a las casetas a tomar algo... Algunos de estos chavales también son actores en sus colegios, y hacen sus obras de teatros y vamos a verlas".
Aprender a no quejarse
Nanino o Chicote no cobran por su labor. De hecho, en ocasiones les sale a pagar, cuando tienen que costear el transporte de algunos jugadores o cuando les invitan a algunos planes. Aseguran también que tampoco aceptarían dinero por ello, ya que lo que ellos se llevan vale más. "A mí me ha aportado bienestar. Soy mucho mejor persona. Pero mucho", insiste David. "He aprendido a no quejarme, por ejemplo. Yo tengo problemas de riñón, de hígado, y cuando me levanto y tengo alguna dolencia o algún problema, he aprendido a no quejarme porque he visto gente que realmente para venir aquí a entrenar tiene que esforzarse muchísimo. Entonces mi vida cambia", afirma emocionado.
El Salvador como ejemplo nacional
El proyecto de ChamiOsos es algo casi único en nuestro país, como nos cuenta el entrenador: "El Salvador es una imagen a nivel nacional. Lo que hacemos aquí hay muy poco, aunque muchos están trabajando en ello. Otros clubes nos contactan para que les echemos una mano en crear categorías inclusivas de sus equipos", dice orgulloso. Y, aunque no ha sido fácil, es algo intrínseco a sus valores: "Da igual lo que cueste, tiramos con ello. Ya buscaremos apoyos, patrocinadores… aunque cueste, tiramos con lo que haya". Además de este, el club tiene otros proyectos que trabajan la integración, como el rugby centros penitenciarios.
Si algo destaca en Chicote es su humildad. Se resta importancia para dársela al conjunto del equipo; un equipo que, además de la labor social, tiene muy buen nivel deportivo. El míster asegura que no le interesa el marcador, aunque hay jugadores más competitivos a los que sí. En el panorama nacional, este deporte no está dividido aún por sexo, pero, pese a ello, desde el Chami se ha creado un equipo masculino y otro femenino, aunque este último apoyado por algún chico, ya que las chicas son menos en número. No obstante, en campeonatos internacionales esto no es así.
Precisamente, las chicas se alzaron con el campeonato mundial de 'mixed ability' en 2022. Pese a ser campeones en el apartado femenino, para él es del equipo entero. "Al fin y al cabo, entrenan juntos", argumenta. "El Mundial es bonito, pero no es mi premio ni es el premio de muchos jugadores", afirma. "Mi premio es este", termina diciendo, señalando detrás de sí al campo donde ya calientan sus pupilos antes de empezar el entrenamiento.