JJOO | WATERPOLO

Unas palabras mágicas y el empeño de un bombero están detrás de la parada de los Juegos

"Le he dicho que aguantara, que no se fuese antes, que aguantara y con todo a donde sabía", le dijo antes Laura Ester.

Laura Ester abraza a Martina Terré justo después de parar el penalti que ha sido decisivo. /GETTY
Laura Ester abraza a Martina Terré justo después de parar el penalti que ha sido decisivo. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

La Selección femenina de waterpolo pasó de la gloria al máximo sufrimiento en un partido que tenía controlado al descanso (5-10), pero que dejó igualarse en un horroroso tercer cuarto (11-11) hasta que logró forzar los penaltis con un gol de Maica García, quién si no, el espíritu de las guerreras y la mejor boya del mundo, quien además marcó el penalti decisivo que las coloca en su tercera final olímpica. Abrazos, lágrimas y una emoción enorme que se desbordó por la piscina. Antes de eso, las manos salvadoras de Martina Terré hicieron el resto al detenerle el penalti a Brigite Sleeking. Una parada que le abrió el camino de la victoria de uno de los mayores talentos que ha dado en waterpolo español en los últimos años.

No era fácil sustituir a Laura Ester, una leyenda, portera titular sin interrupción de 2010 a 2021, ahora una de las capitanas y ejemplo dentro del vestuario. De hecho, la parada de Terré vino precedida por un penalti que la exportera del CN Sabadell no pudo detener, y su beso y consejo a Terré fue el preludio de una parada que vale una medalla. Una final. Y, quién sabe, quizás ese oro que llevan persiguiendo desde hace más de una década. "Le he dicho que aguantara, que no se fuese antes, que aguantara y con todo a donde sabía", explicó a Relevo la portera Laura Ester.

La historia de Terré en el deporte empieza gracias a un bombero. Su padre, que es licenciado en INEF y amante de todos los deportes, inscribió a las tres hermanas a practicar alguna especialidad, y Martina se decantó por la natación. Y luego por el waterpolo. Y su padre se empeñó en acompañarla en todo el proceso, en ayudarla. Criada en el barrio de Gràcia de Barcelona, empezó en el CN Catalunya, donde otros grandes porteros de la historia como Jesús Rollán desempeñó su carrera, hasta que empezó a destacar. Se apuntó con 11 años y su hermano Mariona le siguió los pasos. Cuando empezaba a hacerse un hueco en la Selección, en 2022, Martina Terré puso en valor el trabajo de Laura Ester.

"Laura siempre fue la portera de la Selección, solo la he conocido a ella. Siempre ha estado allí, me he fijado mucho en ella, es muy buena. El año pasado, cuando empecé además supe de primera mano que es muy buena compañera: te ayuda, te da consejos... Ahora que estoy jugando más, ella me anima, me ayuda... Conoce a todas las rivales y me dice dónde suelen lanzar. Tienen experiencia, muy buena técnica, es una jugadora diez", explicó Martina, que esta temporada ha finalizado en tercera posición en la Champions con el CN Sant Andreu, donde le acompañan otras jugadoras de la Selección como Elena Ruiz o Nona Pérez.

Terré ha ido adquiriendo la fuerte mentalidad que necesita una portera pese a su juventud (21 años). Con 14 o 15 años se enfadaba cada vez que le marcaban, ahora entiendo que los partidos duran 32 minutos y el sino de los porteros es recibir goles, en ocasiones más tiros van para dentro que a sus manos. La confianza de Miki Oca ha hecho el resto. Y Martina ha crecido tanto que ahora disputará una final olímpica como titular, con las palabras mágicas de Laura Ester a sus espaldas, como en ese milagroso penalti, y con un bombero que estará orgulloso, más que nunca, de su pasión por el deporte.