Lamine Yamal no fue a divertirse a El Hormiguero... ni falta que le hizo a Pablo Motos
¿Qué te convierte en una estrella? Según la definición de Ray Loriga, que un millón de personas repitan tu nombre o que una persona lo repita un millón de veces. Según los estándares de la televisión, que tu programa arrase en "prime time" y, a ser posible, que lo haga ante el programa que la competencia ha colocado solamente para restarte espectadores. Habría, en mi opinión, una tercera posibilidad: que la sola mención de tu nombre, la sola promesa de tu presencia, congregue a millones de personas sin necesidad de que tú tengas que hacer nada. Por ejemplo, Lamine Yamal.
Los veinte minutos de entrevista entre Pablo Motos y Lamine en "El Hormiguero" del pasado jueves son duros de ver. Muy duros. Y aun así los vio media España. Las preguntas tenían un aire de desesperación, de "a ver si este chico arranca ya" y cometían a menudo el error de incluir la respuesta, lo que permitía al jugador del Barcelona contestar con tres o cuatro palabras antes de soltar una sonrisa tímida y que el regidor pidiera al público una nueva salva de aplausos para dar algo de continuidad a un diálogo absurdo.
Absurdo porque entre Motos y Yamal hay más de cuarenta años de diferencia y una concepción del espectáculo completamente distinta. Para el adolescente, lo que cuentan son las redes sociales, el Twitch, el Tik Tok, las movidas de Ibai y Piqué… Es difícil notar a alguien más incómodo que Lamine en esos primeros veinte minutos, algo normal cuando se tiene una edad a la que uno no debería convertirse en carnaza de la mayor guerra televisiva que se ha visto en este país desde que "Crónicas Marcianas" le empezó a comer terreno a Pepe Navarro.
El chico no fue a divertirse, así que no sé muy bien a qué fue. ¿Se habría divertido más con Broncano? Puede. También puede que fuera al contrario y que Broncano le hubiera humillado a la tercera respuesta monosilábica. Pablo Motos, al menos, es un entrevistador amable y tiene todas las tablas del mundo. En cualquier caso, la decisión fue equivocada: un chaval de esa edad no debería tener ese grado de sobreexposición. Algo ha fallado en el entorno, algo ha fallado en el programa y puede que algo haya fallado incluso en el departamento de comunicación de la Kings League si es que tuvieron algo que ver con esta historia.
El riesgo de no estar preparado
Y aun así, insisto, 'El Hormiguero' consiguió su mayor audiencia desde junio de 2023. No sé hasta qué punto eso es peligroso. Se ve que el nombre de Lamine, el más prestigioso en el deporte español actual junto al de Carlos Alcaraz, tiene un tirón desorbitado, muy difícil de controlar. Tal vez tendrían que haber esperado a que el chico se posara un poco en el mundo, aprendiera a manejarse en plazas pequeñas y dar luego el salto a las más grandes. También podrían haber optado por llamar a otro invitado y repartir la presión de la entrevista. Obviamente, Nico Williams habría sido la pareja perfecta.
Porque el caso es que el carisma se tiene y luego se exhibe. Al revés, no funciona. Lamine es demasiado joven y demasiado ajeno al mundo televisivo. Tantos focos, tantas cámaras, tanto redactor gritando y tanto público obedeciendo órdenes. Ese no es su registro. Lamine puede tener carisma en el campo -que es lo que cuenta- y en determinados contextos lúdicos, pero eso descarta por completo a 'El Hormiguero' y lo descarta especialmente en estos momentos de tensión máxima competitiva.
Aunque el propio jugador insista en el apoyo psicológico que el club les da a todos los canteranos para gestionar la presión si consiguen llegar al primer equipo, en el programa quedó patente que a Lamine aún le queda. No sé si es solo una cuestión de edad. Supongo que hay chicos de dieciséis o diecisiete años que salen en un programa así como invitados estrella y se comen la pantalla. El delantero del Barcelona no está entre ellos y aquí es donde me entra el miedo de si esto se va a repetir muchas veces o no.
Seguir siendo el más querido
Gestionar carreras de adolescentes es complicadísimo. Gestionar sus carreras mediáticas ya es casi imposible. Ahora bien, la experiencia nos dice que la imagen que nos llevamos de alguien las primeras veces que le vemos es muy difícil de cambiar luego. A Pablo Motos le ha venido bien tirar del nombre de Lamine para ganar su batalla del jueves, pero toda esta sobreexposición -y eso incluye, desde luego, la propia participación ¡como presidente de un equipo en la Kings League!- puede acabar volviéndose en contra del jugador, al que las fieras mediáticas esperarán para tarde o temprano intentar dar caza.
En una de sus primeras preguntas -o afirmaciones, más bien, porque el diálogo era complicado-, Pablo Motos le recordaba a Yamal que "era querido por toda España, tanto por madridistas como por barcelonistas". Por eso estaba en ese plató, de entrada. Por eso debería intentar que así siga durante un tiempo y solo acudir a aquellos eventos en los que se sienta manifiestamente cómodo. No hay nada que haga pensar que no estamos ante una estrella dominadora de los próximos diez o quince años. Su leyenda se empieza a fabricar ahora. Que no se tenga que arrepentir luego de las decisiones tomadas.