RUGBY

Eden Park, el estadio que empodera a los All Blacks hasta hacerlos casi invencibles

La selección de Nueva Zelanda no ha perdido allí en sus últimos 49 enfrentamientos.

Panorámica del Eden Park durante un partido de Nueva Zelanda./Getty
Panorámica del Eden Park durante un partido de Nueva Zelanda. Getty
Íñigo Corral

Íñigo Corral

Si un turista viaja a Auckland (Nueva Zelanda) seguro que no perderá la ocasión de visitar su famoso museo, un edificio neoclásico construido sobre un volcán inactivo que alberga colecciones sobre la historia del país desde sus orígenes. Sin salir de la ciudad, tampoco querrá perderse la visita a algún restaurante para degustar un asado Hogget (de codero) o probar otras carnes y vegetales al estilo hangi que se cocinan al vapor en un horno hecho en el suelo que se calienta con piedras volcánicas, antes o después de pisar la arena de alguna de sus playas repletas de surferos.

Si el turista, además, es aficionado al rugby, resulta que está de enhorabuena. Es de obligado cumplimiento para inmortalizar su estancia en la isla fotografiarse con el Eden Park a sus espaldas, el centenario estadio donde suelen disputar sus partidos los All Blacks. Es allí donde se empoderan hasta hacerse casi invencibles. No han perdido en ese estadio en sus últimas 49 confrontaciones, un récord que ya dura 30 años. Argentina tendrá la oportunidad de hacerlo dentro de una semana. Ya les hicieron morder el polvo por primera vez en su casa hace dos años, pero fue en la otra isla, en el Orangetheory Stadium de Chidtchurch, y este sábado lo han vuelto a conseguir en el Sky Stadium de Wellington.

Lo que finales del siglo XIX no era más que un terreno pantanoso, se ha convertido en la actualidad en una especie de templo sagrado del rugby para cualquier seguidor que se precie. Ya puestos, también para los del criquet, porque comparten el mismo estadio donde disputan sus partidos los Black Caps, que cuentan con un buen número de adeptos, aunque nada comparado con el de fanáticos del balón ovalado. La idea inicial, no obstante, fue la de crear un campo de críquet. Corría el año 1902. Por aquel entonces los All Blacks solo competían contra equipos locales y, por lo tanto, no se habían estrenado en el plano internacional. Tampoco es que en esos años el criquet tuviera mucho más pedigrí. El caso es que hubo un visionario llamado Harry Ryan, un apasionado de un deporte que en España no conoce sus reglas ni el 0,5 por ciento de su población, a quien se le encendió la bombilla.

Ryan contactó con el propietario de las tierras, un granjero llamado John Walters, para que le arrendara parte del terreno alimentado hace más de 30.000 años por cavernas de lava procedentes de Mount Albert y Mount Eden. No hay nada como releer un extracto del libro "Eden Park: A History" para tener una visión nada idílica de lo que vieron los ojos de Ryan. "Era un áspero prado cubierto de piedras y excrementos de vaca salpicado de afloramientos de roca que descendía hasta un canal pantanoso". El libro no habla de cómo se frotó los ojos el arrendatario al ver el panorama que se le venía encima. Es solo una intuición. Y es que el terreno, siendo fiel al relato, "parecía más adecuado para cazar ranas o patos que para el criquet, y mucho menos del rugby". Nada ni nadie le achantó, porque aquel parque lleno de fango se convirtió en 1910 en la sede de del Auckland Cricket Association.

Los All Blacks hacen su habitual haka en un partido disputado en el Eden Park.  AFP
Los All Blacks hacen su habitual haka en un partido disputado en el Eden Park. AFP

Dos años más tarde la Auckland Rugby Football Union alquiló aquel terreno por un periodo de 21 años. Tardó varias semanas en limpiarlo y acondicionarlo para que en aquella ciénaga se pudiera practicar rugby. Hubo que esperar hasta el 5 de septiembre de 1914 para comprobarlo. La espera para presenciar el primer partido entre los locales y los representantes de la ciudad de Wellington mereció la pena. Antes, ya se había construido para la ocasión la primera tribuna con capacidad para 2.500 personas. Al principio, el terreno de juego solo daba problemas. Fue una lucha titánica por conseguir que el campo absorbiera toda la humedad que generaba. Tardaron casi diez años en tenerlo en perfecto estado de revista. De ahí que no fuera hasta 1921 cuando ya pudieron presumir los de Auckland de ser los nuevos anfitriones de los All Blacks. Lo hicieron a lo grande delante de 40.000 personas frente a un rival que nunca se le ha dado bien del todo como Sudáfrica. Los locales perdieron 5-9. Toda una decepción.

Poco a poco, el estadio fue tomando cuerpo y ya en 1925 la Auckland Rugby Football Union lo convirtió para siempre en su sede. De hecho, hoy en día sigue siendo el campo donde compite la franquicia que lleva el nombre de la ciudad, los Auckland Blues. Un año más tarde firmaron una especie de acuerdo de colaboración, que aún sigue vigente, con la Auckland Criquet Association con objeto de compartir el estadio. Para dar una idea aproximada del miedo escénico que provoca en los rivales el Eden Park, basta decir que el porcentaje de victorias es de casi el 90 ciento. La última vez que perdieron allí los All Blacks (20-23) fue ante Francia en 1994. Y no fue una derrota cualquiera. El ensayo galo en las postrimerías del partido y que sirvió para dar la vuelta al marcador ha pasado a la historia como "un ensayo desde el fin del mundo"

Los neozelandeses parecían tener encarrilado el encuentro, así que decidieron patear a campo contrario para que los franceses comenzaran a atacar lejos de su zona de marca. Philippe Saint-André cogió el balón en su línea de 22 y, de repente, fue como si se descorchara una botella de rugby champagne fría después de haber estado el tiempo suficiente en la nevera. El ala francés consiguió llegar con el oval bien sujetado entre sus manos hasta casi el centro del campo, donde se dejó placar para que el talonador del Bayona Jean-Michel Gonzalez lo sacara rápido del ruck. El destinatario del pase fue el apertura Chsistophe Deylaud, quien de forma veloz entregó el balón a un delantero que venía en apoyo, para que se lo transmitiera al centro Emile N´Tamack. Mientras, los neozelandeses miraban impotentes. Tres pases más en los que intervinieron Philippe Benetton, otra vez Deylaud y el medio de melé Guy Accoceberry, para dejar que el zaguero Jean-Luc Sadourny inmortalizara la jugada tirándose sobre la línea de marca. Una oda al juego del balón a la mano.

La todopoderosa selección australiana es otro ejemplo de lo complicado que resulta sorprender a los All Blacks en su terreno de juego preferido. Hay que remontarse a 1986 para ver a los Wallabies derrotar a los neozelandeses (9-22). Fue cuando Australia tenía por entonces al ala David Campese como a una de sus estrellas. Solo dos equipos tan potentes como los Springboks o los British & Irish Lions han estado a punto de romper durante estos treinta últimos años con la tiranía neozelandesa gracias a sendos empates (18-18) y (15-15), respectivamente. Equipos tan potentes del hemisferio norte como Irlanda o Inglaterra también fracasaron en sus más recientes intentonas hasta en cuatro ocasiones cada uno.

La primera victoria de un equipo británico en Eden Park tuvo que esperar hasta el 15 de septiembre de 1973. Corrió a cargo de Inglaterra. Lo curioso es que aquel partido ni siquiera estaba agendado, ya que los ingleses modificaron a última hora la gira que les iba a llevar por tierras argentinas. Las Black Ferns, la versión femenina de los All Blacks, también presentan excelentes números puesto que aún permanecen invictas las veces que han jugado en Auckland. Quien piense que los problemas de drenaje ya se habían solucionado en aquella época se equivoca. Así, en 1975 estuvo a punto de aplazarse un test match frente a Escocia porque las intensas lluvias caídas en la ciudad imposibilitaban la celebración del encuentro. Varias horas después, el partido se pudo disputar gracias a la ayuda de un buen número de voluntarios para achicar el agua que impedía la práctica de cualquier deporte, incluido el rugby

Hubo también un acontecimiento extradeportivo que hizo que se hablara en todo el mundo del Eden Park. El suceso tuvo lugar el 12 de septiembre de 1981 durante un partido entre neozelandeses y sudafricanos. Ese día, a Marx Jones, un simpatizante del Partido Comunista, no se le ocurrió otra cosa que lanzar bombas de harina durante el encuentro desde su avioneta para protestar contra el apartheid. La ocasión se le presentaba pintiparada. Los Springboks estaban de gira por Nueva Zelanda y se medían a los All Blakcs en Auckland. En los alrededores del estadio manifestantes y policías se enfrentaron en las calles antes del choque en una auténtica batalla campal donde se registraron varias decenas de heridos. La política había hecho acto de presencia por primera vez en su historia en el rugby.

Una banda de música interpreta la haka antes de la semifinal del Mundial 2011, entre Gales y Francia en el Eden Park.  AP
Una banda de música interpreta la haka antes de la semifinal del Mundial 2011, entre Gales y Francia en el Eden Park. AP

A pesar de las algaradas callejeras y de que el jugador local Gary Knight resultó herido por un saco de harina, el encuentro se disputó con victoria de Nueva Zelanda 25-22, gracias a un golpe de castigo transformado en el tiempo de descuento por Allan Hewson. Este tipo de acciones simbólicas, a veces, tiene consecuencias y no siempre negativas como lo demuestra el hecho de que a partir de aquella fecha el aislamiento de Sudáfrica en el panorama mundial del rugby fue casi total. No volvieron a salir de gira hasta 1992. Sólo visitaron el país durante esos años Inglaterra, en 1984, y alguna que otra selección en giras eufemísticamente calificadas de "no oficiales". Tras aquel borrón, se empezaron a suceder acontecimientos que estarán para siempre en la memoria de los buenos aficionados neozelandeses. En 1987 los All Blacks ganaron por primera vez la Copa del Mundo de rugby ante sus aficionados en el Eden Park, un éxito que repitieron 24 años más tarde en ambos casos teniendo a Francia como rival, 29-9 y un ajustado 8-7, respectivamente. En chicas también lograron la misma hazaña en 2021.

Situado en el suburbio de Kingsland, a menos de tres kilómetros del dentro de Auckland, el Eden Park tiene capacidad para acoger a 50.000 espectadores, si bien durante la Copa del Mundo de 2011 se ubicaron provisionalmente otras 10.000 localidades. Se trata de una zona residencial de clase media-alta repleta de viviendas, muchas de ellas de lujo, lo que ha retrasado su utilización para eventos con alto número de decibelios. Algo parecido con lo que ocurre ahora mismo con los vecinos del Santiago Bernabéu que protestan por los ruidosos conciertos que se celebran en el campo de fútbol del Real Madrid, un asunto que ya ha llegado a los tribunales. Se lleva muchos años hablando de su posible reubicación para convertirlo en un estadio multiusos que acoja otras modalidades como el rugby XIII, que en Auckland goza de gran popularidad. La idea de trasladar el campo a otra zona de la ciudad para construir allí más viviendas de lujo choca con los nostálgicos que rechazan cualquier posibilidad de cambio.

Pese a todo, en la actualidad, Eden Park acoge diversos eventos al margen de los deportivos tales como presentaciones culturales, conciertos o visitas como las de la reina Isabel en 1966 o del Dalai Lama en 2002. El 24 de abril de 2021 el estadio abrió sus puertas por primera vez a actuaciones musicales cuando 50.000 seguidores de la banda local SIX60 abarrotaron las gradas del campo donde los All Blacks habían levantados dos veces la Webb Ellis Cup. Por aquel escenario desfilaron más tarde celebridades actuales y menos actuales como Ed Sheeran y Billy Joel, o grupos de la talla de Guns´n Roses. Para esta primavera austral están previstas las actuaciones de rapero norteamericano Travis Scott y de los ingleses Coldplay, hasta en tres ocasiones. El Eden Park nunca descansa.