RALLY DAKAR

Paco Grande y su década de aventuras en el Dakar: "Un día pisaremos una mina antipersona y saldremos volando"

El periodista de RTVE repasa en Relevo sus andanzas en la carrera más dura del mundo.

Paco Grande, tratando de encontrar cobertura para enviar imágenes a Televisión Española./CEDIDA
Paco Grande, tratando de encontrar cobertura para enviar imágenes a Televisión Española. CEDIDA
Jorge Peiró

Jorge Peiró

Al Duwadimi (Arabia Saudí).- Ha visto de todo. La eterna lista de eventos deportivos cubiertos por Paco Grande (1959) queda relegada a un segundo plano cuando se escuchan las vivencias que esconden. Sus quince Juegos Olímpicos, tres Mundiales y cuatro Eurocopas están al nivel, o un poco por debajo, de sus aventuras en el Dakar. "Esto es lo mejor para un periodista", reconoce a Relevo en el vivac de Al Duwadimi en su décimo Dakar, horas antes de echarse a dormir en un rincón de la sala de prensa. Por enésima noche.

"Duermes en el suelo, solo cuatro horas y hay veces que estás días sin ducharte", desvela Grande, que siempre vuelve desde el año 2016. "Me gusta trabajar en esto pero lo odio", apunta. Radio Televisión Española lleva confiando en el presentador de Conexión Vintage desde aquel año, sea en Arabia Saudí o en Sudamérica, su gran amor. Grande echa de menos con una nostalgia especial aquellas carreras al otro lado del charco: "Desde entonces, he abandonado un poco el sentido aventurero cultural".

Acompañado de su fiel cámara Ashley, el periodista ha cazado a Stéphane Peterhansel con una bombona de oxígeno a 4.000 metros de altitud, en Bolivia, o a Carlos Sainz 'mendigándole' tiempos de sus rivales en medio del desierto para asegurar su título el año pasado. Hay imágenes que no se puede emitir: por ética periodística o porque la cobertura es uno de los peores enemigos de las televisiones en el Dakar. Otros de ellos son las tiendas de campaña o cómo confeccionar con gracia la maleta.

Es un lujo dormir aquí...

Mira, en esta mesa (duerme justo debajo de ella) tenemos todos nuestros enseres del día a día porque la maleta grande la tenemos en el camión de ASO (Amaury Sport Organisation, anfitrión de la prueba). Aquí, en Televisión Española somos clientes, entonces tenemos un poquito de privilegio, no mucho. La maleta grande la tenemos en su camión, otros años había que ir cargando con una mochila grande y la tienda. Aquí terminamos de trabajar muy tarde y nos levantamos muy pronto. Ese tiempo que pierdes en recoger la tienda a las 5 de la mañana, ese 'ocho' que hay que hacer, hay días que te sale y otros que no te sale.

Paco Grande, 'legend' del DakarJORGE PEIRÓ

Hay madrugadas que se resiste...

No sale, ¿verdad? El primer Dakar estuve dos semanas sin conseguir hacerlo y solamente en los dos últimos días lo conseguí. Ese tiempo que sí puedes ahorrarte en recoger la tienda y dejar tus cosas ahí vale oro. Hace cuatro años esto se amplió y se creó una sala de televisión, no somos muchas televisiones aquí y esto es muy grande. Al principio, metíamos las tiendas aquí armadas.

¿Cuándo? ¿Hace años?

Sí, con el COVID. Metimos las tiendas aquí dentro y nos librábamos de la intemperie. Luego modificamos la táctica, ya nos metimos en la tienda, la dejamos en el camión, nunca la llevamos y directamente terminamos de trabajar, extendemos colchoneta, saco de dormir y almohada en este suelo y dormimos. Entonces es un lujo, porque aquí hace mucho frío y otras veces ha llovido, no tenemos que estar fuera. Y encima ahorramos tiempo para dormir y para levantarnos.

Paco Grande, durante el presente Dakar. INSTAGRAM
Paco Grande, durante el presente Dakar. INSTAGRAM

Con el tiempo, uno le coge el truco a lo de recoger la tienda de campaña...

Es que aquí no te queda otra que aprender. Lo bueno del Dakar es que te espabila en todos los sentidos hasta un límite que no te puedes ni imaginar: hemos empezado en el suroeste, hemos ido subiendo con mucho frío, mucho frío, hasta llegar al norte en Hail y en Al-Ula, que son los sitios donde hace más frío, ahora bajamos hacia el este, va a hacer calor y tienes que acostumbrarte. En el occidente, hemos estado a 1.141 metros de altitud y lo que eso supone de aclimatación. Ahora estamos en 849. Es decir, vas a tener un clima frío, húmedo, altitud, clima caliente, más templado, menos altitud.

Tienes que adaptarte...

Es que tú no sabes qué te pasa. Duermes poco, tienes mucha tarea. Tú no sabes qué te pasa, pero te pasa algo. Entonces, tu cuerpo reacciona generando adrenalina y a mí eso me gusta. Siempre los tres, cuatro primeros días estás... que no eres tú.

Eres de buscar historias desde el primer día...

Ya incluso desde antes de venir aquí hay que llegar ya en acción. No puedes esperar porque luego te cuesta. Aquí el tema es intentar ir por delante de lo que está pasando. Prever si Tosha (Schareina) va a hacer algo o no. De si Sainz vas a llegar a tiempo a pillarle o no pillarle. Intentar ir por delante. Como tú vayas por detrás del Dakar, estás muerto. No vas a pillar nada.

Dormir aquí es un lujo si se compara con lo que has vivido en otras ediciones...

Hombre, en Sudamérica, en cualquier país, cuando hemos ido a Chile, Perú, Bolivia, Argentina, eso era potente. Pero vi una cosa en Sudamérica que me gusta, que era todo peor organizado, gente más pobre, los campamentos no eran tan perfectos como aquí. Hacía muchísimo calor, a mí eso me gusta más y luego la gente, había muchísimos aficionados por el campamento. No sé cómo lo hacían, pero estaban ahí. Y para televisión, tú salías del campamento y tenías mil historias de tribu, de la Pachamama en Bolivia. Me acuerdo que hicimos uno en Belén, que es de la región de Catamarca, con la gente pobre de allí. Simplemente paseando la cámara con una vieja canción de Jorge Cafrune, un autor argentino que cantaba Catamarca. Asociábamos el Dakar con Catamarca porque tampoco nos podíamos ir mucho del Dakar, porque aquí estamos para contar una competición deportiva. Pero a mí me gustaba aquello...

Paco Grande, junto a su fiel cámara Ashley, en Uyuni (Bolivia) en 2021. CEDIDA
Paco Grande, junto a su fiel cámara Ashley, en Uyuni (Bolivia) en 2021. CEDIDA

¿Darle un toque cultural?

Sí, porque nosotros estamos aquí en la burbuja que es el campamento y pensamos que esto es el centro del mundo, pero luego allí en Belén, Catamarca, o en muchos sitios de Chile, o en San Juan de Marcona, en Perú, la gente a lo mejor no sabía. Te pedían una camiseta: 'Hermano, ¿me dan una camiseta del Dakar?'. Dándosela eras el rey. Allí había mucho más color y pasión con el deporte. Mucho más.

Esto está algo apagado, en ese sentido.

Esto es frío, pero está muy bien organizado. Si te das cuenta, llegamos a un vivac que es exactamente igual que el de ayer. Es decir, estamos en una zona del desierto, que no sabes dónde estás. Más o menos cerca de una ciudad, pero por seguridad nos traen aquí para que nadie acceda. Pero nadie, salvo gente muy importante. Aficionados no ves ni uno, aquí la gente es muy discreta, no te va a molestar. Pero es frío. Frío climático y frío de pasión.

Debutaste en Sudamérica, ¿en qué año?

En 2016.

No sé si esperabas cubrir un Dakar alguna vez...

No, nunca. Es que en esta época del año yo cubría deportes de invierno, saltos de esquí. En Navidades solamente saltos de esquí y el Dakar. Y yo veía al Dakar a Jesús Fraile, el mítico Jesús Fraile, y luego a Jesús Cebrián con admiración. Yo pensaba, 'wow', los viajes tienen que ser duros, no sé qué. Pero nunca pensé venir. Nunca.

"Nunca pensé que cubriría un Dakar... esto es más duro de lo que la gente piensa"

¿Fue más duro de lo que esperabas?

Sí, muy duro, mucho más de lo que uno piensa. Claro, si yo te empiezo a decir, esto es muy duro, a lo mejor tú me dices, pues tampoco es tanto. O sea, para mí sí es duro. Aquí no viene cualquiera, trabajando en televisión es duro porque tienes que estar permanentemente montando historias.

¿Cómo fue tu aterrizaje en 2016?

Pues lo primero preguntarle a Jesús Cebrián qué me tenía que llevar en la maleta y cómo funcionaba aquello. Él me lo contó todo muy bien, como yo he hecho con otros compañeros que han venido como Álex Carazo (cubre la presente edición para Radio Nacional). Aquí consiste en llevar la maleta principal y una mochila sucursal que tienes que llevar cada día con un mínimo de ropa de recambio interior y una camiseta y un neceser. Y vas y vienes de la maleta principal a la maleta secundaria, previendo que en algún momento determinado a lo mejor no puedes llegar a la maleta porque es una etapa crono o una etapa maratón y que tienes que subsistir con la mochila. Cuando hemos tenido la crono y la maratón, he estado tres días sin poder ducharme y agotando las reservas de ropa en la mochila. Y no pasa nada, no pasa nada. Se sobrevive bien.

¿Te dieron algún otro truco?

Dos trucos. Uno que me acordaré siempre, que me lo dijo Jesús Cebrián, que lo mejor es llevarse ropa para tirar, como calzoncillos y calcetines, pues ropa que usas y tiras. Porque aquí no tenemos lavandería. Te podrías lavar la ropa en los baños, pero luego no te da tiempo que se seque. Yo tengo una superstición a raíz de eso: siempre que vengo voy y compro en un almacén chino de estos, calcetines y calzoncillos que luego dejo aquí. Y un boli bic de cuatro colores, bueno tres, tienen que ser tres. Lo hago en cada Dakar, ya se me ha quedado como amuleto, soy maniático. También he aprendido a traerme siempre bolsas de basura en la maleta.

¿Sí? ¿Por qué?

Porque un año, a 4.000 metros de altitud en Oruro (Bolivia), cayó la lluvia del fin del mundo, cayó el agua que nos llegaba a las rodillas. Las tiendas flotando. Yo desesperado porque teníamos toda la ropa mojada. Entonces vi que los camioneros rusos, ahora ya no vienen, cogían bolsas de basura y se lo ponían como bota alta. Se ataban la bolsa de basura a la altura de la rodilla y así sobrevivían. Y en cada Dakar traigo bolsa de basura.

¿Hay alguna edición que te haya marcado?

Sí, sí, lo tengo clarísimo. La de 2017, en Uyuni, en el altiplano boliviano, cuando estábamos a 4.000 metros de altitud, que tienes que tomar hojas de coca y moverte muy lento. No puedes agacharte a coger algo y subir de repente porque te mareas. Tienes que hacerlo todo muy lento.

¿Pero quién os da esos consejos?

Te van comentando los pilotos y, cuando llegas a Bolivia, allí te van dando hojas de coca. Te las pones aquí en la mejilla y las llevas todo el día y funciona, ¿eh? Casi todo en Sudamérica eran campamentos militares y vimos que Laia Sanz y Stéphane Peterhansel iban al hospital. Instinto periodístico, a ver qué hacen estos, y entramos en el hospital y vimos que Peterhansel se colocó una bombona de oxígeno y Laia otra. Y entonces yo dije, Ashley, vamos a grabar, vamos a grabar. Y grabamos aquello. Pero a Peterhansel no le pasaba nada, simplemente iba a tomar un poco de oxígeno por la actitud y Laia dijo, por favor, esto no lo saques, que si lo ve mi madre se va a asustar. Y a Laia no la sacamos.

En aquel Dakar tuvimos un problema y por eso me marcó. No teníamos posibilidad de enviar imágenes y no había ni internet ni nada, ¿cómo enviar la imagen de Peterhansel tomando oxígeno? Del monitor pequeño de la cámara grabamos con un teléfono móvil y, en el teléfono móvil nos buscamos la vida con ASO, pidiéndole por favor, también lo hemos hecho con militares, con la policía, que nos den un poco de wifi para enviarlo. Ahí me di cuenta que, y no me pongo ninguna medalla, que no podíamos enviar información hasta las 16:30 de aquí y a partir de ahí hasta el final del día pasan muchas cosas, y que no se enviaba nada.

¿No podíais enviar porque había sobrecarga?

No, no, porque no teníamos forma de enviar, porque tú envías con un satélite contratado que vale una pasta y entonces yo me di cuenta que había que empezar a utilizar los teléfonos móviles, yo soy un fanático de los móviles y siempre he traído móviles buenísimos. Ahora enviamos por WeTransfer.

Entonces, ¿cómo envías las imágenes a España cuando no hay cobertura?

Hay dos métodos, y con esto voy a dar pistas a la competencia. Esto empezó a pasar en el Empty Quarter, donde no hay ni teléfono.

¿Puedes explicar qué es el Empty Quarter?

Es la parte sudeste de Arabia, que es tan grande como España casi, donde todo es desierto. Es un cuarto vacío, el cuarto de terreno de Arabia vacío. Son todo dunas, 600 kilómetros de dunas, 700 kilómetros de dunas. Como la palabra lo dice, empty, es empty, vacío, no hay nada. Nosotros siempre tenemos una unidad terrena por satélite, que nos pone ASO. Una unidad terrena es una parábola, que va por satélite y enviamos imágenes a un vivac principal y ese envía a Madrid. Pero cuando ya ha terminado esa terrena y ese envío, se sigue generando información. Es cuando grabamos y pillábamos línea. ¿Qué hicimos? Pues contratamos, hablamos, lloramos a un coche de organización, que siempre se llama en clave Fox, Golf, cosas así, y le pedimos por favor a un ingeniero, un chaval muy majo de Mali, que nos acercara a una torre de telefonía.

"Un día pisaremos una mina antipersona y saldremos volando"

Y entonces anduvimos en el desierto por carretera 20 kilómetros hasta que encontramos la torre, nos pusimos debajo de la torre y enviamos. Y ahora en los campamentos hay una segunda opción, salir fuera y empezar a andar, andar, andar, andar. Bueno, Ashley siempre dice que un día vamos a pisar una mina antipersona y vamos a salir volando. Yo creo que no es para tanto. Pero eso te hace perder mucho tiempo. Otra opción que hacemos ahora es movernos por el campamento y yo con el WeTransfer he pillado un truco que funciona. No hay internet en general, pero sí hay internet en puntos determinados. Entonces tú vas con el punto mirando el contador de WeTransfer y cuando ves que avanza, te quedas ahí. Pero no te mueves ni para respirar. El otro día fue un punto en medio de la carretera aquí principal, yo dije: Ashley, ponte detrás de mí porque van a venir coches y me van a ver aquí. Ese es el truco de conseguir internet.

Además de la Peterhansel, ¿qué otras imágenes te han marcado?

Sabía que me lo ibas a preguntar. Pues hubo una el año pasado, en la etapa Crono. Estábamos en el refueling y luego íbamos a uno de los campamentos donde dormían los españoles en mitad de la etapa. Llega el Audi de Carlos Sainz y tenía que repostar. Veo que llega el coche con su sonido y le digo a Ashley, oye graba que... y veo que Carlos levanta la puerta. Y le veo salir desencajado, sin quitarse el casco ni nada. Mira que era difícil salir de ese coche y pegó un respingo que no veas. Digo, graba que yo creo que tiene ganas de hablar.

Debió ser la primera vez que yo veía a Sainz agitado. Viene hacia mí, rojo, me dice ¡Dame tiempos! ¡Dame tiempos! Y yo lo entendí enseguida porque ya me había pasado otra vez con Nani Roma en una etapa en Bolivia, en una etapa de maratón. Los pilotos en ese momento no tienen referencias porque lo tienen prohibido y, al primero que ven, le piden algo. Él no sabía nada, y yo, que había estado consultando la carrera, entendí enseguida. Me sentí Lucas Cruz, su copiloto. Y dije, claro, el tío quiere los tiempos para saber cómo va en relación a Loeb y Al-Attiyaha y saber qué tiempo tiene que ganar o perder, dónde quedarse, pensando en la etapa del día siguiente, quedarse por detrás para pillar una huella. Digo, como no le dé los tiempos bien me lo recuerda toda la vida. Yo me los sabía. Yo le dije, Nasser está fuera. ¿Seguro? Loeb, cinco minutos. ¿Seguro? Sí, sí. Entonces sale Lucas del coche. ¡Carlos, ayúdame! Porque, claro, Lucas no podía ni con la gasolina ni con la electricidad. Se va corriendo a ayudarle y, cuando ya están terminando, vuelvo a consultar. Ratifico. Está bien, está bien. Y le digo, Carlos, por favor, ven, ven. Y viene corriendo. ¡Carlos! Mira, Al-Attiyah, fuera. ¿Seguro? Sí, sí, sí. Loeb, cinco minutos. Le dije, tío. Tienes ganado el Dakar. ¡Ya veremos! Y se fue. Y entonces gestionó. Y en lugar de quedarse, no sé, en el campamento 2 o en el 3, se dejó llevar un minuto y medio y salió por detrás. Y ahí cimentó.

Como para decirle mal los tiempos...

Imagínate que metes la pata, es que lo pensé. Si no me hubiera funcionado Internet, él hubiera preguntado a otro.

Paco Grande, Lucas Cruz, Ashley Plà y Carlos Sainz. CEDIDA
Paco Grande, Lucas Cruz, Ashley Plà y Carlos Sainz. CEDIDA

Este año también estuviste con Sainz en medio de la etapa 48 horas, justo después del accidente que lo eliminó al día siguiente...

Le vi mal. De hecho, hubo una declaración que nos hizo. Le pregunto, ¿esto está perdido? Y dijo, no hay nada que hacer. Y no sabíamos si era que no había nada que hacer por reparar el coche o porque estaba perdido el Dakar. Y yo entendí que no hay nada que hacer. La experiencia que he tenido con Carlos en Peugeot y en Mini y en Audi y en las anteriores ocasiones, cuando él va a más de una hora, lo tira. Lo tira. Y aquí estaba muy lejos, a una hora y había perdido más tiempo. Pero luego resultó que quedaba mucho Dakar. Yo creo que Carlos al final albergó esperanzas de la remontada. Hasta que llegó lo de la barra.

¿Por qué esta competición es tan especial?

Por toda la tradición que tiene, la leyenda de las 47 ediciones, el éxodo de África. El eterno deseo de regresar a África, que no se va a producir nunca. La ida a Sudamérica en busca de terrenos parecidos. La llegada a Arabia desde un concepto más industrial y más de negocio. Toda esa leyenda se va alimentando. Y esto, David Casterá está recuperando mucho de la esencia. No de la esencia africana, que eso es imposible, pero sí de la dureza. Por ejemplo, Nani Roma decía hace un par de Dakares que esto es demasiado fácil, que parece un rally, una baja y ya está. Yo quiero etapas largas, cansarme. Ahora fíjate si lo ha puesto duro. Esto es la competición deportiva del motor más dura del mundo por todo eso. Por la extensión, por la tradición que tiene, por la dureza de las etapas. Y tiene que ser así.

¿Y para un periodista?

No, para un periodista es lo mejor. Es una de las pocas competiciones deportivas donde aún tienes cercanía con los protagonistas. Estamos todos en el comedor, mecánicos, pilotos, periodistas, y un día se te sienta Loeb y te pregunta ¿qué tal? O Sainz y te dice ¿cómo has visto la etapa? Yo, que vengo de la época antigua, que tenía mucho acceso y que veo esta época moderna, yo soy superviviente de unas épocas y otras, veo que ahora tú no accedes a alguien así. Y aquí vas por el medio del campamento y saludas a Al-Attiyah, saludas a Cristina, eso es... Y cada uno sabe en el papel en el que está, ¿eh? No por esto significa que vayas a estar todo el día ahí haciendo la pelota o no sé qué. Nosotros aquí en nuestra sala de prensa trabajando y vas y te atienden bien. Claro, la gente quiere salir porque hay mucho patrocinio y hay que salir, ¿no? Pero a mí eso me encanta.

Cris Gutiérrez, posando con su trofeo del año pasado. CEDIDA
Cris Gutiérrez, posando con su trofeo del año pasado. CEDIDA

Dices que es el evento más especial para un periodista, ¿más incluso que unos Juegos?

Esa es una muy buena pregunta. Me voy a tirar el rollo una vez más porque ya llevo 14 y sé lo que son. Como hecho deportivo no hay nada tan grande como los Juegos Olímpicos, o Mundiales e incluso Eurocopas. Pero a mí la posibilidad de acercarme a Carlos Sainz o a Nani y decirle cómo te sientes, cómo está el coche, qué ha pasado hoy, qué ha pasado con las piedras. Es decir, en el tú a tú, eso para mí es lo más importante. Entonces tengo que votar por el Dakar.

Te pido algún argumento más, además del de estar cerca de los protagonistas...

Me pasaba en Sudamérica, que me encantaba trabajar y ver las culturas. Imagínate, ¿cuándo te vas a ver tú en el Salar de Uyuni? Había un cementerio de locomotoras viejas que unía un antiguo tren que iba desde Bolivia hasta Perú por la región del Potosí, que llevaba sal del Salar de Uyuni. ¿Cuándo vas a ver eso? ¿O cuándo vas a pasar por esas misteriosas marcas que se supone que son de extraterrestres de Perú? ¿Cuándo vas a volar por encima de los Andes? ¿Entre Argentina y Chile? ¿Cuándo vas a ir a Córdoba, Argentina? Aquí, Arabia, cuando llegas a Arabia, bueno, fenomenal, muy bien, pero como luego todo es tan perfecto, por seguridad, es tan organizado. Y ya he abandonado un poco el sentido aventurero cultural y ahora me lo tomo más como un trabajo periodístico de motor que me decepciona.

En Sudamérica no te decepcionaba...

Lo que más me gustaba era la gente. Recuerdo ese travelling rodando por Belén, en Catamarca, que la gente nos ofrecía mate. Es para ti, vamos a tomarlo. Conocimos a un chico que nos pidió una camiseta y nos llevó a su casa, con su familia, con su abuela. Nos invitó a comer, hicimos un reportaje. La cercanía de la gente, la familiaridad de la gente. Que no querían nada, no querían nada. Simplemente esa cercanía y ese calor. Y aparte los paisajes, los paisajes clásicos. También nos ocurrió un par de veces que a lo mejor fuimos a un sitio que nos llevó a su helicóptero, a una especial, y luego nos quedábamos colgados allí y tuvimos que volver desde Córdoba. Haciendo autostop o algo.

"Si te preguntan en la primera semana, no quieres volver nunca más"

¿Haciendo autoestop?

Bueno, ahí lo pasamos un poquito mal. He tenido peligro real cuando a lo mejor ASO nos ha puesto un coche de reconocimiento, hemos estado en la pista y ahí tienes miedo. He tenido bastante miedo cuando a veces nos ponemos a grabar la entradilla por la noche, fuera del campamento y los pilotos están probando. Se te pueden echar encima. Hay una entradilla que estaba grabando para el matinal y entonces noto una luz que se me echa encima, yo con una cara de terror. Es que lo veía encima. Tengo mucho respeto cuando vamos a pistas porque te puedes encontrar con una moto o con un coche.

Lo que más escucho aquí es que la gente siempre acaba quemada, sin batería y quejándose... pero termina volviendo al año siguiente. Tú siempre vuelves.

Voy a contar lo que me dijo a mí Lucas Cruz. Cuando vienes aquí a competir o de periodista la primera semana es que vas ascendiendo o acostumbrándote a la dureza. El día de descanso y la segunda semana vas bajando. La primera semana te cuesta porque dices, no vuelvo más. ¿Qué hago aquí? Llegas al día de descanso y ya te has aclimatado. Y al bajar dices que se acaba, que se acaba, que se acaba y terminas y dices joder, ya lo he echo de menos y quiero volver. Pero si te preguntan en la primera semana no, no quiero volver nunca más. Durmiendo aquí cuatro horas durmiendo debajo de una mesa. Sin lavarme tres días. Todo el día buscando historias. Aquí andamos en el acampamiento que tú has visto que es muy grande andamos unos doce kilómetros diarios.

¿Por qué vuelves?

Porque me gusta trabajar en esto, aunque lo odio.

Me has dejado un posible titular.

Pero eso te lo dirá cualquier piloto. El Dakar, 'you love it, you hate it'. Lo amas y lo odias.

C`est le Dakar dicen...

¿Sabes que mucha gente le sigue llamando el Paris-Dakar? ¿Qué, Paco? ¿Te vas al Paris-Dakar? No, no.

¿Volverás?

Desde el primer Dakar que vine, desde el primero, nunca he pensado en si volveré. He pensado este es el que hago y el año que viene igual Televisión Española considera que otra persona es más adecuada que yo... O a lo mejor algún día yo digo que ya no quiero volver. Este es el que tengo y el año que viene... Conforme avanza el año va apareciendo el gusanillo, pero bueno, yo estoy aquí porque Televisión Española lo considera y yo lo que hago es volver con mi trabajo como tú también con tu medio.