MOTOGP | GP DE ARAGÓN

Pedro Acosta: un test en Misano, una cena con Pedrosa y unos días entre amigos para reencontrarse

El novato murciano sale de su particular bache con dos terceros puestos en el Gran Premio de Aragón.

Pedro Acosta celebra el podio conseguido en el GP de Aragón./AFP
Pedro Acosta celebra el podio conseguido en el GP de Aragón. AFP
Borja González

Borja González

Motorland de Aragón (Alcañiz, Teruel)-. Pedro Acosta fue uno de los vencedores del Gran Premio de Aragón. Y lo fue mirando los resultados y desde el punto de vista moral. Porque pese a que el joven murciano, el novato de la categoría, muestra una imagen desenfadada y campechana, lo cierto es que es un caníbal al estilo Marc Márquez, uno de esos con la victoria entre ceja y ceja. Y no había conseguido digerir demasiado bien el frenazo en su evolución como piloto de MotoGP. Acosta arrancó de una manera espectacular la temporada, pero en la anterior cita, en Austria, vivió su peor fin de semana, justo en la casa de KTM.

Unos días complicados delante de la cúpula de la firma austriaca que había venido precedida de la señal de alarma que él mismo encendió tras la última prueba antes del parón veraniego, el Gran Premio de Alemania. Tras la carrera de Sachsenring, Acosta decidió no ir a casa para viajar junto a su director técnico y a su responsable de suspensiones hasta la sede de KTM, con el objetivo de entender de primera mano cómo se estaban haciendo allí las cosas. Esto se valoró como una prueba de su liderazgo y de su madurez, aunque en el fondo escondía también las dudas que le habían surgido.

Allí el de GasGas consiguió la información que buscaba, además de que se fue a rodar con una Moto2 al Red Bull Ring, donde se dio unas 180 vueltas, movimientos que no dieron frutos cuando le tocó competir: en el sprint terminó décimo, fuera de los puntos y por detrás del probador Pol Espargaró, y de Brad Binder y Jack Miller; en la carrera sólo pudo terminar decimotercero, con Binder quinto y Espargaró undécimo. Así que esto le llevó a seguir con su idea. Se fue al test privado en el que KTM, junto a Honda y Yamaha, estuvo trabajando con su equipo de pruebas, esta vez con Dani Pedrosa como piloto. Y una vez más cogió una Moto2 para llegar con el trazado fresco al gran premio de este próximo fin de semana.

"En Misano nos sentamos mi técnico, mi estratega y yo para ver qué ha cambiado: 'A ver, explicadme qué ha cambiado de principios de años a aquí, qué ha pasado'", nos contaba este jueves. Un test en el que también aprovechó para cenar con Pedrosa, uno de los pesos pesados de KTM en estos momentos. "Nunca había tenido una cena así con él. Me explico: estuvimos cenando el martes, creo, y hacía tiempo que no tenía una cena tan intensa. Menos de motos, me habló de todo. Me contaba historias de cuando estaba en Honda, del equipo Movistar… Ves lo que eran antes las motos y lo que es que un tío bueno de verdad te diga cómo veía él las carreras", nos confesaba.

"Me dio otra visión, quizá, de cómo él ve y veía las carreras. Esas cosas es bueno ponérselas en el bolsillo y, sobre todo, estar en silencio y analizar toda la situación". A estos días de trabajo le siguieron otros de descanso con sus amigos, todo para reencontrarse. "Me fui un par de días a Valencia con (Álex) Escrig y con algún otro amigo. 'Me olvido, este fin de semana no ha pasado'. Y venimos a tope otra vez. Me han cambiado también el telemétrico, entonces creo que podemos dar pasitos hacia delante". Porque el resultado de todo esto fue el aclarado mental que comentaba, y unos cambios en el box, con la llegada de un nuevo telemétrico, el que estará con él en 2025 en el garaje oficial, y un mecánico más de apoyo; y en la pista, dos terceros puestos en el Motorland de Aragón.

"Lo necesitábamos un poco", reconocía sobre lo logrado. "La verdad es que ya no es ansiedad, es saber qué está pasando, por qué a principios de año iba tan bien, y en Austria tan, tan mal. Por lo menos tranquiliza el tema. Es verdad que no ha sido un podio como los que a mí me gustan, pero hay que estar ahí también. Ha sido también una combinación de cosas. La verdad es que KTM ha empujado un montón para hacer que mi lado del box fuera más competitivo. Me han llenado el box de gente, y creo que también se ha notado". Es verdad que el resultado del domingo estuvo favorecido por el incidente entre Bagnaia y Alex Márquez, pero fue el mejor tras estos, y superó en su duelo particular al número 1 del box oficial, Binder, el que será su compañero a partir del año que viene.

Ahora llegará Misano, con un test justo después al que KTM le llevará material nuevo, porque saben que es importante tener contento a su joya. Y después una segunda prueba en el mismo escenario. "Al final va a ser la primera vez en que volveré a repetir circuito con una MotoGP, que creo que eso me vendrá bastante bien, porque por lo menos el viernes ya será de trabajar, no de ver qué me encuentro. Estoy contento, Misano es un circuito que me gusta". Esto mientras continúa apretando para recortar las distancias con Ducati, con ese foco puesto en 2025.

"Nuestro tejado está muy bien hecho, pero tenemos que reforzar los pilares, porque si no la casa se va para los lados, se balancea. Tenemos que buscar más tracción. Ayer, con menos información, nos ganaron soló dos Ducati. Hoy teníamos cuatro delante y no había manera de seguirlos", apuntaba un piloto que, además de esto, ha pedido a su fábrica más fluidez en el intercambio de información. Porque este caníbal sigue sin rehuir de tirar del carro, aunque a veces su bisoñez le meta en un mar de dudas. De momento parece que ha salido de su primer bache en MotoGP.