WATERPOLO

Una revolución en el reglamento del waterpolo puede alterar el orden mundial: "Habrá hasta 20 ataques más por cada partido"

World Aquatics lo pone a prueba en la Copa del Mundo: la piscina se reduce, también la posesión y se fomenta el portero-jugador.

Croacia perdió la final de los Juegos Olímpicos de París a manos de Serbia, que consiguió su tercer título consecutivo. /GETTY
Croacia perdió la final de los Juegos Olímpicos de París a manos de Serbia, que consiguió su tercer título consecutivo. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

El waterpolo espera con cierta curiosidad lo que sucederá en la Copa del Mundo que se celebrará en Serbia del 6 al 11 de enero (la fecha se podría mover unos días), con la participación también de la Selección española. World Aquatics pondrá a prueba una revolución en el reglamento que amenaza con alterar el orden mundial. Aunque la federación internacional se ha acostumbrado a cambiar normas a favor de la espectacularidad y el dinamismo (variar la línea del fuera de juego, las faltas...), ahora se da una vuelta de tuerca más intensa con cuatro medidas de calado, que afectan incluso a la zona de juego.

El primero de los cambios es el espacio. Ya no será de 30 metros de largo sino de 25, como ocurre en el waterpolo femenino, por lo que eso provocará que aumente el número de ataques y se reduzcan las transiciones. "Se producirán hasta 20 ataques más de media por partido", explica uno de los internacionales. La medida ha sido promovida por Hungría, uno de los países con más peso en el circuito internacional, de hecho la sede de World Aquatics se trasladó a su magnánima piscina Duna Arena, y es una de las ciudades habituales que acoge Mundiales de Natación, ya lo hizo en 2017, 2022, lo hará en 2027 y este diciembre acogerá el Mundial de Natación de piscina corta. Y también Europeos.

Este punto es positivo para la expansión del waterpolo, teniendo en cuenta que hay muchas piscinas de 30 metros en las que ahora se podrá practicar este deporte con las medidas reglamentarias si finalmente se aprueba el nuevo reglamento tras el test que se realizará en Novi Sad en enero. Antes, solo era posible en piscina olímpicas para poder montar el espacio de juego. Y, claro, piscinas de 50 metros no hay tantas.

La reducción del espacio provoca un efecto dominó en los tiempos de posesión. De 30 segundos se pasa a 25 y después de una exclusión el ataque en superioridad pasa de 20 a 15 segundos, el mismo que permanecerá el jugador excluido fuera del espacio de juego. Eso provocará que "haya que decidir más rápido y todo sea más dinámico".

También las medidas afectan al uso del VAR. Los entrenadores podrán impugnar decisiones (acción violenta, decisiones de saque de esquina y de penalización) mediante la tecnología una vez por encuentro. En caso de que tenga éxito su demanda, mantendrá ese privilegio adicional. Hasta este momento eran los árbitros los que tenían esa potestad en jugadas controvertidas.

Los gorros rojos que estarán obligados a llevar todos los jugadores

La última de las medidas acerca al waterpolo al balonmano. World Aquatics obligará en la Copa del Mundo a que todos los jugadores de campo tengan también un gorro de color rojo con su dorsal para que puedan ejercer de porteros en situaciones concretas. Se potencia el uso del portero-jugador, un recurso que ahora solamente se utilizaba en los momentos finales de partido, como los últimos ataques, cuando se eliminaba al portero y se jugaba con siete de campo; pero ahora estará reglamentado. "Si en los últimos cinco minutos pierdes por una diferencia, se pueden dar más situaciones de portero-jugador".

La única limitación de los jugadores que hagan de portero es que estará prohibido que utilicen las dos manos para parar, deberán hacerlo con una de ellas, igual que ocurre durante el juego.

En el aire queda cómo pueden afectar estas medidas a las selecciones más potentes especialmente en categoría masculina. Aunque son globales, cada equipo tiene unas virtudes y una capacidad de adaptación que puede marcar, en caso de aprobarse, los resultados a corto plazo. Le ocurrió a las selecciones balcánicas con las últimas variaciones, que unidas a su relevo generacional, perdieron vuelo o le costó más adaptarse a un waterpolo donde se penalizaba más el contacto.