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JJOO

La foto perfecta de París tenía truco: "Los sintecho son una mancha para la imagen de la ciudad"

Activistas y colectivos denuncian una "limpieza social" en la capital francesa con la excusa de los Juegos Olímpicos.

Michèle Novovitch
Sergio Cerqueira

Michèle Novovitch y Sergio Cerqueira

Esta es la cara B de los Juegos Olímpicos, dicen, más inclusivos de la historia.

En el último año, más de 12.500 personas han sido expulsadas de las calles de París.

Se calcula que al finalizar los Juegos Olímpicos la cifra habrá superado las 15.000.

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La sombra de París 2024 es alargada. Más allá de los metales y la estamina, las gestas y los podios, más allá incluso de una ciudad vaciada e impracticable, el descalabro de barrios enteros o las condiciones de la Villa Olímpica, ha tenido lugar un fenómeno desolador a todos los niveles: desde hace poco más de un año París está haciendo una limpia masiva de personas sin hogar. ¿El objetivo? Dejar una capital olímpica picture perfect, digna de hospedar los Juegos Olímpicos más inclusivos de la historia.

A pocos días del fin París 2024, Relevo se encuentra con Antoine de Clerck, coordinador del colectivo La reverse de la Médaille (en español, La Otra Cara de la Moneda), en la Plaza de la Bastilla de París. Una centena de personas sin hogar y sus respectivas tiendas de campaña han ocupado parte de la plaza para manifestarse; piden soluciones, asilo, hogar. Hay mujeres y hombres, jóvenes y ancianos. También niños que corren por la plaza y se refrescan con el vapor de agua de unos aspersores que hay en el suelo.

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Entre pancartas y megáfonos, Antoine habla de "limpieza social". Las cifras son impactantes: un informe realizado por su colectivo, formado por múltiples asociaciones que trabajan con los más desfavorecidos de París, estima que más de 12.500 personas sin hogar fueron expulsadas de París entre abril de 2023 y mayo de 2024. Calculan que tras los Juegos la cifra habrá superado los 15.000.

"París quiere mostrar la estampa más bella posible, y las personas que viven de manera precaria en la calle son una mancha en el espacio público. Han buscado la manera de hacerlas invisibles, llevándolas a otras regiones de Francia, lejos de París y de las cámaras, lejos de las sedes olímpicas", afirma de Clerck.

El modus operandi, según el coordinador de La reverse de la Médaille, es el siguiente: localizar los asentamientos de personas sin hogar y mandar a la policía a desalojarlos de noche, entre las cinco y las seis de la mañana. En ese punto, se abren tres vías para ellos.

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La primera y la mejor de las opciones es buscar un sitio nuevo, en la calle, pero fuera del centro de París y de su área metropolitana. Eso sí, siempre en solitario o en su defecto en grupos de no más de tres personas. La segunda es montarse en un autobús de manera forzosa con destino aleatorio (Estrasburgo, Orleans…) y vivir en las calles de un sitio nuevo, lejos del foco olímpico, en ningún caso una opción para personas que, aunque en situación de sinhogarismo, tengan cualquier tipo de actividad laboral o vínculos en París. Y la tercera y más peligrosa es entrar en un programa gubernamental para gestionar un hipotético asilo, que, en buena parte de los casos, acabará en deportación.

A la hora de pedir soluciones al Comité Olímpico Francés, o al Ministerio de Deportes, al de Sanidad o a los ayuntamientos, el colectivo que coordina De Clerck no ha tenido éxito: "Parece que todas estas instituciones son campeonas del mundo de ping pong, porque no paran de pasarse la pelota los unos a los otros".

En espacios donde antes había campamentos y comunidades ahora hay arquitectura excluyente, también llamada urbanismo defensivo o Anti Homeless Architecture: bloques de cemento con picos o bancos de pícnic para turistas. Bajo el puente Charles de Gaulle han puesto piedras enormes; en Galerie de L'Ourcq, alambre de espinos. Túneles cegados, paseos reconvertidos y lugares hostiles, cimientos que parecen sostener la creencia de que si algo no se ve es que no existe. Y, más allá, una duda inquietante: ¿desaparecerán una vez acaben los Juegos?

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A Augustin Lambilliotte, de la ONG Utopia 56, los Juegos le parecen una excusa: "Será, sin duda, mucho más complicado vivir en las calles de París después de los Juegos Olímpicos. Ha habido soluciones temporales y obviamente mucho mejores que vivir en la calle: hoteles, gimnasios cedidos por el Ayuntamiento, incluso algunos colegios, pero estamos hablando de decenas de personas hacinadas en una sola habitación. No son soluciones dignas, y por supuesto tampoco sostenibles a largo plazo".

Augustin atiende a Relevo en un punto de encuentro al que acuden personas que necesitan asesoramiento, comida o ayuda junto a la Plaza de la Nación. Son las seis y media de la tarde y hay unas 60. Nadie quiere hablar. Un corrillo de chicos que están en un banco miran primero con curiosidad y luego echan a correr, entre divertidos y asustados. Una madre da de comer como puede a su hija de tres años mientras mece en el carrito a su otro bebé, que no tendrá más de seis meses.

Nadie parece hablar inglés ni francés, hasta que finalmente aparece Ibrahim I., un nigeriano de 19 años que habla del impacto del despliegue policial: "Nos está afectando a todos, con tanta Policía cualquiera de nosotros parece sospechoso. Tenemos miedo".

Ibrahim charla brevemente con Augustin sobre sus papeles y después se marcha, dejando tras de sí las familias allí reunidas y la Plaza de la Nación. Una escultura titulada El Triunfo de la República adorna, irónicamente, su centro. La sombra de París 2024, es, sin duda, alargada.

*La historia de Fátima, un personaje ficticio, está elaborada a partir de los testimonios reales de Antoine, de Augustin, de Ibrahim y de otras personas que han preferido permanecer anónimas.

Equipo de trabajo