La llamada de Cata Coll rumbo al hospital tras su fractura de nariz: "Mi padre creía que no tenía nada porque salí riendo del campo"
La balear, heroína con máscara, habla con Relevo antes de las semifinales. "Me tienen que romper todos los huesos para que no juegue", avisa.
"Llamé a mi padre y me dice, riéndose: '¿qué pasa?'. Yo pensando: '¿Y este?' Y me dice, nada, ¿no? El creía que no tenía nada porque había salido riendo del campo. Y ya le dije que iba camino del hospital y que a lo mejor tenía la nariz rota". Al igual que en el Mundial, cuando le mandó un mensaje a su padre de madrugada para decirle que jugaba como titular, Cata Coll no dudó al marcar su primera llamada en medio de las dudas sobre su nariz, en plenos Juegos Olímpicos y como indiscutible y pilar de la Selección.
Tras sufrir un golpe con una rival en el partido de la fase de grupos ante Brasil, que repite como rival de España en semifinales, la situación de la portera hizo saltar todas las alarmas. Mientras, ella estaba tranquila. "Tenía dolor, pero sabía que tenía que estar con el equipo", cuenta en una entrevista con Relevo, en la que volvió a demostrar una personalidad única y gran sinceridad y cercanía.
La meta recuerda los momentos posteriores al golpe. "Nos reímos Tere y yo porque vino y le dije que si tenía algo en la nariz. Y se empezó a reír y pensé, vale, se me ha caído la nariz. Fue gracioso porque lo hemos comentado estos días. Le dije a su madre que su hija se reía de mí, pero fue un momento gracioso para quitar tensión al asunto. Al final fue divertido", comenta, antes de relatar lo que ocurrió después con esa naturalidad que le caracteriza.
"Me acuerdo que llegué al vestuario y me la intentaron colocar. Estaban Lucía, Eva, Jenni y otras jugadoras y yo estaba chillando de dolor", rememora Cata, que tuvo "mucho dolor" en ese primer día. "Me acuerdo que al llegar al hotel después del partido todo el mundo se empezó a reír, yo me reía y me notaba que me dolía", desvela, junto a alguna anécdota de estos días en los que ha entrenado y jugado con la máscara, con la que volverá a jugar ante Brasil tras el éxito en cuartos: "Al principio, se reían de cómo me quedaba la máscara. Luego ha habido memes de la tortuga ninja. Yo estoy bien con ella. Es una herramienta más de trabajo y ya está".
Cata Coll ha hecho de la adversidad una fortaleza y no se detiene ante nada. "Tienen que matarme, que destrozarme o que hundirme para que yo diga que no jugo. Siempre quiero jugar. Es lo que me gusta y disfruto haciéndolo. Me tienen que romper todos los huesos para que no juegue", advierte la portera de la Selección, en la que lleva siendo fija desde el cambio de guardametas de Jorge Vilda en medio del Mundial.
Hasta ese momento, Misa Rodríguez era fija bajo palos. La canaria ha pasado a ser la segunda de Cata, con una ejemplar actitud a la hora de gestionar decisiones como que la balear juegue con una fractura en la nariz y una máscara. "Somos un grupo y siempre quieres lo mejor para tu compañera. Cuando pasamos a la semifinal, al final ella compartió su alegría conmigo y yo también. Es algo increíble y que habla muy bien del grupo que somos", subraya.
La seguridad de la balear bajo palos es proporcional a la que demuestra fuera de la portería. "Estoy bien. Todo el mundo me preguntaba y estaba todo bien. Yo me veía para jugar y así fue. Recibí muchos mensajes y yo a todo el mundo le decía que no le dieran más importancia. Son cosas del fútbol y al día siguiente yo sabía que iba a estar lista para entrenar y así fue", apunta Cata Coll. Entre esos mensaje no hubo ninguno de algún miembro de la Canarinha: "Nada. La verdad que nada...".
La portera nos atiende en la previa de una semifinales en las que tiene motivación doble. "Como dije, no me gustó mucho cómo se juega así. Para mí eso no es fútbol. No me gustó nada. Nosotras a lo nuestro, a seguir jugando, a saber cómo lo hacemos y así seguro que ganaremos", añade, al tiempo que confiesa que no le gusta volver a enfrentarse al mismo rival: "Además de la experiencia que vivimos contra ellas, de que el juego fue muy parado, que no fue algo continuo, que no nos dejaron jugar al fútbol. No fue un partido fácil y no lo será. Obviamente, vienen de ganar a Francia, o sea que creo que es algo muy complicado. Sabemos lo que tenemos que hacer, tenemos cosas que mejorar, pero creo que hay ambición de ganar y en eso nadie nos gana. Vamos a ir a por ello".
Una tanda de penaltis esperada y el aliento de Alexia Putellas
Cata Coll se muestra muy crítica por la forma de jugar de Brasil, con múltiples interrupciones por falta, atención a jugadoras y pérdidas de tiempo. "Hay que tener cabeza fría con eso y enfocarnos en lo nuestro. Si quieren jugar a eso, que jueguen ellas, que nosotras no vamos a entrar". Sobre las semifinales, le preguntamos por si tiene algún pálpito, después de que le dijera a Patri Guijarro que iban a ir a penaltis en cuartos. Ella paró uno de los disparos y fue la heroína de la tanda y del partido, con una parada a Mayra con el 2-2 en el marcador.
"Sabía que si paraba uno ganábamos, y más creo que el primero es muy importante, encima de tirar varias primeras, de si lo paraba pues le da tranquilidad al equipo, esa jugadora tenía el presentimiento de que me iba a tirar a la derecha y que tenía que aguantarla, y bueno, tuve la suerte de poder adivinarlo, de pararlo, y es como que creo que era el momento de dar tranquilidad al equipo, de ya está, metemos todas, ganamos y nos vamos a pensar el siguiente partido", expone. Como quien habla de coser y cantar.
Antes de la tanda, la última jugadora que va a darle ánimo es Alexia Putellas. "Nos hicimos nuestro saludo, que es como de la reina, yo le beso la mano. Nos ha dado suerte esta temporada. Vino y me dijo que fue mi momento. Me tranquilizó", asegura Cata Coll, que lanza una nueva apuesta si ganan el oro -aunque aún quede el último paso de clasificarse para la final-: "Dije que un tatuaje de los aritos, pero a lo mejor unas trenzas. Ahora que se han puesto de moda".