La GasGas devuelve la sonrisa a Pol Espargaró tras su largo calvario
El piloto español ha podido volver a subirse a su MotoGP con motivo de una exhibición en el famoso festival de Goodwood.

Ha habido un momento en estos duros meses vividos por Pol Espargaró, lesionado de gravedad en el primer día del primer gran premio de la temporada de MotoGP en Portugal, que el piloto de GasGas retiene en su memoria. Y ni está relacionado con el accidente (que su cabeza prefirió borrar en parte), ni con su estancia en el hospital, ni con la dureza del proceso de recuperación, sino con ese periodo de tiempo en el que ya veía la luz al final de su túnel.
En su calendario se había marcado regresar en el Gran Premio de Italia, tras el largo parón de tres semanas posterior al de Francia. Aunque en la revisión médica previa los médicos no le dieron el apto y le pidieron esperar unos días más. Así que su foco se puso en la siguiente cita, en la de Alemania, en la mitad del triplete previo a las vacaciones estivales. Pero en el siguiente chequeo, volvió a no recibir el visto bueno. Muchas semanas de espera que le terminaron provocando un ataque de desesperación.
Sentado en el sofá de casa, Espargaró no pudo contener las lágrimas, y se puso a llorar desconsoladamente. Entonces su hija mayor (de tres años) se le acercó y comenzó a consolarle, como hace él cuando esta se pone a llorar. "Empezó a actuar como lo hago yo, me decía 'No llores, papi, ¿qué pasa? El doctor te ha dicho que no puedes correr. Bueno, no pasa nada'. Y esto lo recuerdo y pienso que me da la vida, que he sobrevivido por estos momentos, porque tienes a alguien a tu lado", explicaba en referencia a su familia, sobre todo a su mujer Carlota.
Y este jueves, Espargaró ha dado otro pequeño paso para alcanzar su normalidad. Los médicos ya sí que le han dado el ok, y él trata de acelerar para llegar de la mejor manera posible al siguiente gran premio, el británico, que se disputará en el Circuito de Silverstone el primer fin de semana de agosto. Hace unos días volvió a subirse a una supermotard (una moto de cross con neumáticos de carretera), en un entrenamiento en un karting; y este martes a una moto de calle (una Yamaha R1) en el Circuito de Barcelona-Catalunya, en un huequito de tres horas que le buscaron los responsables del trazado que escuchaba a través de la ventana de su colegio.
Ese último paso, simbólico, ha sido el de subirse a su MotoGP, en el espectacular festival del motor que se celebra cada año en West Sussex, Inglaterra, el Goodwood Festival of Speed, que reúne a unos 200 mil fanáticos de la gasolina (también están en la lista de invitados Pecco Bagnaia, Enea Bastianini, Augusto Fernández, Raúl Fernández, Miguel Oliveira, Brad Binder, ex estrellas como Kevin Schwantz, Casey Stoner, Randy Mamola, Alex Crivillé, Mick Doohan o Giacomo Agostini, y los F1 Lando Norris, Oscar Piastri, Alex Albon y Logan Sargeant, más Sebastian Vettel, Jenson Button, Mika Häkkinen o Emerson Fittipaldi).
"Ya sólo escuchar el motor, abrir gas y notar la potencia del motor… Es una locura. Esta sensación te la pierdes cuando estás en casa durante tanto tiempo. Tengo muchas ganas de volver", reconocía desde Goodwood el piloto español, que quiere pasar cuanto antes página a este oscuro periodo. "Me ha gustado encontrarme con los fans después de tanto tiempo, pero lo que quiero es volver a la normalidad. Y dejar de hablar de la lesión".
Espargaró sufrió un total de ocho fracturas. Las más graves fueron las de las tres vértebras, sobre todo una dorsal, que es la que más ha tardado en recuperarse (la más crítica por la médula espinal), y una cervical, que le generó muchísimo dolor; y la famosa doble de mandíbula que le llevó a perder más de ocho kilos al estar forzado a mantenerla bloqueada durante un mes. A sus 32 años está a punto de terminar el proceso que más sufrimiento le ha generado como deportista. "Esta es la letra pequeña de cuando firmas en el contrato para venir a MotoGP, esa letra pequeña que nadie quiere leer, pero que está ahí, y que cuando pasa te das cuenta de que existe", reflexionaba hace unas semanas sobre el riesgo vital al que (inconscientemente) se enfrentan los pilotos de competición.