Los cuatro meses de retiro que llevaron a Arrese a la medalla olímpica: "Comía 8.500 calorías al día"
El barcelonés se puso en manos del preparador físico del Dream Team del Barça y acabó colgándose una plata con la que nadie contaba. "El día de antes se me caían los pantalones".
Al final del todo, después de más de 15 minutos de conversación telefónica, Jordi Arrese (Barcelona, 1964) se queda unos segundos en silencio cuando el periodista le pregunta por un momento de la final olímpica de Barcelona 1992. El extenista siempre ha dicho que su rival, Marc Rosset, paró el partido diez minutos en el quinto set para irse al vestuario y cortarle el ritmo, pero ahora, 32 años después, el medallista de plata tiene dudas de lo que ocurrió realmente en el Centro de Tenis Vall d'Hebron.
"Mira, escucha una cosa", dice. "Esto es muy fuerte, pero es que ni siquiera lo sé seguro. Yo siempre lo había recordado así, pero en YouTube no sale eso. Siempre he intentado por Televisión Española que me dieran las imágenes y nunca las han tenido. Pero lo fuerte es que ni siquiera lo sé seguro. Le pregunté a mi hermano y me dijo que no se acordaba de algo así. Así que flipé. O sea, toda la vida he estado totalmente seguro y ahora tengo muchas dudas", añade a Relevo por teléfono, desde su Barcelona natal, el hombre que consiguió una de las medallas más inesperadas de aquellos Juegos.
La plata de Arrese (perdió con Rosset 7-6, 6-4, 3-6, 4-6 y 8-6 en más de cinco horas) no entraba en ninguna quiniela. Era el número 29 del ranking ATP y su mejor resultado en un Grand Slam había sido la tercera ronda de Roland Garros. Pero él lo tuvo claro: quería a toda costa una medalla en los Juegos de su ciudad. "Lo arriesgué todo", asegura. Se puso en manos de Paco Seirul·lo, una eminencia, el preparador físico del Dream Team de Johan Cruyff, y realizó una pretemporada de cuatro meses y medio en los que comía unas 8.500 calorías al día.
Vayamos al principio, ¿cuándo decides que Barcelona 92 es tu prioridad absoluta?
Desde el primer momento que se sabe que son Barcelona, pero para eso primero había que clasificarse. Jugar en tu país, en tu ciudad, unos Juegos Olímpicos era una oportunidad única. Y más porque nosotros en nuestra época... Yo no jugué algunas ediciones de la Copa Davis cuando creo que me merecía jugar, pero como había un ambiente bastante insostenible en la época... En aquellos tiempos estábamos a matar dos grupos y fue algo patético, pero fue lo que fue. En esa situación, para mí los Juegos eran una oportunidad única.
¿Y una vez consigues la plaza?
Pues planifiqué una pretemporada de cuatro meses y medio. Nunca la había hecho más larga de dos y medio, pero me senté con Paco Seirul-lo, que era mi preparador físico y era un avanzado de la época, y me dio dos opciones: o hacer microtemporadas durante la temporada o hacer una preparación muy larga, de cuatro meses y medio, y preferí coger esta. Me dijo que creía que era la mejor y que en el mes de junio o julio llegaría a tope. Me dijo que si quería arriesgar la temporada para concentrarme en los Juegos Olímpicos, que esa era la idea. Así que empecé bastante tarde la temporada del 92 y me costó adaptarme.
¿Dónde hiciste la pretemporada?
En Barcelona. Salía a correr por la carretera de las Aguas cada día, entrenaba en el Bonasport y la preparación física la hacía en La Blume con Paco Seirul-lo. Era un fenómeno. Yo le conocí un año antes porque yo había tenido una osteopatía de pubis, y estaba hecho polvo. Me la curó y a partir de ahí confié en él para las Olimpiadas.
"Para mí el esfuerzo nunca ha sido exagerado porque lo aguantaba bien y porque siempre me ha gustado currarmelo. No le he hecho feos a trabajar"
¿Cómo era un día de la prearación?
De 8 a 9 de la mañana me iba a la carretera de las aguas y estaba una hora entera corriendo. Hacía ida y vuelta y luego me tomaba un bocata, porque iba ahí sin desayunar. De ahí me iba al Bonasport y hacíamos dos horas y cuarto de tenis. Luego me iba en moto a La Blume y hacíamos una hora y media de físico. Después comía, hacía otras dos horas de tenis y una más de físico. El sábado por la tarde y el domingo los tenía de descanso
¿Y qué te decían los tuyos cuando te veían esa vorágine?
Carlos Costa (tenista en aquel entonces y ahora mánager de Rafael Nadal) que veía la preparación física que hacía flipaba. Él no lo hacía con nosotros, lo hacía a parte. A ver, yo venía del atletismo, yo hacía fondo y velocidad. Para mí lo que era el tenis no era extremadamente complicado. Porque el atletismo es muchísimo más duro, estás compitiendo contra el reloj. Para mí el esfuerzo nunca ha sido exagerado porque lo aguantaba bien y porque siempre me ha gustado currarmelo. No le he hecho feos a trabajar.
¿Y qué comías para aguantar ese ritmo?
Cogí un nutricionista y comía 8.500 calorías al día. Eso lo planificamos para coger peso y masa muscular. Pero la realidad es que no llegué a muscular ni a coger dos kilos. Cogí en total menos de dos kilos porque lo quemaba todo. Además, no soy de engordar nada. De hecho, ahora mismo peso un kilo menos que a los 18.
¿Qué se come para rellenar 8.500 calorías al día? (Se calcula que un hombre adulto con una vida activa debe ingerir entre 2.400 y 3.000 diarias)
Comía muchas cosas extras, mucho queso parmesano, porque era muy calórico, dátiles, nueces, muchos frutos secos. El nutricionista lo tenía calculado y en total eran 8.500. Era una animalada, pero no me sirvió de mucho. Con 5.000 habría estado igual.
En los meses antes de los Juegos hubo cierta polémica con tu plaza. Había voces que pedían que fuera Carlos Costa. ¿Cómo lo viviste tú?
Yo no tenía nada claro que yo fuera a ir. Está claro que Carlos Costa era mi compañero, él se metió a entrenar conmigo, él se metió top ten estando conmigo. Yo lo dejé entrenar con mi entrenador, con Roberto Vizcaíno, o sea que nos llevábamos genial. Pero ¿sabes qué pasa? Que Ferrer Salat (un político y extenista muy influyente) era un poquito el que dirigía un poquito todo el tema, era del Club Tenis Barcelona. Y Carlos Costa también. Estaba todo eso ahí yo la verdad es que lo pasaba mal, pero no tenía idea. Para mí hubiera sido un palo de la hostia porque yo arriesgué absolutamente todo pensando en las Olimpiadas. Y de hecho, el año anterior nos vienen Joan Margets, de parte de Agustín Pujol, que era el presidente de la Federación, y nos dijo que los tres que se clasificaran a final de 1991 por mejor ranking serían los que irían a las Olimpiadas. Eso fue lo que nos dijeron, así que yo confiaba en que no lo cambiarían.
Pero...
Pero al final, hostia, ves que Carlos Costa entra en el top ten y que yo no había empezado muy bien el año precisamente por toda la pretemporada y dudas. Solo decirte que yo nunca tengo fiebre y en dos torneos de aquel 1992 me vino fiebre de la tensión. De tanto que se decía y se escribía sobre la posibilidad de que yo no fuera. A mí nadie me decía que no y yo entendía que era el clasificado, pero cuando no te lo confirman... Era muy desagradable ese limbo. ¡Dos veces cogí fiebre! Mis padres leían una noticia y me llamaban y claro... Sé que Carlos Costa dijo que no iría por mí. Sé que él, si era por mi sitio, no iba, sabía todo lo que yo había hecho, pero lo pasé muy mal.
"Cuando me probé la ropa el pantalón se me caía. Y la camisa parecía un camisón. El primer partido lo jugué con un esparadrapo tapando mi marca y en un momento se me cayó y se vio la marca".
Tengo entendido que por los malos rollos en el equipo español de tenis no fuisteis a la Villa Olímpica. ¿Te dio rabia?
La verdad es que sí, pero es lo que te digo. Estaba por un lado el grupo de Pato (Álvarez), por otro el de (Lluís) Bruguera... no nos llevábamos nada bien por el rollo que tenían entre los entrenadores y tal vez por la personalidad de los jugadores, que tampoco daba para más, esta es la realidad. Entonces pues preferimos cada uno ir a dormir a su casa, a prepararlo como cada uno quisiera y creyera que era lo mejor para ganar la medalla. Y así lo hicimos.
Y llegaste a los Juegos y no tenías ropa...
A ver, yo era el menos importante de los españoles (en individuales jugaron también Emilio Sánchez-Vicario, Sergi Bruguera, Arantxa Sánchez-Vicario y Conchita Martínez). Todos tenían unos contratos de ropa de la hostia y la ropa oficial de los Juegos era de Kelme. Hubo un buen follón con los jugadores, pero yo dije que no tenía ningún problema, que si tenía que romper con mi marca, rompía. Estaba claro que tenía contrato, pero para mí las Olimpiadas estaban por encima de todo. Al final de muchos tira y aflojas, se arregla y los jugadores jugamos con la marca Kelme sin poner Kelme. El tema es que no nos hicieron pruebas y a mí, si por talla me tocaba una M, me dieron una L o una XL. Y como yo llegué a Barcelona el día antes, porque jugué la final de Hilversum, no pude preparar la ropa. Cuando me probé la ropa el pantalón se me caía. Y la camisa parecía un camisón. El primer partido lo jugué con un esparadrapo tapando mi marca y en un momento se me cayó y se vio la marca. Entonces me lo terminé cosiendo el parche a la ropa para que no se viera mi marca.
En la final, en el quinto set ante Rosset, he leído que te paró el partido 10 minutos. ¿Te molestó?
Mira, escucha una cosa. Esto es muy fuerte, pero es que ni siquiera lo sé seguro. Yo siempre lo había recordado así, pero en YouTube no sale eso. Siempre he intentado por Televisión Española que me dieran las imágenes y nunca las han tenido. Pero lo fuerte es que ni siquiera lo sé seguro. Le pregunté a mi hermano y me dijo que no se acordaba de algo así. Así que flipé. O sea, toda la vida he estado totalmente seguro y ahora tengo muchas dudas.
¿Lo achacas a la tensión?
Yo es que estaba convencido, pero es que ves las imágenes y no sale nada. Entonces tengo mil dudas de que lo que he creído siempre, toda mi vida, haya sido así. Es muy fuerte. Pero bueno, es que ni siquiera puedo confirmarlo. De hecho, ya no lo digo. Es que no me lo puedo creer. La cuestión es que empecé ese set perdiendo 4-1, remonté y me puse 4-4. Lo que sí que pasó seguro es que se fue el sol, pusieron luces artificiales y que quieras o no, él recuperó. Mi cagada es que en el primer set tuve muchas más bolas de break que él y no las hice. Perdí el primer tiebreak y el primer juego del segundo set y ahí se me fueron dos sets.
¿Y dónde tienes la medalla?
La medalla la tengo en casa. A la vista, enmarcada, junto al trofeo de la Copa Davis.