MOTOGP

El intenso y arriesgado nuevo MotoGP lleva a seguir los pasos de la F1

El campeonato estudia oficializar la figura del piloto reserva, con más margen de preparación, vistas las numerosas bajas en 2023.

Joan Mir y Marc Márquez, durante el GP de Austria 2023 de MotoGP./Repsol Honda
Joan Mir y Marc Márquez, durante el GP de Austria 2023 de MotoGP. Repsol Honda
Borja González

Borja González

Este fin de semana, Daniel Ricciardo, piloto de la escudería Alpha Tauri de F1, se lesionó durante los entrenamientos del viernes del Gran Premio de los Países Bajos. Su lugar lo ocupó Liam Lawson, piloto reserva de Red Bull. Ricciardo figuraba como tercer piloto de la escudería patrocinada por la bebida energética tras salir de McLaren a finales de 2022. Pero terminó ocupando el lugar de Nyck De Vries cuando su equipo decidió bajarle del monoplaza antes del GP de Hungría por bajo rendimiento.

Y es que en la F1 conviven las figuras de tercer piloto, piloto de pruebas y piloto del simulador. En MotoGP el concepto está menos desarrollado. Las fábricas sí que cuentan con pilotos de pruebas. KTM utiliza a Dani Pedrosa, a Jonas Folger y a Mika Kallio; Honda, a Stefan Bradl y también el japonés ex de Moto2 Tetsuta Nagashima; Aprilia cuenta con Lorenzo Savadori; Ducati, con Michele Pirro; y Yamaha, con Cal Crutchlow. Pero cuando hay una baja por lesión, lo de quién ocupe la moto está menos definido.

Este año hemos visto, y estamos viendo, cómo Iker Lecuona, que compite en WorldSBK, ha cubierto varias bajas para Honda: de Marc Márquez, de Joan Mir y de Álex Rins, lo que le llevó, por ejemplo, a renunciar a competir por su marca en las 8 horas de Suzuka, al coincidir con la prueba de Inglaterra. De hecho, el valenciano volverá a ocupar este fin de semana, en el Gran Premio de Cataluña, el sitio de Rins, en la que será su quinta participación mundialista en este 2023 (Jerez por Márquez, Assen por Mir, Silverstone, Austria y Barcelona por Rins).

Y en los últimos años hemos visto desfilar a pilotos como Danilo Petrucci, Tito Rabat, Alex Lowes, Jake Dixon (que dejó momentáneamente su Moto2 para cubrir el sitio en MotoGP del lesionado Franco Morbidelli en 2021), Garrett Gerloff, Damian Cudlin, Alex de Angelis o Mike Jones, un piloto del campeonato australiano que nunca había corrido en el Mundial y que se subió a la Ducati de Héctor Barberá en 2016 en Phillip Island, porque este a su vez tenía que suplir al lesionado Andrea Iannone, que competía en la estructura oficial.

Iker Lecuona, durante el GP de Gran Bretaña.  Getty Images
Iker Lecuona, durante el GP de Gran Bretaña. Getty Images

Lecuona ha hecho ese papel de cubrir huecos en Honda (al igual que Bradl, en Austin por Márquez y en Assen por Mir); Folger en KTM/GasGas, corrió con la moto de Pol Espargaró durante seis fines de semana; Petrucci y Pirro compitieron por la baja de Bastianini en Ducati; y Savadori por la de Miguel Oliveira en Aprilia. Y es que 2023 ha sido especialmente lesivo para los pilotos, lo que ha llevado a plantear un sistema parecido al de la F1: marcar a un tercer piloto por fábrica, más allá de su rol de piloto de pruebas, y aumentar su potencial participación en la categoría para elevar su competitividad.

La idea es que cada marca tenga la posibilidad de ofrecer a estos pilotos hasta seis apariciones a lo largo de la temporada (los llamados wild cards, pilotos invitados, lo que hizo Pedrosa en Jerez y que volverá a hacer en Misano), algo que se complemente con los entrenamientos privados para permitir contar con recambios de garantía para las potenciales suplencias. Una idea que vendría como anillo al dedo a KTM/GasGas para encontrar una manera de desenredar la situación que se le ha planteado de cara a 2024, la de contar con cuatro motos y cinco pilotos.

Y, además de esto, hay una idea añadida para bajas de larga duración. Este año ya hay cuatro casos que podrían cumplir este patrón: Marc Márquez, Pol Espargaró, Bastianini y Rins. Los tres primeros tuvieron que ir a un circuito con una moto de calle para evaluar sus sensaciones, pero el problema es que las reacciones de una MotoGP (por aerodinámica, potencia o electrónica) no son replicables; y esto genera un extra de riesgo en la readaptación, porque estos pilotos tienen que tomarse un tiempo para volver a entender cómo funciona todo mientras que el resto va varias marchas por encima.

"Estaría muy bien, y no había pensado en eso", comenta Pol Espargaró sobre la posibilidad de probar con una MotoGP antes de regresar. "Yo lo enfocaría más como una cosa de seguridad, porque está bien dar un día de test a alguien que ha estado mucho tiempo fuera, pero creo que hay que enfocarlo más en algo de seguridad, más que nada para ver si el piloto es capaz de llevar una MotoGP. Por ejemplo, Bastianini se subió a su moto en Jerez y vio que no podía pilotarla. Pasas unas pruebas para volver, pero la MotoGP es muy exigente, y puede que yo esté fuerte en un gimnasio, pero puedo que no lo suficiente para pilotar una MotoGP. No estaría mal que se pudiese hacer, aunque tendrían que estar todos los equipos de acuerdo". Debates que ha abierto el nuevo formato de la clase reina.