ENTREVISTA

Carolina Marín: "Nadie habló conmigo de la medalla y, si hubieran hablado, hubiera dicho claramente que no"

La onubense visita Relevo tras su grave lesión de rodilla para hablar sobre su recuperación, la medalla que hubiera rechazado, su 'ilusión' de volver a competir y la falta de herederos en España cuando termine su carrera deportiva.

Carolina Marín, en su visita a Relevo./RELEVO/ÁLEX CORRAL
Carolina Marín, en su visita a Relevo. RELEVO/ÁLEX CORRAL
José M. Amorós
Álex Corral

José M. Amorós y Álex Corral

Carolina Marín aparece con una sonrisa mientras entra en la redacción con un llamativo rosa similar al logo de Relevo. Un mes y seis días después de una nueva lesión grave de rodilla cuando ya acariciaba la final olímpica, una de las mayores leyendas del deporte español tiene que desplazarse apoyada en unas muletas que todavía le acompañarán dos semanas más, cuando esta visita debería haber sido con una medalla como protagonista. Quizás es por esto que no tarda en afirmar que lo que más tardará en cicatrizar será su 'corazoncito' roto por el mayor golpe de carrera deportiva. En una vida que se empeña en ser injusta con ella, la onubense quiere reponerse para poder despedirse en una pista de bádminton y tener un adiós a la altura de su leyenda. Más allá de las lesiones, hay otras cuestiones que también duelen a 'Caro' como la ausencia de herederos de su legado o los problemas vividos con la federación durante sus años de éxitos.

Carolina Marín desvela cómo fueron los minutos tras la lesión en los Juegos de París. RELEVO/ÁLEX CORRAL/MICHÈLE NOVOTVICH

No puede alegrarnos más verte sonreír después de todo.

Sonrío después de varios días muy tristes y muy dolorosos, las cosas como son. Porque aunque sonrío hacia afuera, todavía la tristeza y el dolor lo tengo por dentro. Eso es lo que más tarda en curarse. Sé que físicamente me voy a curar, no sé en cuánto tiempo porque no tengo ninguna prisa, pero sé que por dentro va a costar un poquito más.

¿Cómo se combate esa tristeza por tercera vez?

La estoy intentando combatir, sobre todo, con el apoyo de mi familia. Ha sido superimportante tener la posibilidad de estar en casa cuando me operé y poder arroparme en todos ellos. He estado casi tres semanas en mi casa. Es la primera vez desde que me fui con 14 añitos a Madrid que pasaba tanto tiempo con ellos y la verdad que a mí eso me ha impresionado muchísimo. Poder pasar tiempo con mis sobrinos, que el tiempo pasa, no te das cuenta y ya tienen cinco años. En ese tiempo, solo he estado con ellos cuatro o cinco veces y eso me da mucha pena. Por eso mismo, ahora quiero tomarme este proceso de una manera muy diferente para poder aprovechar otras cosas que por el deporte no lo he podido hacer Carolina.

¿Cómo va la lesión a día de hoy?

De momento, todo el proceso que estamos llevando va todo en orden. El médico me está diciendo que va todo muy bien y que los tiempos que nos estamos marcando se están cumpliendo. Me quedan aún dos semanas más para empezar a apoyar la pierna. Los primeros dos meses son los más complicados porque tengo mucha dependencia al no apoyar la piernas. Gracias a mi madre, que es la que me ayuda en casa. Yo soy independiente y desde el primer día que me operé intento hacer muchas cosas yo sola, pero por ejemplo no puedo llevar un plato a la mesa porque tengo que ir en muletas. Este tiempo es el proceso más lento de la recuperación. Ahora me voy a ir unos días a Huelva y en cuanto vuelva ya empiezo a hacer rehabilitación.

¿Qué está teniendo de distinto respecto a las otras dos lesiones?

Está siendo una recuperación totalmente diferente por la forma en la que me han operado. Como ya me cogieron el isquio la primera vez que me lesioné, ahora me he tenido que coger tejido del rotuliano. Entonces, esta vez la cicatriz es mucho más grande. También a la hora de flexionar la pierna cuesta un poquito más y me han dicho que el proceso es un pelín más lento.

Hablas de ese tiempo en familia, de tranquilidad... incluso posiblemente del duelo de los primeros días tras un golpe tan duro. ¿Cómo han sido?

Necesitaba tiempo para mí. Esto es lo que menos me esperaba en uno de los mejores momentos de mi vida, sabiendo que iban a ser mis últimos Juegos Olímpicos y que estaba a 11 puntos de dar el paso a la final olímpica para luchar por el gran sueño que yo tanto quería. Sobre todo, después de que no pude ir a Tokio precisamente por otra lesión de rodilla. De repente, me pasa esto y como que siento que me lo arrebatan todo, como si sintieras que alguien no quisiera que yo luchara y ganara ese oro. Así me he sentido. Ha sido obviamente muy frustrante, pero sobre todo muy doloroso porque en ese momento sí que vi el final de mi carrera. Llevo cinco años, desde 2019 que me lesioné por primera vez esta misma rodilla, diciendo que la vida me ha puesto muchos obstáculos por delante y muchas piedras y yo las he ido superando una a una. Y otra vez me volvía a preguntar "'¿Por qué a mí?".

¿Y cómo se sale de ese bucle negativo? Es que parece que la vida está siendo injusta contigo...

Ya no me quiero preguntar el "¿por qué a mí?", sino que creo que las cosas pasan y pasan por algo. Entonces una vez ya sentada en el sofá, teniendo un poquito más de tiempo para mí, reflexionando sobre muchas cosas... Ahí ya cambia esa frase de "no puedo más" que le dije en el vestuario a mi entrenador. Han pasado los días y una se dedica tiempo a sí misma y empieza a pensar que 'jo, qué triste sería que por culpa de una lesión y algo que no está en mis manos me tenga que retirar'. Yo no soy así, yo creo que soy una persona muy luchadora y que no se da por vencido tan fácilmente. A pesar de todas las piedras que se me ha puesto por el camino, me gustaría intentarlo una vez más. Lo que no sé es cuándo. El tiempo dirá, pero quiero recuperarme físicamente y recuperar también el corazoncito que eso es lo que más tocado está. Pero me gustaría intentarlo una vez más.

"Me tiré al suelo a hartarme de llorar"

Carolina Marín

Volviendo al fátidico día. ¿Cómo fueron los minutos que nadie vio al salir de la pista en la intimidad del vestuario?

Cuando entré hacia la zona del vestuario, ahí me estaba esperando mi entrenador. Yo ya estaba llorando y, cuando le vi, me tiré al suelo a hartarme de llorar. No me creía que eso me estuviera pasando una vez más a mí. Fernando me levantó como pudo, me llevó a otro vestuario donde me estaba esperando el resto del equipo. Mi madre también bajó hacia el vestuario y fue una desolación muy, muy grande. Yo no paré de llorar, estaba en el regazo de mi entrenador y de ahí no me quería separar. Yo ahí decía 'No puedo más'. Ahí sí que vi de verdad el final de mi carrera. Los dos sabíamos que eran mis últimos Juegos Olímpicos y que quería retirarme el año que viene en el Mundial de París. Esa final iba a ser nuestra y fue un momento muy cruel.

«Esa final iba a ser nuestra». Viéndote jugar aquellos días, parecía que nadie te podía parar por el oro y creo que hasta tú sentías eso. Y, como dices, parece que rompiéndote se te podía derrocar...

Yo no era la favorita del torneo. La favorita era la coreana, pero hay una cosa que tengo muy clara. Esto lo he hablado con el equipo y no me quiero creer ahora de más ni nada: Jugué muy bien el partido de cuartos de final y el partido de semifinales. No sé si hubiera ganado el oro pero, si jugaba igual, iba a estar muy cerca.

Quizás por eso te levantaste e incluso quisiste seguir jugando en esa situación.

Hay días que te levantas y dices que vas a ganar, y ese día era así. Por eso lo quise intentar una vez más. Sabía que estaba muy cerca, es que me quedaban 11 puntos para estar en la final. Pero era imposible porque no tenía ninguna estabilidad en la rodilla. Hice una locura intentando jugar sabiendo que me había roto la rodilla, porque eso lo supe desde el primer momento. Estaba en caliente, no pensaba y lo hice. Pero luego pensando ya en el sofá de mi casa me dije "madre mía tía, estás loca". Igual que salí del pabellón por mi propio pie y rechacé la silla de ruedas. Quería salir así y así salí.

Tienes esa final clavada. Nos sorprendió saber durante aquella mañana que tu preparación había estado destinada a esa final con la coreana An.

Sí, de hecho mi preparación en el centro de alto rendimiento de Sierra Nevada no fue tanto física como en las grandes competiciones internacionales anteriores. Aquí la preparación fue todo más mental en un proceso en el que yo me quería rendir. Lloré mucho en esos entrenamientos, sufrí muchísimo. La gente no lo sabe y no lo ve. Solamente lo sabe y lo ve todo mi equipo, que es el que está conmigo conviviendo día a día. Estuve superando tantas situaciones tan complicadas...

Así fue la preparación de Carolina Marín para una final que nunca fue.RELEVO/ALEX CORRAL/MICHÈLE NOVOTVICH

¿Cómo fue esa preparación?

La primera semana en Sierra Nevada me pusieron en un entrenamiento que era todo mental. Estuve entrenando seis o siete horas de pista. Solamente de pista. Era un entrenamiento que tenía que superar ciertas rondas, pero que a nivel mental suponía muchísimo. Lo notaba como un sufrimiento, yo me pensaba que mi entrenador me quería matar. El objetivo del ejercicio no era que lo consiguiera superar, sino que no acabara y yo soy muy cabezona. Cuando no supero algo, lo intento y lo intento. Pero es que muchas veces casi me quería dar por vencida y eso es complicado en mí.

¿En qué consistía ese ejercicio para llevarte al límite?

El ejercicio consistía en meter el volante cierto número de repeticiones y en ciertas series en un margen de 30 o 40 centímetros de la pista. Claro, eso no es fácil. Porque tienes a dos sparrings delante tuya que te están moviendo por toda la pista y tú tienes que meter el volante solamente en ese margen, con cierta presión, etc. Físicamente fue agotador porque, de hecho, la semana siguiente aún no me había recuperado por completo de ese entrenamiento. Pero sobre todo era muy psicológico. Era una frustración continua, quererme dar por vencida, el 'no puedo más'... Ese 'no puedo más' allí lo vi muy claro muchas veces.

¿Qué se buscaba con ese ejercicio infinito?

A las semanas entendí exactamente lo que requería el ejercicio. El objetivo del ejercicio no era solamente cumplir meter el volante, sino el de tener una frustración complicada en una pista de badminton, en un partido y sobre todo en esa final con esa jugadora. Ella es muy física, de jugadas muy largas y me iba a llevar al límite de la frustración. Toda esa frustración estaba convertida en ese ejercicio de superación.

Uf... una dureza extrema.

Para mí, mi entrenador es una persona superimportante. Mis padres me dejaron en sus manos con 14 añitos y llevamos casi 18 años juntos. Ha sido muy duro, las cosas como son. De hecho, él mismo ha dicho que no haría a su hija lo que me ha hecho a mí. Pero yo siempre lo digo: si no hubiéramos hecho lo que hemos hecho y aguantado todo lo que he aguantado, no hubiéramos llegado donde hemos llegado. Obviamente, cualquiera no aguanta eso. Muchísimos deportistas han pasado por sus manos y se han terminado yendo. Pero sin embargo, yo siempre lo he visto como una recompensa para llevarme a conseguir lo que yo quería.

"Nadie se había puesto en contacto de si quería o no la medalla de bronce"

Carolina Marín

Una de las cosas más llamativas para los que estábamos allí fue que, en ese momento horrible, tuviste que irte a pasar un control antidoping.

Me pasó de todo ese día, yo no daba crédito. Estaba en la situación en la que estaba y de repente, me veo allí a las chicas de antidoping. Obviamente, a eso no te puedes negar porque si no te penalizan, pero yo no daba crédito en el sentido de decir ¿en serio ahora tengo que ir a un control antidoping? Creo que ha sido el peor momento de mi carrera deportiva y... ¿en serio tengo que controlar el antidoping? Cuando la chica entró con nosotros al vestuario y allí estábamos todos desolados, llorando y pasando un momento muy malo, mi entrenador no se dio cuenta de quién era y le pidió a la chica un poco de privacidad. Para la chica no era plato de buen gusto ver aquella situación y estar viviendo aquello, pero aquella chica dijo que era de control antidoping. No pudimos decir nada más porque tenía que estar. Pero fue una situación incómoda porque cuando me tranquilicé un poquito más y me sacaron, el antidoping estaba bastante lejos del pabellón y me tuvieron que buscar en la silla de ruedas. Luego el servicio... Yo ya no podía apoyar la pierna, me la tenían que sujetar. De verdad que fue todo... impresionante.

Mientras que esa situación sucedía, a las afueras del pabellón el presidente de la federación española de bádminton y el director técnico informaban de una petición formal al Comité Olímpico Internacional para que te dieran una medalla. ¿Qué te pareció?

Ese mismo día llegué a la Villa Olímpica, me hice una resonancia y de ahí me fui a la habitación en el edificio de España. Me enteré ahí. Cuando me lo dijo mi equipo, yo lo tuve muy claro. Yo no quiero ninguna medalla. Yo he venido aquí a luchar por la medalla de oro, me he ido sin ella y por lo tanto no quiero otra medalla.

¿No te lo consultaron ni te pidieron opinión desde la federación?

Conmigo nadie se había puesto en contacto de si quería o no la medalla de bronce o cualquier insignia. Nadie habló conmigo y, si hubieran hablado, hubiera dicho claramente que no. Porque no me parecía justo. No me parecía justo porque, por ejemplo, en los Juegos Olímpicos de Londres hubo una jugadora que también se rompió la rodilla en la lucha por el bronce y no había ninguna medalla para ella. En Río de Janeiro también pasó con una jugadora que jugó conmigo las semifinales y pudimos acabar el partido. Pero luego me enteré de que se rompió el ligamento cruzado de la rodilla y tampoco pudo luchar ella por el bronce. No me parecía justo que conmigo hicieran algo aparte o que yo fuera alguien especial. No, no me parecía justo. Yo había ido a París con un objetivo muy claro que era ir a luchar por la medalla de oro, me rompí y no se dio la oportunidad. No quería esa medalla.

Carolina Marín: «Me hubiera gustado que me hubiera dicho algo».RELEVO/ÁLEX CORRAL/MICHÈLE NOVOTVICH

¿Te hubiera gustado que te hubieran consultado un movimiento como este en un momento tan delicado?

Me hubiera gustado que me hubieran dicho algo, claro. Creo que fue la federación española la que propuso eso. Pero en mi caso personalmente ya te digo yo que eso no se iba a dar. Por cómo soy yo y por el objetivo con el que yo iba a esos Juegos Olímpicos. No tenía ningún sentido, era un momento muy delicado y muy complicado para mí. Yo tenía el móvil apagado, no quería estar pensando en otra cosa. Ya estaba sufriendo yo demasiado por mis rodillas y yo no quería saber nada ni de otra medalla ni nada.

Hace unos días comentabas que ya tienes en tu cabeza una fecha para tu retirada... y un lugar especial para hacerla efectiva.

Tengo una ilusión, pero esa ilusión no quiero que me marque en este camino para meterme prisa. Ya he dicho que mi recuperación de esta rodilla a día de hoy es infinita y no quiero correr como con las dos anteriores. Quiero darme todo el tiempo para recuperarme por fuera y por dentro. Sé que España va a acoger un Campeonato de Europa en 2026, me haría mucha ilusión tener la oportunidad de que se hiciera en Huelva y poder competir allí con toda mi gente. Pero es una ilusión, no es una obligación. Es un proceso, quiero ver si tengo ganas de volver a coger una raqueta y de estar en esa cita para intentar competir. Llevo desde el 4 de agosto sin tocar una raqueta de bádminton. Quiero pensar en disfrutar de otras cosas e ir recuperando esa sonrisa por fuera, que ya la tengo, sino más por dentro.

Te lo preguntaba porque ya hay una posible fecha para el final de la carrera deportiva de Carolina Marín. Como en tantos otros deportes, parece que no habrá heredero a tu legado. ¿Se ha desaprovechado el Efecto Carolina?

Sinceramente, me hubiera encantado que cuando gané la medalla de oro en Río de Janeiro se hubiera aprovechado muchísimo más. Yo he tenido muchos conflictos con la federación. A día de hoy, si tú me preguntas, te diría que es muy complicado que haya un deportista español que destaque en bádminton. Lamentablemente. Me encantaría decirte que ojalá hubiera un Carlitos Alcaraz o un séquito detrás pero, a día de hoy, es muy complicado. Y me duele mucho decirlo, de verdad, ojalá me equivoque y ojalá que me pueda comer mis palabras. A día de hoy lo veo casi imposible. Sobre todo por lo que se está haciendo detrás, por el trabajo que hay detrás, por como lo está manejando la federación española. Creo que habría que hacer muchísimos cambios. Creo que hay que poner un foco en los entrenadores para que esa formación de entrenadores puedan destacar para sacar a muchos jugadores y que esos jugadores tengan la voluntad de renunciar a muchas cosas, de esforzarse y de sacrificarse. Para conseguir grandes cosas.

En la misma línea, ¿se ha desaprovechado el Efecto Fernando Rivas, tu entrenador? Ahora mismo trabaja para la federación francesa y no para la española. Se tuvo que marchar...

Me parece increíble que Fernando Rivas sea el entrenador francés y no esté en España. Es una pena muy grande que el mejor entrenador que hay y que va a haber en España esté ahora mismo en otro país y entrenando a otro equipo. Es una pena. Obviamente, yo le entendí por la situación que ya estábamos sufriendo y viviendo. No era nada fácil. Esto no ha sido de un día para otro, sino de muchos años atrás. Hemos aguantado mucho en ese sentido. Fernando ha querido ser un poco egoísta, mirar por él, pero también, por otro lado, no me ha querido dejar sola. Entonces, su proyecto conmigo ha seguido en todo momento, en ningún momento me ha dejado sola. Sí es cierto que también tengo otros entrenadores de apoyo y cuando he ido a las competiciones, entre Fernando y mis otros dos entrenadores daneses que tengo me han ayudado a seguir rindiendo, apoyándome detrás de la silla.

Algo no debe funcionar del todo bien para que se dé esa situación. El entrenador que te ha acompañado a ser una de las mejores de la historia, es de tu país y se marcha.

Si lo piensas… el mejor entrenador que tiene España y que se haya tenido que ir a otro país, yo creo que es de pensar. Han pasado muchas cosas y de hecho yo a día de hoy me sigo sorprendiendo. Yo he llegado a llamar a las 12 y pico de la noche a mi entrenador diciéndole "Fernando, no puedo más". Han puesto tantos problemas, en vez de soluciones o ayudas... Que la mejor deportista que tienes en tu federación, la única que te está dando resultados y que gracias a esos resultados, económicamente tienes las ayudas que tienes y que no haya una solución o una ayuda o que te ponga la mano y que me preguntes qué necesitas, da mucha pena. Y yo a día de hoy, estando aquí sentada en la silla y con mi pierna rota, lo único que me sorprende es que a pesar de todos esos problemas que nadie sabe y que están detrás y en la sombra, hayamos sacado todos los resultados que hemos sacado.

Ya no es Fernando Rivas, creo que todos los miembros de tu equipo que estaba en la federación fueron saliendo de la estructura. ¡Debería aprovecharse y que tu método sea un proyecto de futuro para todos lo que empiezan.

Yo esto lo he hablado ya mucho con Fernando. A mí, en un futuro, mi idea es ayudar a los demás. Lo quiero basar en varias ramas y en varios caminos. Me encantaría formar una academia, de la que Fernando fuera parte de esa 'Academia Carolina Marín'. Me encantaría traer de nuevo a Fernando a España. Me encantaría ayudar a los jóvenes, de mostrarles un camino. Ya hay cositas por ahí, aunque de momento no puedo decir nada porque no tengo nada cerrado. Pero esto lo he hablado con él. A él también le haría mucha ilusión y nos espera un futuro juntos. Un futuro de una manera diferente. Ya no como entrenador de equipo, ni como entrenador-deportista, sino quizás como dos entrenadores. Hay muchísimas cositas por ahí abiertas. A mí me encantaría de ayudar, por ejemplo, también a los demás a través de charlas por toda la experiencia de vida. Una charla que no solamente sirva para los deportistas, también una charla de vida que sirva para cualquier tipo de persona.

Carolina Marín recibe la ilustración de Relevo tras su lesión. RELEVO/ÁLEX CORRAL
Carolina Marín recibe la ilustración de Relevo tras su lesión. RELEVO/ÁLEX CORRAL

Relevo te está acompañando en la recuperación gracias a la ilustración de Marrazketabar. La has compartido en tus redes sociales y creo que la tienes colgada en casa.

Mi equipo me lo enseñó cuando estábamos allí en la Villa Olímpica. Cuando me lo enseñaron, incluso encendí mi móvil y lo vi tan saturado de mensajes que lo volví a apagar. Me sorprendió mucho. Para mí era un momento muy triste, muy desolador y no paraba de llorar, pero cuando vi el dibujo... Creo que ha sido el mejor dibujo que me han hecho en mi vida. Me veo tan representada en ese dibujo y la gente también me ve representada en él. En el dibujo hay muchísimas cosas, muchísimo detalles que yo me he fijado en cada detalle. Ya no es solamente el detalle de esa persona con esa rodillera en la pierna derecha con un camino por delante que ya está marcado y tocando esa loba, que me representa tanto en la pista. Ya no es solamente eso. No sé si la gente se ha dado cuenta de las personas que están dibujadas en cada lado de ese dibujo. Todas esas personas representan el cariño y el apoyo que me sigue mostrando la gente, que me quiere dejar sola.

Esa ilustración señala un camino a seguir y un deseo de seguir. ¿Cuál es tu deseo?

Recuperarme de la pierna. Tener una vida sana. Una vida feliz. Y que este corazón se recupere por completo.