El 'abuelo' del Rally Dakar: 76 años, 31 participaciones y media vida en el desierto
Jean Pierre Strugo sigue soñando despierto al volante de un coche de carreras y este 2023 ha sido el piloto más mayor del rally.

Cuando Jean Pierre Strugo nació, hacia menos de nueve meses que la Segunda Guerra Mundial había llegado a su fin después de barrer media Europa y arruinar a la otra media. Originario de Chatou, una pequeña localidad del extrarradio de París, a 14 km del centro, este promotor inmobiliario francés ha conseguido acabar su 31ª participación en el Rally Dakar con la friolera de 76 años y no precisamente al fondo de la clasificación.
De hablar pausado, físico delgado, movimientos precisos y sonrisa de oreja a oreja, Strugo dice que lleva 10 años queriendo dejar su pasión, pero que cuando en el horizonte aparece el mes de diciembre, vuelve a recibir una dosis de adrenalina difícilmente aplacable. En este Dakar 2023 recién terminado ha sido el único de los participantes que llegó a disputar el rally en los tiempos de Thierry Sabine, su fundador, y que aún se mantiene en activo.
Comenzó a adentrarse en el mundo de las carreras en 1966, con apenas 20 años, disputando varios rallies regionales en Francia. Pero su gran sueño se cumplió en 1985, en la edición Versalles-Dakar, de 14.000 km. Al volante de un Citroën Visa 1000 Pistes, Strugo no pudo llegar a meta, pero en él se encendió una mecha que 38 años después sigue calentando su ser. En el camino logró tres títulos de campeón del mundo de rally raid de coches de serie.
"El año pasado quise dejarlo después de la 30ª participación, pero he vuelto porque todavía no he encontrado el antídoto contra el virus. Cada año encuentro un pretexto para continuar y eso que le había prometido a mi mujer que no volvería más", cuenta Strugo a Relevo.

"No me lo puedo creer, sinceramente. Cuando me veo en el espejo no me creo que esté disputando mi 31º Dakar con 76 años; es increíble. Para mí, esta carrera significa muchas, muchas cosas. Es convivencia, es aventura, es superación, son días con los amigos. Estoy en un equipo en el que todos son una piña, todos somos amigos en MD Rallye y eso es algo clave para mí".
Strugo llegó a ganar en tres ocasiones el Dakar en la categoría de Producción (coches de serie) y se apuntó una victoria de etapa absoluta en la edición de 1997 (de Dakar a Dakar pasando por Mali, Níger, Mauritania y Guinea) por delante de los Mitsubishi oficiales de Saby y Shinozuka y del buggy de Jean Louis Schlesser. Aquella jornada, de Kidal a Tombouctou, en Mali, logró encontrar uno de esos pasos legendarios de los que siempre hablan los veteranos del Dakar mientras el resto daba vueltas perdidos. Logró acabar 7º de la general final, su mejor resultado.
"De mi primera participación recuerdo que era algo impresionante, impactante, no sabía cómo funcionaba. Fue muy, muy complicado. Incluso ahora, con 76 años, me sigue pareciendo que aquello era terrible, exigente a más no poder. Cada noche dormíamos en tiendas, no había agua corriente... nos encontrábamos llorando en varios momentos de la carrera por la exigencia. Al acabar me dije que nunca más volvería, pero...", rememora.
"Lo más emocionante que recuerdo fue cuando gané una especial en 1997. Fui primero con un coche de serie por delante de los Mitsubishi oficiales. Aquel día fue sencillamente increíble. Pero el Dakar ha cambiado muchísimo. Al principio era toda una aventura y ahora es otra cosa, es competición. Es como si estuviera en el Mundial de Rallies, con Loeb, Al Attiyah, Sainz, Peterhansel... Pero sigue teniendo esa atracción única".

"Ahora paras cinco minutos y desde dirección de carrera te llaman para preguntarte si estás bien. En cambio, en mi primer Dakar nos perdíamos durante horas y horas, pensando que si no conseguíamos llegar al vivac podríamos morir en el desierto, porque el rally continuaría sin nosotros. Ahora paras a hacer pis y ya te están llamando: 'Hola, ¿estáis bien?", añade con una sonrisa socarrona mientras monta su tienda de campaña.
Hace 13 años, tras disputar dos ediciones en Sudamérica, decidió dejarlo. Pero en 2014 le llamó un amigo para sugerirle que se atreviese a disputarlo en un buggy (dos ruedas motrices) y el francés aceptó. Después de abandonar ese año y acabar 36º en la general en 2015 volvió a decir 'basta'. En 2019 llegó a ganar la Africa Eco Race, una carrera que sigue recorriendo zonas por las que pasaba el Dakar africano. Pero el adiós a América Latina y el desembarco en Arabia Saudí le volvió a sacar de la retirada por tercera ocasión.
"Sigo creyendo que puedo disfrutar de esto, mi físico me respeta, sigo trabajando y tengo la sensación de que no puedo dejarlo, porque mucha gente querría estar en mi posición. Pero este año será el último... (risas)", asegura Strugo, que durante los enlaces de esta 45ª edición ha cedido el volante a su copiloto, Cristophe Crespo, para responder emails y llamadas de su empresa inmobiliaria.
En casa, sus hijos, de 53 y 52 años, siguen cada día la tabla de tiempos para ver cómo le va su padre. "Uno de ellos dice que quiere correrlo algún día moto, pero yo ya le he dicho que se olvide, que es muy complicado y peligroso y que a su edad ya es tarde", apunta el francés de 76 años. Su mujer le acompañó durante 20 años dentro de las asistencias de sus equipos, pero en 2010 dejó de viajar en Navidades y Strugo la llama al final de cada etapa para tranquilizarla y decirle que está bien.
Cuando se le pide que lance un mensaje a personas de su edad, que a veces pueden dudar de si están capacitadas para seguir haciendo cosas como correr un Dakar, dice: "Tengo mucha suerte de poder seguir haciendo esto. Pero otros de mis amigos tienen la misma edad y siguen haciendo natación, footing, tenis, etc. Actualmente 76 no son tantos años. Tengo miedo a qué vendrá con los 80... quiero mantenerme en forma y seguir como ahora. Soy un afortunado".
Después de toda una vida, Strugo ha vuelto a ver la línea de meta del Dakar, el más duro de Arabia Saudí, y lo ha hecho en la 49ª posición de la general. ¿Será la última de este viejo rockero?