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La gesta de Evenepoel en los Juegos esconde una realidad cada vez más crítica en el pelotón: "No es tan comercial"

El belga hace historia proclamándose doble campeón olímpico en una semana, algo que nunca nadie había logrado antes.

Remco Evenepoel celebra su segundo oro olímpico en París 2024./REUTERS
Remco Evenepoel celebra su segundo oro olímpico en París 2024. REUTERS
Daniel Arribas

Daniel Arribas

Vibran las ventanas y, lejos de temores pasados, París sabe que los helicópteros sobrevuelan la ciudad para admirar a Remco Evenepoel, que hunde sus llantas en el adoquín de Montmartre hasta llegar antes que nadie, pinchazo mediante, al Puente de Viena, línea de meta de la prueba de ciclismo en ruta en los Juegos Olímpicos de París.

Allí, bajo la imponente Torre Eiffel, el belga deja una imagen para el recuerdo, abriendo los brazos, ya con los pies en tierra y una inmensidad de hierro a sus espaldas. Grito de liberación, otro más, para el pequeño Caníbal, que con 24 años ya es doble campeón del mundo, campeón de La Vuelta, de dos Liejas, y que ya logró el pasado sábado otro oro en contrarreloj, un doblete olímpico que nadie había logrado desde que la crono regresó en Atlanta '96 tras siete décadas de ausencia.

Tras el triunfador llegan 76 de los 89 ciclistas restantes. Sí, solo 89. Un pelotón minúsculo, atípico a simple vista, pero a su vez suficiente para exponer una realidad que parecía olvidada en el ciclismo UCI, ese que, Juegos aparte, atrapa cada año las miradas de los aficionados de febrero a octubre.

"Solo hay que verlo, esto es mucho más bonito", asegura un conocido tuitero a sus más de 71.000 seguidores minutos antes de que Evenepoel haga historia. Se refiere a la gama cromática del pelotón, esa serpiente multicolor que un día dejó de serlo para dar paso a una masa itinerante en la que los azules lo tiranizan todo. "Prefiero mil veces esto a cuando compiten con los maillots comerciales de sus equipos", añade.

Ahora bien, ¿es tal la diferencia? En el pasado Tour de Francia, ese que coronó a Tadej Pogacar como tricampeón de la carrera más importante del planeta, el pelotón estaba compuesto por 22 equipos, de los cuales casi la mitad (10) lucían diferentes tonalidades de azul como color principal en su maillot. Además, cinco escuadras de rojo, tres de blanco y otras cuatro con otras gamas cromáticas (gris, rosa, verde y un blanco, el del Intermarché, combinado con amarillo y, cómo no, azul).

En definitiva, un pelotón en el que el 45% de los maillots resultan prácticamente indistinguibles desde las tomas aéreas y frontales, las más habituales en las retransmisiones televisivas de ciclismo.

A la izquierda, el pelotón de los JJOO este sábado. A la derecha, una imagen del Tour de Francia 2023. Eurosport / Getty
A la izquierda, el pelotón de los JJOO este sábado. A la derecha, una imagen del Tour de Francia 2023. Eurosport / Getty

Este sábado, sin embargo, en la prueba en línea de los Juegos Olímpicos, han participado hasta 55 equipos, más del doble que en el pasado Tour, y si bien la cifra de ciclistas era casi ridícula en comparación con las grandes pruebas del calendario ciclista, los aficionados han celebrado el regreso de la añorada 'serpiente multicolor'. "Simplemente el pelotón es más bonito en días como hoy", sentenciaba otro aficionado en X.

Solo hay que observar la imagen previa a estas líneas para darse cuenta del contraste. En los Juegos, igual que sucede durante el Campeonato del Mundo, cada ciclista representa los colores de su país, y más allá de la evidente ausencia de patrocinadores, la mayoría de selecciones optan por vestir a sus deportistas con prendas de lo más representativas.

Así, el clásico naranja de Países Bajos —que no ha dado suerte a Mathieu van der Poel, duodécimo, muy lejos de las medallas—, luce junto al verde fosforito de Eslovenia, el rojo intenso de Dinamarca o las mangas amarillas de Kazajistán, por no entrar a valorar las llamativas prendas de Uganda, Islas Mauricio, Grecia o Ruanda, también presentes y bien visibles en carrera desde el inicio. Otra historia. Llamativa cuanto menos. Aunque, seguro, indiferente para Evenepoel, cuyo palmarés le sitúa, ya a estas alturas, en el olimpo del ciclismo mundial.