World Aquatics deja estupefacto al waterpolo mundial al cambiar las reglas sin ni siquiera probarlas: "¡Es de locos!"
Todas las competiciones ya se celebrarán en campos de 25 metros, con menos posesión y con otro uso del VAR.
World Aquatics, el ente que rige la natación mundial y que siempre está bajo el foco por las luchas intestinas por el poder, ha celebrado esta semana en Budapest un encuentro para inaugurar su nueva sede. Es bien conocida la estrecha relación entre el presidente de la federación, Husain Al-Musallam, y el primer ministro húngaro, Viktor Orban, y la ciudad del Danubio siempre está dispuesta a albergar cualquier competición internacional: la última, el Mundial de piscina corta del 10 al 15 de diciembre. Dentro de ese marco, ha trascendido una noticia que ha dejado estupefacto al mundo del waterpolo por cómo se ha desarrollado.
La federación internacional, como apuntó el portal Total Waterpolo por primera vez, ha decidido que desde el 9 de noviembre todas las competiciones que están bajo su paraguas -World Cup, Mundiales y Juegos Olímpicos- tendrán un nuevo reglamento en el que se varía el tiempo de posesión, los metros del campo, el uso del VAR y la norma del portero-jugador. Medidas que se debían testear primero en la World Cup de enero, como así tenían entendido todas las federaciones, pero que ya se han aplicado sin ni siquiera saber la opinión de los waterpolistas.
"Nunca había pasado algo así", apunta uno de los entrenadores. "Nos habían comentado que habría un test en enero", añade un jugador. Pero World Aquatics ha tirado por la tangente y eso que había una corriente crítica que quería ver cómo afectaban al juego las nuevas reglas. Brett Redelinghuys, miembro del waterpolo sudafricano, por ejemplo, razonó en su cuenta que "el equipo más emocionante de ver (y otros están copiando algunas de sus tácticas) es Japón. Han hecho que ver el juego sea divertido. Presionan a los mejores equipos y ganan o pierden por uno o dos goles. Este estilo podría ser utilizado por otras naciones pequeñas. Al reducir el campo, se ha eliminado su ventaja de velocidad y se ha recuperado el poder de los pesos pesados. Esto obstaculiza el desarrollo de las naciones más pequeñas".
En una línea crítica, lo que refuerza la idea de que muchos países no estaban a favor de estas reglas, se muestra el mítico seleccionador japonés Yoji Omoto: "Lo que se debería cambiar no es el tamaño del campo, sino la regla que permite a los jugadores permanecer siempre a dos metros de la portería. El waterpolo no es interesante porque los jugadores solo pasan la pelota al boya sin apuntar a la portería. Esto no está permitido en baloncesto, balonmano, fútbol...".
World Aquatics advances Budapest transition with historic opening of interim office
— World Aquatics (@WorldAquatics) November 11, 2024
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Se reduce el campo cinco metros: «Habrá hasta 20 ataques...»
El cambio de reglamento se aplicará este enero en la World Cup, donde participarán las selecciones españolas, y después en los Mundiales de verano en Singapur. Obviamente, obligará a que la próxima temporada todas las competiciones de la LEN (Liga Europea de Natación) y de la RFEN (Real Federación Española de Natación) se adapten para que todos puedan jugar en el mismo marco.
Las nuevas reglas, como ya explicamos en Relevo, afectan más al waterpolo masculino, incluso amenazan con alterar el orden mundial porque pueden suponer una nueva adaptación a este deporte. Y se basan en cuatro puntos claros. El primero de ellos es el espacio del campo, que se reduce de 30 a 25 metros. Eso comprime el terreno y convierte el waterpolo en más dinámico pero con más contacto ("cada equipo puede hacer hasta 20 ataques más por partido") y además universaliza el deporte, ya que permite que en piscinas que no sea olímpicas poder adecuar el terreno de juego.
El segundo aspecto es el periodo de posesión, que también desciende a 25 segundos. Y el exclusión, que se queda en 15. Antes era de 20. El tercer aspecto se ciñe al uso del VAR. Los entrenadores tendrán la oportunidad de impugnar decisiones mediante la tecnología una vez por partido. Y, el último, al uso del portero-jugador: los equipos pueden jugar ahora con siete jugadores de campo (sin portero designado). Ninguno de los jugadores puede defender con las dos manos (sin privilegios de portero). Esto significa que cada equipo debe tener un juego adicional de gorros rojos con todos los números.
"Es un cambio radical y mucha gente no estaba de acuerdo. Nos quedamos con la boca abierta. No recuerdo algo así. Siempre hubo pruebas en las competiciones absolutas para debatirlo...¡Es de locos!", sintetiza uno de los jugadores internacionales con los que charló Relevo.