Guillermo Peinado, el nuevo Spiderman español que quería ser Valentino Rossi: "Fui a un cumpleaños y me apunté a clases al día siguiente"
Con 18 años, es una de las grandes promesas nacionales en la escalada con Los Ángeles 2028 en el horizonte.
La escalada está de moda. Quizás será por su inclusión y éxito en el programa olímpico en Tokio 2020, por el subidón que significó la medalla de oro de Alberto Ginés en la capital japonesa o porque, cosas de los ciclos y las tendencias, le tocaba ser esa disciplina 'guay' que ocupa los planes de fin de semana de familias y grupos de amigos. Y aunque no necesariamente el interés lúdico repercute al mismo nivel en un seguimiento de la disciplina a nivel profesional, sí abre la posibilidad de encumbrar a referentes. En España, tras un Ginés al que todavía le queda toda una carrera por delante, ya tenemos a un nuevo 'Spiderman' en ciernes que crece a pasos agigantados y sube las paredes sin temer a los mejores: Guillermo Peinado (2005).
A sus 18 años, el joven madrileño viene de colgarse el bronce europeo absoluto en la prueba de dificultad este mismo verano, aprovechando y muy bien la resaca olímpica, y pocos días después se coronaba con el oro continental en la categoría Sub-20. Éxitos que se unen a un sinfín de buenos resultados en los últimos años, tanto en categorías inferiores como sorprendiendo en sus primeros escarceos en senior con victorias en Copas de Europa y metiéndose ya en finales de Copa del Mundo.
En el seno de una familia numerosa de cinco hermanos, la realidad es que el destino parecía estar en otro lado, también de vértigo, pero a más velocidad: "Yo quería ser como Valentino Rossi. Empecé a montar en moto a los tres años, en mi familia hemos montado en moto toda la vida y llegué a competir en carreras de trial cuando era niño", cuenta. "Pero para competir en el motociclismo hacía falta un gran 'dinerillo' para poder apuntarnos todos a las competiciones y no podíamos".
Y llegaron las paredes por casualidad. "Un amigo de la familia nos invitó a escalar una roca en Segovia, después me invitaron a un cumpleaños en las instalaciones de Sputnik en Alcobendas y me gustó tanto que me apunté a clases al día siguiente. Ahí empecé a escalar, descubrí que me encantaba, me iba motivando muchísimo... y hasta hoy". La escalada es uno de esos deportes que enganchan, como pasó con Guille, por presentar un reto diario a la hora de actuar, como esos juegos de arcade del móvil en los que te terminas viciando: "Te hace superarte a ti mismo, te hace buscar qué has hecho mal...". No era necesario visto lo visto, pero confiesa que el espíritu competitivo va en el ADN de los Peinado.
"Ahora me tiro la mitad del año fuera, viajando a Japón, a París o a Innsbruck, intentando probar y escalar en diferentes vías y ámbitos para llegar a la competición habiendo probado todo tipo de bloques y de 'problemas'. El objetivo es ser el deportista más completo posible para hacer un buen rendimiento". Unas vueltas al mundo que han sido la sana envidia de sus compañeros de clase, ahora de un grado superior de informática, y les ha metido el 'gusanillo' de moda: "De vez en cuando nos escapamos a escalar al rocódromo". Eso sí, las masterclass de una de las grandes promesas de este deporte se pagan en apuntes: "Cuando estoy viajando, estoy todos los días pidiéndoles las tareas y el temario que tengo que estudiar".
Guille es un chico sereno y sosegado a la hora de expresarse, no se acelera y eso le da una cualidad innata para su disciplina. A diferencia de lo que podemos tener en la cabeza con la escalada de velocidad, explosiva e impulsiva hasta la extenuación, la dificultad y los bloques se basan en lograr retener la reaceleración y la presión para tomar buenas decisiones cuando toca: "Aquí tienes que conseguir pararte y recapacitar en cómo puedes mejorar el bloque, y en cómo puedes llegar hasta arriba. Debes tener la mente fría de decir: vamos a ver qué podemos hacer. Al final, es salir al ruedo a lo que nos plantean e intentar hacerlo lo más rápido posible y lo más efectivo posible. Ahí soy una persona fría, que sabe mantener los nervios".
Todo indica que a no mucho tardar, la escalada olímpica tendrá un nuevo cambio. En Tokio debutó con tres pruebas en una sola competición con velocidad, bloques y dificultad en una única suma de puntuación. Tras el éxito del estreno, se decidió dar un paso más hacia el purismo y la diferenciación de las tres disciplinas, haciendo una división entre velocidad y las otras dos pruebas, convirtiéndose en dos pruebas por sexo. Y ahora, en el seno federativo a nivel internacional y también nacional, se cree que el COI aceptará finalmente la división definitiva en las tres pruebas.
A Peinado se le dan bien y ha logrado buenos resultados en bloques y dificultad, y a pesar de que la división de estas parece que exigirá una especialización, la 'joya' española no contempla, al menos de momento, abandonar ninguna de las dos: "Para mí, sería una decisión muy difícil. No me gustaría tener que dejar ninguna porque disfruto muchísimo haciendo las dos".
De momento, no piensa en Los Ángeles 2028 a cuatro años vista y prefiere centrarse en un año a año que, por cualidades, le llevará a luchar por el gran sueño cuando apenas tenga solo 22 años: "Estoy centrado en la temporada del circuito de Copa del Mundo del año que viene e iremos viendo cómo va avanzando todo en los próximos años".
Ahora se marcha a París en Navidad, junto a toda a sus padres y hermanos, para poder entrenar y buscar mejorar sus puntos más 'flojillos' que confiesa son "la elasticidad y la movilidad". Será la preparación previa al inicio de las competiciones internacionales en el próximo mes de abril, donde se dará también el pistoletazo de salida al ciclo olímpico. Porque la escalada ya ha dejado de ser un hobby para ser el deporte que le convertirá en una estrella, aunque siga compartiéndolo con toda su familia. Y lo confirma el brazo en cabestrillo de su padre tras un pequeño incidente en la pared.