CROSSFIT

El deporte inclusivo que se ha convertido en una adicción y que funciona como terapia: "No piensas en otras cosas feas"

Barcelona acogió la tercera edición del Wodcelona, una competición referencia a nivel mundial.

Jon Galleguillos, uno de los participantes en Wodcelona./
Jon Galleguillos, uno de los participantes en Wodcelona.
Quim Bilbeny

Quim Bilbeny

Barcelona se convirtió por tercera vez en la capital mundial del CrossFit; fue durante el fin de semana del 13 al 15 de setiembre. El campeonato destaca por la participación de atletas adaptados, el único en su modalidad. Supone, pues, un espacio inclusivo además de competitivo. "Ya llevo cuatro años practicándolo, estoy enganchado al CrossFit. Física y mentalmente va muy bien porque te concentras y no piensas en otras cosas feas", reconoce a Relevo Jon Galleguillos, un atleta adaptado que compite en silla de ruedas.

Muchos no conocerán el CrossFit. De hecho, creerán que es hacer ejercicio en el gimnasio y poco más, pero es un deporte que se define como un sistema de entrenamiento de fuerza y acondicionamiento basado en ejercicios funcionales variados a alta intensidad. En sus orígenes, estas sesiones estaban preparadas para cuerpos policiales, militares y deportistas de élite; hoy en día, se ha hecho muy popular y lo puede practicar cualquier tipo de persona, independientemente de su edad, sexo o capacidades físicas.

"Tenía la espina clavada de participar en unos Juegos Paralímpicos. Descubrí el CrossFit y fui a una competición de Miami, allí flipé. Todo el proceso de dos años de preparación y todo el beneficio que tuvo para mí fue espectacular, entonces pensé que había que hacer lo mismo, pero en Barcelona", así fue como le surgió la idea de organizar Wodcelona a Marc Gil, presidente de Limited Edition Athletes.

Marc Gil, creador de Wodcelona, junto a un atleta.  Wodcelona
Marc Gil, creador de Wodcelona, junto a un atleta. Wodcelona

En su tercera edición contó con más de 1.200 atletas llegados de todos los países del mundo; aproximadamente la mitad eran mujeres. Y 120 de los deportistas que compitieron tenían una discapacidad física. Todo un éxito de participación. "Siempre digo que voy año a año, pero la idea es seguir en esta línea porque hay la necesidad de tener un espacio inclusivo en nuestro deporte", confiesa su creador.

El deporte como unión entre personas

El CrossFit va mucho más allá de lo puramente deportivo y, a menudo, ayuda a forjar relaciones personales. Es el caso de Ana Gonçalves y Jon Galleguillos; ambos viven en el País Vasco, donde empezaron a practicar este deporte. Ella es portuguesa y reside en Gernika desde hace 15 años, y él es de Bilbao. El CrossFit les ha unido y Wodcelona les dio la oportunidad de competir juntos por primera vez. Las suyas son historias de superación.

Ana nació hace 41 años en Coïmbra (Portugal) con una parálisis del plexo braquial derecho por una complicación en el parto. "Cualquiera de los sitios donde iba me decían que, por si acaso, el único deporte que podía practicar era la natación, pero no me gustaba y me generaba muchas dificultades. Intenté probarme en otras disciplinas, pero siempre me quedaba en el banquillo porque no rendía igual que el resto de compañeras y porque tenía miedo a hacerme daño", se sincera Ana.

Por su parte, Jon nació con espina bífida e hidrocefalia que no tiene cura. Actualmente, va en silla de ruedas, pero de pequeño iba con muletas. De niño, no practicó ningún deporte: "Trataba de jugar al futbol con los amigos en el colegio, pero realmente no hice nada más. En el patio me ponía en el palo a ver si metía alguna. Siempre he intentado incluirme en la sociedad, porque como te medio excluyen, pues hay que decir que estás aquí".

El CrossFit, una barrera contra los problemas

Después de muchos intentos fallidos, de aceptar su autolimitación y entender que el deporte no era para ella, Ana dio un clic en 2020: "En la pandemia mi hermana falleció de Covid, me impactó mucho y empecé a pensar que había que hacer algo en la vida para darle un sentido y un objetivo. Me apunté a pilates y gimnasio de mantenimiento, pero la mitad de clase no la hacía", desvela Gonçalves. "Pero, un día una amiga me dijo que estaba practicando un deporte que se llamaba CrossFit, que los entrenadores conocían muy bien las patologías y les podía explicar para que me adaptasen los ejercicios", completa.

Ana Gonçalves, en Wodcelona.  Wodcelona
Ana Gonçalves, en Wodcelona. Wodcelona

Su amiga la convenció y Ana fue por primera vez a probar este deporte, sin demasiadas expectativas: "Se me hizo superduro y volví muy enfadada a casa. Sentí que me habían picado y, quizás, fue eso lo que me hizo volver a entrenar", reconoce la atleta portuguesa, que ya lleva dos años practicando CrossFit. Y eso le ha cambiado la vida: "Me ha permitido darme cuenta de lo que yo valgo y puedo superar mis límites, pero también me dio la capacidad de encontrar logros en mi vida cuando todo a mi alrededor no parecía tener un aspecto positivo", desmenuza Gonçalves. Para ella, como para otros muchos de los participantes en Wodcelona, el CrossFit funcionó como terapia.

No son pocos los atletas que admiten que este deporte es adictivo. "Intento entrenar solo seis días a la semana. Me obligo a descansar uno. Al final, cuando el ejercicio físico va de motivación, placer y superación, siempre hay ganas", asegura Ana Gonçalves.

Jon Galleguillos, en Wodcelona.  Wodcelona
Jon Galleguillos, en Wodcelona. Wodcelona

Jon no había practicado deporte, hasta que en enero de 2020 los jefes de su box en Bilbao, de los que no hay día que no se acuerde, le animaron a apuntarse a CrossFit. "Me dijeron que iban a hacer una prueba piloto en el País Vasco y me lancé de cabeza", explica el atleta euskaldún. Tiene muy claro que el año que viene volverá a Wodcelona, una competición de lo más especial. "Físicamente, acabas agotado, pero sueltas endorfinas, lo cual va muy bien para la salud y me hace sentirme muy bien. Además, haces amistades o recuperas las que tenías antes y las fortaleces. Socializar siempre es bueno".

"Es una fiesta de nuestro deporte", reconoce sobre el Wodcelona Marc Gil, el padre de la competición. Como él, todos los atletas se sienten partícipes de un espacio inclusivo en un deporte adictivo, en el que superarse a sí mismos y forjar grandes amistades como la de Jon y Ana es el principal objetivo.