Adriana Cerezo resetea tras París y afronta Los Ángeles 2028 "con la mente superlimpia"
La subcampeona olímpica en Tokio 2020 encara la próxima cita olímpica con muchas ganas e ilusión tras un resultado complicado en París 2024.
La taekwondista española Adriana Cerezo empieza el ciclo olímpico hacia Los Ángeles 2028 "con la mente superlimpia y muchas ganas de empezar de cero", después de la inesperada temprana eliminación en los Juegos de París que le hizo ver el otro "lado" de la competición, algo que ha aceptado "bien" y que no le ha desviado del camino que tiene diseñado de cara a "poder seguir respaldando las expectativas con resultados".
"Empiezo con la mente superlimpia, con muchas ganas de empezar de cero, y de poner el primer bloque. Me he dado cuenta de que todo mi entorno está conmigo para la decisión que tome y para guiarme en el camino. Estoy con mucha ilusión, y la verdad es que pinta muy bien", declaró Adriana Cerezo en una entrevista con Europa Press tras participar en los 'Aperitivos Deportivos' del instituto de Formación Profesional Universae.
La subcampeona olímpica en Tokio 2020 está ahora comenzando a "afrontar situaciones que nunca había afrontado antes", y "gestionar emociones" que no había vivido antes. "Parece como que tienes miedo a ciertos momentos como volver al gimnasio o a hacer una entrevista, pero también tengo muchas ganas de quitármelo y de dar la cara", expresó.
La madrileña, que compite en la categoría de -49 kilos, no ha perdido el hambre tras su decepción en París, cayendo en cuartos de final ante la iraní Mobina Nematzadeh. "Yo vuelvo al gimnasio con las mismas ganas y con la misma ilusión, o incluso más. Mi objetivo es el mismo, mis ganas son las mismas o más, y lo quiero de verdad, porque si no, no estaría planteándome esto", zanjó contundente sobre su deseo de ser campeona olímpica en Los Ángeles.
La alcalaína no se atreve a decir si le pesaron las altas expectativas de la gente con conseguir el oro, pero sí reconoce que el hecho de que la gente le tuviera "en sus quinielas" y contara con un gran resultado por su parte, es algo que le ha "emocionado" y que espera mantener para la siguiente cita olímpica.
"Yo no lo achaco a eso porque mis expectativas internas y mi objetivo eran el oro, y que la gente me apoyase y lo creyese factible, a mí me ha emocionado y me ha gustado", apuntó, al tiempo que señaló que se ha sentido "muy respaldada" durante el proceso hasta París y también después de competir. "Espero poder seguir respaldando las expectativas con más resultados, y que, para Los Ángeles, la gente siga apostando por mí", afirmó.
La joven deportista ha pasado en apenas tres años de ser la gran sorpresa al ser plata en su debut olímpico en Tokio, a protagonizar una amarga decepción en París, lo que le ha supuesto un gran aprendizaje. "Ahora me toca ver este lado, y yo creo que lo vamos a aceptar bien porque los medios los tenemos, la gente también, y tenemos muy clara la idea de cómo queremos trabajar y plantearlo", destacó.
El equipo 'Hankuk' en el que entrena no pudo celebrar su medalla en París, pero sí tuvo un éxito en sus filas de la mano de la húngara de 18 años Viviana Marton en la categoría de -67 kilos. Sobre ella y su hermana Luana, campeona del mundo en 2023, Cerezo dijo que son "dos personas extraordinarias y que tienen una mente superlimpia". "Lo único que necesitan es dejarse guiar y estar en calma", remarcó la madrileña, que se considera una persona un poco "ansiosa", y que eso a veces "no es lo mejor".
Sin embargo, las gemelas están "muy tranquilas" y "gestionando todo muy bien". "Les va a ir muy bien porque también tienen toda la gente de fuera, cercana, y que también hemos tenido esta experiencia", apuntó determinada la taekwondista, que considera que Marton, al ser campeona olímpica, pasa a "otro estamento".
«Viviana es fantástica»
Para ella, "el aprendizaje de la gente alrededor es lo que más le va a ayudar, porque ella es fantástica, y todo lo va a aceptar y le va a parecer bien, y lo que le digan lo va a hacer". La española tampoco esconde que al ver a la húngara en el podio del Grand Palais le dio un poco de "envidia".
"Fue un momento de 'shock'. Cuando la vi ganar se me había olvidado todo, pero cuando termina hay un punto que dices 'Acaba de conseguir lo que es el sueño y el objetivo de mi vida, que no sé si alguna vez lo voy a poder conseguir, del cual acabo de tener una oportunidad que yo he tirado'", explicó.
Ante esta reacción instintiva, la actual campeona de Europa se cuestiona "si es normal" sentirse así". "Es mi amiga, es mi compañera, y sentía toda la alegría del mundo, pero, por otro lado, pensaba '¡Qué palo!'. Si fuera una persona que no lo deja todo y que te cae mal es mucho más fácil pensar '¿por qué no yo?', pero ella es la persona más limpia del mundo y me ha hecho partícipe de todo", agradeció.
Cerezo sabe que "es increíble e inevitable" no sentirse "contenta" por la húngara, pero no olvida su parte humana egoísta de pensar que ella también quiere eso y que es su "sueño" y su "objetivo". "Voy a intentar acumular toda esa energía en el sentido de decir que si ella ha podido, yo voy a hacer todo lo posible para conseguirlo también'", declaró.
Esa unión tan fuerte se forja cada día en el equipo 'Hankuk' en San Sebastián de los Reyes, en el que están todos los días juntos con "el mismo objetivo y el mismo sueño". "El otro día escuché una frase que era 'Preocúpate de la gente que está en tu camino, que tú quieres cumplir tus objetivos, y que esa gente cumpla los suyos por el camino'", relató Cerezo.
La madrileña tampoco olvida que "no podría ser subcampeona olímpica si en la preparación antes de Tokio no hubiesen estado sus compañeras entrenando" con ella. "Sin esa emoción después de Tokio y lo que han conseguido Jesús Ramal y Suvi Mikkonen a partir de ahí, a lo mejor Luana no hubiera sido campeona del mundo, y sin ese éxito de su hermana y ese ambiente que se genera en el gimnasio, a lo mejor Viviana no habría sido campeona olímpica", remarcó.
"Es como que todo es un ciclo, que no sabemos cómo se va a desarrollar, pero sí que, si seguimos esta dinámica, te vas motivando con lo que tienes al lado, porque somos humanos. Siempre quieres lo que tiene el que tienes al lado y lo que ha conseguido. Somos envidiosos por naturaleza en el buen sentido de la palabra, y nos necesitamos entre nosotros. Viviana necesita a su hermana para entrenar, igual que yo a ella, y a Suvi y Jesús, y ellos a nosotros. Creo que esa dinámica que se ha creado es lo que está dando estos resultados", concluyó.