JJOO

Doce hombres y un escritor famoso tienen la última palabra sobre los conflictos de los Juegos en una planta 29

Desde 1996 el TAS constituye un juzgado especial en todos los Juegos Olímpicos. Han tenido que abordar ya 13 casos.

Marta apeló su sanción a la Cámara ad hoc, pero no tuvo suerte. /EFE
Marta apeló su sanción a la Cámara ad hoc, pero no tuvo suerte. EFE
Gonzalo Cabeza
Alberto Martínez

Gonzalo Cabeza y Alberto Martínez

El Tribunal de París se dedica a juzgar casos similares a los que trata la Audiencia Nacional en España. Cosas grandes: terrorismo, evasión fiscal, crímenes contra la humanidad... Se aloja en un edificio alto, moderno, acristalado, proyectado por uno de los grandes arquitectos de este siglo, Renzo Piano. El italiano, ganador del premio Pritzker, denominado en ocasiones el Nobel de la arquitectura, también es, entre otras muchas cosas, coautor del centro Pompidou en la misma ciudad. En ese edificio espigado, mucho más alto de lo que se estila en el barrio 17 de París, un puñado de jueces y árbitros de reconocido prestigio se reúnen estos días para abordar los casos más urgentes que surgen en los Juegos Olímpicos.

En el piso 29 se ha constituido un tribunal especial, un contingente para resolver las reclamaciones más graves que puedan ocurrir en los Juegos Olímpicos de París. Y no son pocas, desde que se constituyó el tribunal, el pasado 11 de junio, han tenido que abordar 13 casos, peticiones diversas que van desde la elegibilidad de un deportista, a problemas con las cuotas de atleta pasando por el sempiterno dopaje y casos más estrambóticos, como el que terminó expulsando al seleccionador de fútbol femenino de Canadá por espiar a sus rivales con un dron.

La idea llegó en Atlanta 96 y desde entonces ha quedado establecida como una parte más de los Juegos, tanto de invierno como de verano. El Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS en sus siglas en francés, idioma original del olimpismo) envía a la ciudad organizadora un contingente de árbitros para actuar con rapidez y tratar los casos de la manera más liviana posible. En su versión habitual, el TAS puede ser concienzudo, pero rara vez es rápido. Este tribunal provisional consigue resolver en pocos días las cuestiones más urgentes y que, si no se solucionasen rápido, constituirían un problema importante.

"La Cámara ad hoc garantizará el acceso gratuito a servicios de resolución de disputas de gran calidad, llevados a cabo en plazos acordes con el calendario de competiciones ya que podrá dictar decisiones en un plazo de 24 horas en casos urgentes", explicaba la nota de prensa que explicaba la constitución del tribunal desde un par de meses antes de que empezase el gran evento.

En realidad, desde los Juegos de Río el tribunal no tiene solo una cámara, sino dos, pues en Brasil se decidió emancipar la parte de dopaje y asignar todos los casos relacionados a un panel distinto de especialistas jurídicos en el tema. Es algo lógico, pues son temas muy sensibles y abundantes dentro de unos Juegos.

En la Cámara ad hoc el presidente es Michael Leonard, olímpico estadounidense en balonmano que es desde hace dos años vicepresidente del TAS. Él es la cabeza visible de un tribunal que incluye dos vicepresidentes, nueve vocales presentes y tres más a distancia por si fueran necesarios. El tribunal específico del dopaje, dirigido por el suizo Ivo Eusebio, es algo más pequeño, pues lo compone un vicepresidente, cuatro miembros más y dos más disponibles en remoto.

En ese listado de jurisconsultos sobresale un nombre, no tanto por su historial en el derecho, que por supuesto también, sino por una afición que le ha hecho reconocido en todo el mundo: Philippe Sands. Es especialista en jurisdicción internacional, claro, pero también un reconocido escritor. Él ha escrito Calle Este-Oeste una memoria personal en la que recuerda cómo se articularon las leyes que llevaron a los juicios de Nuremberg tras el Holocausto, o Ruta de Escape en la que explica la fuga de criminales nazis tras la II Guerra Mundial.

Cuando un atleta —o federación— reclama el presidente de la Cámara ad hoc tiene que decidir cuál será el panel de árbitros que los juzgará. En principio se establecen tribunales de tres árbitros, que son los que analizan y deciden cada caso, aunque es potestad de Leonard, y además es bastante habitual, que en los casos en apariencia más sencillos designe un juez único que será quien tome la decisión final.

La base legal por la que se juzgan los hechos es, lógicamente, la Carta Olímpica y se establece también como fuentes secundarias "los principios generales y las normas de derecho cuya aplicación se considere pertinente".

Los casos del tribunal, de todas las disciplinas y el de Marta

Por poner algunos ejemplos de las cosas que maneja el tribunal. El primer caso que escucharon fue el de Nayoka Clunis, una lanzadora de martillo jamaicana. Ella consideraba que se había clasificado en buena lid pero que su Federación no había comunicado su selección a World Athletics, la internacional del atletismo. Pedía que la admitiesen, que le devolviesen una plaza que consideraba suya. No hubo suerte, un panel de tres árbitros determinó que la Corte no tenía jurisdicción para abordar ese caso concreto.

El caso más reciente es el de Marta, la histórica futbolista brasileña. Expulsada en su partido de la fase de grupos contra España, fue sancionada por la FIFA —los torneos están organizados por las federaciones internacionales y, lógicamente, ellos también son los primeros en sancionar— a no poder jugar dos partidos. Reclamó a la Cámara ad hoc, pero la egipcia Laila El Shentenawi, que ejercía como juez única, rechazó su petición.

Algunas cosas se retrasan un poco. Es el caso de una reclamación que ha puesto el levantador de peso español David Sánchez López contra la internacional de halterofilia. El caso es algo enrevesado, en él se establece que el pasado 22 de julio se multó a la federación turca de halterofilia porque tres de sus deportistas fueron sancionados por dopaje. Sánchez López considera que esa decisión es contraria a la normativa antidopaje de la propia federación internacional y que todos los levantadores turcos tendrían que ser descalificados de los Juegos y, consecuentemente, él ser recalificado y participar en los Juegos. Todavía se espera decisión

Es, además, un sistema gratuito de justicia. Tanto el uso de las instalaciones, como los árbitros que actúan para las partes, son gratuitos. Lo que sí hay que pagar son los costes de representación jurídica, es decir la presencia de expertos, testigos o intérpretes.

Y todo esto ¿tiene apelación posible? Sí, aunque es complicado y, desde luego, no inmediato. El laudo es ejecutivo de inmediato y vinculante para las partes, pero existen recursos disponibles en conformidad con el derecho suizo en un plazo de 30 días desde la resolución. ¿Suiza? Sí, uno de los motivos por los que la mayor parte de federaciones y asociaciones internacionales es, precisamente, el derecho suizo, mucho más que su antigua opacidad fiscal. Pero esa es otra historia.