RALLY DAKAR

El español más veterano del Dakar es notario y ha visto de todo: "En Mauritania nos pusieron en fila para fusilarnos"

José Luis Criado, que acumula 35 participaciones, pilota un camión con 67 años.

José Luis Criado es el español en activo con más participaciones./MEDIAGÉ
José Luis Criado es el español en activo con más participaciones. MEDIAGÉ
Jorge Peiró

Jorge Peiró

Al Henakiyah (Arabia Saudí).- Fue secuestrado en Mauritania, donde le encañonaron en un paredón. Pasó días en una prisión cerca de Angola y tuvo que sobornar a los carceleros para contarlo. Se perdió en una selva africana durante 18 días. Episodios tan intrépidos podrían formar perfectamente una trilogía de Indiana Jones, pero son aventuras reales. 35 ediciones del Dakar han dado para mucho a José Luis Criado (67 años), notario de profesión y que pilota desde hace décadas como pasión. El participante español con más ediciones en activo confiesa a Relevo en Bisha (Arabia Saudí) algunas de sus andanzas en la carrera más dura del mundo.

Todas ni se pueden contar ni caben en estas líneas. Debutó en el Dakar en 1991, otra época lejana y diferente en la que "los jóvenes de ahora no me aguantarían nada", asegura 'el notario del vivac', que compite con camiones para el equipo KH7 Recovery junto a Jordi Juvanteny y Xavi Ribas. El andaluz relata la crueldad de África en el Dakar de antes, donde "no cenabas, ni te duchabas porque no había nada". Criado sigue pasando veinte días al año en las dunas porque mantiene la "curiosidad y el espíritu aventurero". Su notaría, eso sí, no queda huérfana.

Cuando llega el Dakar, toca aparcar la notaría...

Sí, bueno, me gestiono, la verdad es que son veinte días que me tiro por aquí. Mi trabajo me encanta pero el tiempo que estoy fuera tengo una serie de compañeros que están cerca y, lo más inmediato, me lo hacen. La gente ya sabe cuál es esta actividad, mi actividad, y me esperan normalmente.

Criado, en su notaría de La Roca del Vallès. MEDIAGÉ
Criado, en su notaría de La Roca del Vallès. MEDIAGÉ

Y saben que vienes cada año...

Sí, todo el mundo. Yo estoy en un pueblo pequeño, La Roca del Vallès, una comarca en la que más o menos todos nos conocemos, la actividad que se hace, todo el mundo me conoce y saben que cuando llega el Dakar no me van a ver...

Este año cumples 35 ediciones pero, ¿qué recuerdas de la primera?

Madre mía, yo siempre digo que llevaría a los jóvenes de ahora y creo que no me aguantaría casi ninguno. Aquello era otro mundo, sin menospreciar en absoluto a lo de ahora, pero aquello era lo auténtico, por eso fuimos, porque nosotros, tanto Jordi (Juvanteny) como yo, no éramos profesionales en absoluto. Lo que nos encantaba era la aventura, esa sensación de ver cosas nuevas, de ver mundos especiales, de hacer algo importante y de llevar a cabo una aventura que era compatible con el motor, que era lo que nos gustaba. Ahora esto se ha convertido en otra cosa, yo le digo a los comisarios, 'protegernos porque somos una especie protegida, macho, que quedamos cuatro'. Espero que todavía demos mucha guerra, pero sí, aquello era una maravilla.

¿Notas que esa aventura de la que hablas sí estaba en los Dakares de África y Sudamérica pero se ha perdido en Arabia Saudí?

Sí, las comparaciones siempre dicen que son odiosas, pero yo diría que la esencia es África, es decir, la madre es África, y después hay colaterales, como ha sido Sudamérica, y colaterales de segundo grado, hablando en términos jurídicos, como es ahora Arabia Saudí. No es lo que había antes, el campamento era una cosa pequeña, no teníamos luces, había noches que no comíamos, no cenábamos, porque el camión no había llegado, porque todos iban por una ruta, no había carretera. Era un poco la frase francesa, je suis désolé. ¿Que no había comida? No cenabas, ni había duchas, ni había baños, no había nada. Hemos llegado a estar 18 días sin ducharnos, te puedo enseñar fotos.

"En el Dakar de antes no cenabas, no había ni baños ni duchas... hemos llegado a estar 18 días sin ducharnos"

Una anécdota curiosa. En Senegal ya nos pudimos duchar, había una señora que, con unos barreños, nos ducharon allí con unos cuencos de unas calabazas. El agua tenía piojos, macho. Nos pudimos duchar una vez con suerte, si no es por ella no nos duchamos. Ahora, si no hay agua caliente, la gente se pone... Por eso digo que yo me llevaría a unos cuantos allí a ver cuánto me aguantaban.

¿Por qué no te aguantarían?

Yo creo que es todo. Es decir, esta sociedad que estamos creando parece que es para tontos. Si no hay wifi, mis hijos no van a la playa. 'Pero hombre papá, es que tenemos que tener wifi'. Pero qué wifi, ni qué demonios, antes no había absolutamente nada. De la necesidad, es una frase que repito mucho, de la necesidad hacíamos virtud. Teníamos que conformarnos con lo que hubiera y teníamos, y éramos felices con aquello. Ahora el grado de felicidad ha alcanzado tales cosas que todo lo quieres inmediato y allí no había inmediatez. Allí había lo que llegaras a conseguir por tus propios medios. Ahora no, ahora tiene que ser todo ya y ya. Y no, esto no funciona. No teníamos ni GPS ni nada. Íbamos con una brújula.

Lo de no ducharte no es lo peor que te ha pasado en un Dakar...

Lo peor que me he encontrado es ver amenazada nuestra integridad física hasta el punto de... de perder la vida un par de veces o tres, ya no recuerdo. Una vez, cuando la guerra del Golfo nos pilló justo en Mauritania, que estaban de parte de Irak, entramos en una población y la gente empezó a tirarnos piedras, a sacar pistolas, tuvimos que salir corriendo. Fue horroroso. Y recuerdo otra vez que nos secuestraron en Mauritania, que nos pusieron así en fila para fusilarnos, lo pasamos muy mal, muy mal.

¿Cómo os secuestraron? ¿Cómo fue eso?

Pues mira, era un cuello de botella que era el llamado Paso de los Elefantes, teníamos que converger en un sitio donde ya casi no se podía pasar, había que pasar de uno en uno. Ahí se puso la gente aquella, nos iban sacando de los vehículos, nos sacaron a la fuerza, nos quitaron el camión y nos llevaron para allá, a una duna, donde, ¿cuál fue esta sorpresa cuando llegamos? Que había medio rally allí, era la caída de la tarde y allí nos tuvieron.

Criado, con su mono de KH7. MEDIAGÉ
Criado, con su mono de KH7. MEDIAGÉ

Resumiendo un poco, nos sacaron uno por uno, yo me despedí de Jordi, nos dimos un abrazo y tal, porque sabíamos... que íbamos al paredón, y efectivamente nos pusieron así, en fila, y entonces nos dijeron, bueno, muchísimas gracias por haber venido, os esperamos el año que viene otra vez, volveremos a robaros. Entonces se llevaron varios camiones, varios coches, tuvimos la suerte de que el nuestro no se lo quedaron, pero lo pasamos bastante mal.

También has estado en la cárcel...

Sí, fuimos a una cárcel allí abajo, de esto que se llama, no me acuerdo, en un país cerca de Angola, y allí nos detuvieron porque íbamos sin papel y nos habíamos perdido en el rally, teníamos que encontrar el rally y, si no, pues no pasábamos de ahí. Al final nos detuvieron y estuvimos tres días en la cárcel, hasta que sobornamos a los carceleros con dinero y nos largamos.

¿En serio?

Así fue. Bueno, aquella época era muy dura, estar 18 días desconectados del rally fue horroroso.

¿Cómo que desconectados?

Solos, solos, tuvimos un accidente, aquel año yo iba en coche con Xavier Folch, y el 28 de diciembre íbamos entre los quince primeros, con un coche de serie, un Nissan Patrol de fibra de vidrio, muy rápido pero tuvimos el error de saltar una duna y pegamos un golpe de morro y, en vez de dejar el coche e irnos, como éramos jóvenes y teníamos sed de aventura, era el espíritu ese del Dakar, nos quedamos allí.

"Pasamos 18 días solos en África, sin gasolina ni nada, con solo una prenda de ropa"

Tiramos sin cristal, sin luces y teníamos que dar un rodeo porque República Centroafricana estaba en guerra. Teníamos que pasar todos en convoy, no llegamos al convoy y empezamos a atravesar países: República Centroafricana, Bali, no sé qué. No sé cómo terminamos llegando y dijeron 'que llega el notario'. Llegamos llorando y llorando, lo pasamos mal porque pasamos 18 días solos, sin gasolina, sin nada, con una prenda porque la bolsa la llevábamos en el camión de asistencia, horroroso, atravesando animales, gente, sin comida, bueno.

Había que estar un poco loco para ir al Dakar...

Yo tenía un padre que era una persona muy especial y veía más allá siempre. Recuerdo una frase que me dijo, porque a él le encantaban todas estas cosas, y viajar y tal, y me decía, 'lo que tú veas por tus ojos, José Luis, lo veo yo también'. El espíritu aventurero me lo transmitió él, de pequeño tenía mucha imaginación y todo fue un caldo de cultivo que, juntado con que yo hacía carreras de motos y de coches en Andalucía, en mi patria pequeña, convergió en el Dakar, que me daba la posibilidad de vivir esas historias. Esa es la sed de aventura que siempre he tenido.

Y que todavía mantienes...

Porque me parece maravilloso. Mientras me siga haciendo ilusión y tenga un equipo precioso... a veces digo, mira, yo en el Dakar ya lo he hecho todo, o casi todo, es decir, he ganado, he corrido, he estado entre los diez primeros, he dado la cara, he navegado y ahora estoy divirtiéndome con mis amigos. Me gusta esa convivencia, conocer nuevas culturas. El otro día me fui con la bicicleta por ahí, había gente ahí fuera, me invitaron, o sea, me encanta. Soy muy curioso. La curiosidad es la primera forma de la inteligencia.

Por curiosidad, ¿te conocen como 'el notario'?

Sí, bueno, soy el notario. Soy notario, evidentemente. Me llaman el notario, sí, el notario del Dakar, el notario... Ay, el notario, tal. Tengo esta fama, muchos de los que hay por aquí son clientes míos.

¿Puedes ser el único notario del vivac?

Sí, de toda la vida, el único. El único y ninguno de mis compañeros creo que me siga nunca, porque esto es una cosa un poco para locos.