Su cámara ha grabado accidentes de Carlos Sainz en el Dakar y el mediático debut de Fernando Alonso: "Un día volcamos con el camión de RTVE"
Ashley Pla ha acompañado durante 17 ediciones a Jesús Cebrián, Izaskún Ruiz y Marcos López por Sudamérica y África.

Haradh (Arabia Saudí).- Desde que le llamaron en 2006, siempre ha vuelto con su cámara. Solo aquellas amenazas terroristas de Al Qaeda en Mauritania en 2008 y la decisión de no comprar los derechos en 2010 han privado a Ashley Pla de captar las imágenes más impactantes del Dakar. Ha visto de todo y con todos en las diecisiete ediciones que acumula: ha sido mano derecha en RTVE de Marc Martin, Jesús Cebrián, Izaskun Ruiz, Marcos López y, ahora, de Paco Grande.
Los colores de Sudamérica y las tribus de África solo se pueden captar en el Dakar. No así en los tres Juegos Olímpicos, los últimos Paralímpicos, partidos del Real Madrid en la Liga de Campeones, de la Selección Española, el Tour de Francia y los Sanfermines que ha cubierto. Apasionado de la fotografía, la carrera más dura del mundo le ha brindado la oportunidad de ver penas y glorias de Carlos Sainz, Marc Coma y otros grandes desde 2007.
No sonaba muy bien aquello de cubrir un Dakar en 2006...
Bueno, me dijeron que había que dormir en tiendas de campaña, no se podía dormir casi. No me lo pensé, la verdad. No es que haya sido un gran seguidor del Dakar pero es algo que atrae a muchas audiencias y a mucha gente que no tiene por qué entender de motor. Siempre me han llamado, como cámara, sus imágenes y las historias de superación, de aventura, las historias humanas de los pilotos.
¿Cómo te lo preparaste sabiendo la materia prima de imágenes que te ibas a encontrar?
Era 2006 y no había apenas redes sociales. Empecé a buscar algún documental del Dakar que se había hecho hace unos años y a ver imágenes y recorrido. Todo lo que pude encontrar o por YouTube, que era lo que más había entonces. Yo lo había visto como espectador pero nunca pensé que podría estar ahí.
¿Cómo es África?
Para mí también fue un descubrimiento porque fue mi primera vez en África y es un continente que deslumbra: la luz, la fotografía, sus gentes, el colorido de las gentes... Estuvimos en Marruecos, Mauritania, Mali, Senegal, creo. Y bueno, las aldeas, pequeñas poblaciones, gente que se nos acercaba...
¿Recuerdas algún plano o historia que te marcó?
Yo creo que la luz, el color de la arena y Mali y Mauritania, la vestimenta de la gente de allí local. Todo ese colorido.
La edición de 2008 se suspendió...
Salíamos de Lisboa, hicimos las verificaciones técnicas y justo el día de antes, o el mismo día por la mañana, antes de la primera etapa, que se corrían un par de etapas en Portugal, se anuló. Hubo amenazas terroristas en Mauritania, se anuló y 2009 fue el primer año en Sudamérica. Y allí fuimos a Sudamérica y fue otro descubrimiento.
¿Por qué?
Es diferente, cada zona tiene su encanto. Sudamérica también tiene un gran encanto porque hemos recorrido Chile, Argentina, Perú, Bolivia, Paraguay. Perú, Bolivia, Paraguay. Es el altiplano de Bolivia, es precioso. Estar a esa altura, la sensación de estar a cuatro mil y pico metros, las condiciones de trabajo en altura, es muy llamativo. La gente, era una barbaridad cuando llegaban los vehículos y había mucha gente esperando. Se acercaban y durante todo el recorrido en Argentina hay kilómetros y kilómetros de gente, como en las vueltas ciclistas, el Tour de Francia o la Vuelta a España, pues algo parecido. La afición que hay en Argentina no lo supera otro país. Perú es diferente. Perú es más parecido a África, a lo mejor, y Bolivia no hay esa afición que hay en Argentina. Pero los paisajes y las zonas que recorremos...
Tendrás alguna imagen que te haya marcado.
La experiencia más potente que he tenido en Dakar fue en 2012, que hicimos el Dakar en un camión. Pilotaba Rafa Tibau, Facundo Vitoria de copiloto, e íbamos Jesús Cebrián y yo. Ese año hicimos el Dakar en un camión, seguíamos por las rutas de asistencia, íbamos de campamento pero teníamos la oportunidad de meternos en carrera, teníamos que entrar antes, madrugar mucho y entrar antes de que empezara la carrera para ya estar posicionados. Aquel año vivimos la carrera desde dentro, pero lo más potente que tuvimos fue en Atacama, en El Desierto, en Chile.
Volcamos con el camión. Tenía mucha potencia, pero este camión pero las dunas de Atacama son enormes. Está la duna más alta, se dice que está por allí la duna más alta. Y es impresionante verte ahí dentro, bajamos por una duna y quedamos como en un agujero rodeado de dunas inmensas. Empezamos a subir con el camión y empezó a perder potencia. Acabamos volcando, ya casi estábamos subiendo la duna. No nos hicimos daño pero fue un susto muy grande. Lo más bonito fue vivir la experiencia de estar toda la noche en el desierto.
Pasamos la noche allí y muchos pilotos no se atrevían a bajar donde estábamos, era como estar en un agujero. Y bueno, Facundo, el copiloto, empezó ahí a reparar. No sé si habría luna llena pero se veía todo. Empezaron a llegar pilotos a lo alto de la duna, y la mayoría no bajó la duna, alguno sí que bajó y subió bien, pero muchos veían luces que llegaban, se paraban, miraban y se iban por otro camino, y muchos se quedaban a dormir arriba de la duna para esperar a que se hiciera de día y ver mejor el recorrido y salir. Aquella noche subí con la cámara y era un espectáculo, subí la duna y llegaban unos por aquí, otros por allá, y era como estar en Marte, en otro planeta, en la luna, además los pilotos que llegaban de noche con los cascos parecían astronautas, con los trajes.
¿Alguna otra historia que te haya marcado?
Bueno, las historias con los pilotos. El Dakar, una de las cosas más apasionantes, es el contacto cercano con pilotos, sean de nivel, sean pilotos de Primera, de Segunda, sea Carlos Sainz o sea alguien de Original. Y las historias que tienen ellos, que vives muy de cerca, sus victorias y sus no triunfos. Quiero decir, sus penas, cuando llegan tarde al campamento, cuando vuelcan, pierden tiempo. Sus penas y sus glorias las vives de cerca. Y luego las historias de superación que tienen.
Recuerdo en 2007 a Marc Coma, que tenía la rivalidad con Cyril Despres, iban ganando cada año uno, un año ganaba Marc, otro Cyril. Y ese año le tocaba a Marc porque el anterior había ganado Cyril. A falta de dos etapas, tuvo una caída y se tuvo que retirar del Dakar. Le trajeron el helicóptero al hospital. Estás ahí y lo vives con él. Claro, lo vives de cerca y le sigues todo el rally que va muy bien, va muy bien y que está a punto de conseguirlo. Y luego lo que tiene el Dakar es eso. Los pilotos tienen que esperar un año para volver.
Has vivido de todo junto a Carlos Sainz.
Recuerdo el accidente que tuvo en Argentina, que su copiloto se rompió una zona del hombro de omóplato o algo y volcaron, cayeron. La imagen fue espectacular y, aun así, intentaron poner el coche y salir. Tuvieron que abandonar, luego los triunfos de Carlos Sainz. Muy apasionantes, muy emocionantes.
También coincidiste con Fernando Alonso en 2020...
Aquello se dimensionó mucho, de medios. Cuando vino Fernando Alonso, vinieron muchos medios y fue un Dakar... Ese Dakar estuvimos muy centrados con Fernando Alonso, era lógico.
Fue un Dakar poco Dakar, en ese sentido.
Sí, porque él venía de la Fórmula 1. Tuvo mucha expectación en aquel Dakar, muchos medios. Y luego, pues... La esfera suya es un poco diferente a lo que se vive habitualmente en el Dakar. Aunque es raro, es lógico cuando viene un piloto de la Fórmula 1. Había muchos filtros para hablar con él. Con Audi y Sainz hubo algo parecido pero no llega a ser de ese nivel. Estuvo bien tener a un piloto como Fernando Alonso porque también le dio mucha visibilidad al Dakar. Es bueno que vengan pilotos como Sebastien Loeb, como Fernando Alonso, que vengan de otras disciplinas.
Hay quien dice que en Arabia Saudí ha perdido parte de su esencia.
África y Sudamérica, para los periodistas, yo creo, se añade un componente de aventura. Porque siempre intentas salir algún día del campamento, acercarte a alguna población en Sudamérica, igual en Bolivia, en Perú... Y siempre te encuentras con alguna aventura que te sorprende. La gente te acoge, se acercan muchos lugareños, son muy abiertos, te lo dan todo. Pero aquí en Arabia está todo más cerrado, más controlado, hay más seguridad. Al campamento no suelen entrar y tampoco se suele salir porque aquí estamos mucho más alejados de aldeas y poblaciones. Salir del campamento es más complicado, es muy organizado, lo organizan muy bien los árabes.
¿Qué es lo más duro de cubrir el Dakar?
Creo que son los viajes y los traslados de etapa en etapa. Solemos viajar en avión, entonces solemos dormir en tienda y saco de dormir. Al Dakar vas con tu tienda, tus sacos, levántate temprano, recoge la tienda, el saco, hace frío, empaquétalo, súbete al autobús, te vas al aeropuerto, bájalo todo, sube al avión, baja del avión, coge el bus... Eso, día a día, es lo más agotador. El trabajo no: puedes estar trabajando porque llena mucho y lo haces con pasión, y el Dakar son 15 días y tienes que ir a tope.
¿Y lo mejor?
Pues estar todo el día buscando las historias, se te van pasando los días súper rápido y es muy emocionante, todo muy acelerado, luego el ritmo de trabajo hace que tu agilidad sea más creativa, soluciones, problemas que te surgen, que a lo mejor en un plató de televisión o en una retransmisión, donde hay un equipo más grande, se solucionan. Apañarte como puedas. Lo bonito del Dakar también es resolver situaciones y buscar la mejor manera de hacer las cosas. Se aprende mucho.
¿Por qué siempre repites?
Lo que me llena es que es algo único y la manera de trabajar también, es diferente a otras cosas que hago. Te llega un piloto, tienes que entrevistarle, tienes que ir a montar, tienes que enviar, es todo un ritmo tan acelerado que es lo que me llena. Este tipo de trabajo con tantos días. Si un día consigues un coche para ir a rodar en las dunas pues también es algo diferente. Es un trabajo con mucha acción y un componente de aventura.