MOTOGP

La confesión de Álex Márquez que llega en su mejor momento: "Se me ha tenido menos respeto por ser el hermano de Marc"

Álex Márquez defiende liderato en MotoGP sin euforias ni discursos grandilocuentes: "Ganar no me ha cambiado, prefiero ser realista".

Álex Márquez en la rueda de prensa de Jerez. /RELEVO
Álex Márquez en la rueda de prensa de Jerez. RELEVO
Raquel Jiménez

Raquel Jiménez

Álex Márquez se encoge de hombros cuando le preguntan si le ha cambiado algo ganar una carrera de MotoGP. No hay épica impostada ni frases de manual. Apenas una sonrisa contenida y una afirmación seca: "No cambia nada, la verdad". En Le Mans, el ahora líder del Mundial defiende el primer puesto con la misma humildad con la que lo conquistó. Sin ruido, sin alardes… pero con una madurez que empieza a imponer respeto en el paddock.

Parece contradictorio, pero no lo es. Ser líder no lo presiona, lo libera. "Cuando estás arriba, estás más tranquilo. No tienes que recuperar puntos por obligación ni sentir que se te escapa el primero. La presión está en el resto". Álex ha liderado campeonatos en Moto3, en Moto2 y ahora en MotoGP. Y lejos de alterarlo, eso lo serena. "Es cuando estás más tranquilo", repite, como si su papel actual fuera algo tan natural como inevitable.

Sin euforias

Apenas unos días después de su primer triunfo en la categoría reina, Álex confiesa que la victoria no lo ha transformado. "He estado en casa, me he entrenado igual, me he puesto malo, un poco de todo. Eres un humano igual, y cuando llegas a casa da igual la euforia de Jerez". Es su forma de protegerse del vértigo del éxito: sin dejarse arrastrar por la emoción, sin olvidar que esto es solo el comienzo. "Quedan 22 carreras, estamos en la quinta. Hay que mantener la calma y estar serenos". En ese sentido, reconoce que en Jerez se dejó llevar por el ambiente: "El viernes nos pudo un poco la emoción del gran premio de casa. Ahora toca controlar esos riesgos".

"Viñales me dice que me lo tengo que creer. Y yo me lo creo… pero prefiero ser realista", explica con la tranquilidad de quien ya ha tocado fondo antes. "Siempre he creído en mí. Si no, en 2022 me habría cogido mis cositas y me habría ido a casa". No es que le falte confianza, es que no quiere perder el norte. "Lo peor que le puede pasar a un piloto es frustrarse. Yo prefiero tener todo lo que puede pasar encima de la mesa para que nada me pille por sorpresa".

De los circuitos marcados a los que no

Jerez, confiesa, era uno de esos trazados que tenía "marcados en rojo". Uno de esos circuitos donde, en su mente, llegaría a perder medio segundo por vuelta. "Me veía la carrera de 2024 y pensé: 'Aquí me van a meter lo que no está escrito'". Pero ganó. Y en parte, cree que esa tensión previa lo ayudó. "Son fines de semana donde sé que tengo que estar mucho más atento y con determinación. No son circuitos que se me den mal, sino que me cuestan más, no me vienen tan naturales".

En Le Mans, Álex admitió algo que hasta ahora había guardado para sí mismo: la sombra de Marc, durante años, le restó crédito. "Se me ha tenido menos respeto por ser el hermano de Marc… déjalo ahí". Hoy, con una victoria en el bolsillo y el liderato bajo el brazo, ese respeto empieza a llegar. Pero no le cambia el paso. "En este deporte vives del presente. Un día te respetan, haces una mala carrera y vuelves a ser el de antes", concluía.