CICLISMO

Mathieu Van der Poel 'cargó pilas' en España para firmar su excelso doblete: "Fue una gran decisión"

El campeón del mundo hizo historia este domingo en París-Roubaix una semana después de imponerse con maestría en el Tour de Flandes.

Mathieu Van der Poel alza el adoquín como ganador de la París-Roubaix 2024. /ASO / PAULINE BALLET
Mathieu Van der Poel alza el adoquín como ganador de la París-Roubaix 2024. ASO / PAULINE BALLET
Fran Reyes

Fran Reyes

"Ésta si la he podido disfrutar". En el Velódromo STAB – Jean Stablinski, un recinto moderno justo al lado del mítico y anquilosado André Pétrieux en el cual concluye la París-Roubaix, Mathieu Van der Poel se sienta frente a un centenar de periodistas que le escuchan con ansia e incluso cierta devoción. Y confiesa, gustándose: "La semana pasada, en los últimos kilómetros finales del Tour de Flandes, iba al límite". Quién lo hubiera dicho, con 40 kilómetros en solitario y un minuto de ventaja en meta. Bien es cierto que este domingo han sido 60 y tres.

La victoria de Mathieu Van der Poel (1995, Kappellen – Bélgica; de nacionalidad neerlandesa) en París-Roubaix prácticamente se daba por descontada, tal es su superioridad y la de su equipo Alpecin-Deceuninck. La gran incógnita era ver cómo se ejecutaba su dominio y si se permitía 'regalarle' un segundo Monumento a su compañero y amigo Jasper Philipsen, beneficiario de su generoso trabajo en Milán – San Remo.

Lo que ocurrió fue que Alpecin-Deceuninck asumió la cabeza del pelotón desde el principio y reventó el pelotón ya en el primer sector de pavés. Para cuando llegaron al mítico Bosque de Arenberg, el mítico tramo que suele romper la carrera a unos 100 kilómetros de la llegada, apenas quedaban 40 ciclistas a su par. Se permitió el lujo de atacar en esos pavés umbríos e irregulares para forzar un corte con Philipsen; y, cuando éste pinchó, levantó el pie y esperó cobijado en ruedas ajenas mientras un segundo compañero, Gianni Vermeersch, cubría los movimientos de sus rivales.

Fue a 60 kilómetros de meta, en un tramo como Orchies poco reputado por su dificultad (sólo tres estrellas sobre cinco), que Van der Poel ejecutó su movimiento ganador. "No estaba planeado, pero en el grupo había poca armonía y me pareció que era el momento adecuado para atacar", explicó a posteriori. "Una vez abrí hueco, decidí confiar en mí mismo porque estaba teniendo un gran día y encima el viento era favorable".

Circunstancias que le ayudaron a marcar varios registros históricos. Sus 60 kilómetros de cabalgada suponen la escapada victoriosa más larga de este siglo; los 47,802 kilómetros por hora a los que completó los 259,7 totales se imponen como la velocidad media más rápida de la historia; los 3'00" con los que aventajó a sus perseguidores en meta constituyen el mayor margen para triunfar en Roubaix en 20 ediciones.

Mathieu Van der Poel celebra su victoria en París-Roubaix 2024.  ASO / PAULINE BALLET
Mathieu Van der Poel celebra su victoria en París-Roubaix 2024. ASO / PAULINE BALLET

Segundo en meta, complementando su exhibición y completando las alegrías de Alpecin-Deceuninck, fue precisamente Philipsen: el mismo 'doblete' del año pasado. Sólo una vez en la historia el primero y el segundo fueron los mismos dos años seguidos: fue en 1978 y 1979, con el italiano Francesco Moser y el belga Roger de Vlaeminck… y no eran compañeros, sino rivales. "Espero que Jasper gane algún día esta carrera; ha vuelto a demostrar que es capaz de hacerlo", elogió Van der Poel. "Me gustaría, porque Roubaix me motiva y el pavé me encanta, pero hoy el más fuerte era claramente Mathieu", respondió su coequipier.

No obstante, la marca del día a nivel de 'dobletes' son las victorias en Tour de Flandes y París-Roubaix firmadas por Mathieu Van der Poel en apenas una semana. Sólo nueve leyendas han conseguido imponerse en los dos Monumentos de adoquín en el mismo año; sólo una, Rik van Looy en 1962, lo hizo vistiendo el maillot arcoíris. "Sabía que iba a ser una temporada especial porque estaba muy motivado por lucir esta prenda", aseveró el campeón de Glasgow, "pero esto ha superado mis expectativas".

¿Qué hizo Mathieu Van der Poel para 'desconectar' entre Flandes y Roubaix? ¿Cómo se aisló del mundanal ruido, de la presión de medios de comunicación y afición? Fácil: el domingo por la noche, tras imponerse en De Ronde, tomó un vuelo desde Bruselas hasta Alicante para recluirse durante cuatro días en su casa de Moraira. "Fue una gran decisión, porque me permitió relajarme". El jueves por la noche ya estaba de vuelta en la concentración de su equipo para reconocer el terreno de París-Roubaix al día siguiente junto a sus compañeros.

Mathieu Van der Poel saluda a su coequipier Jasper Philipsen en el podio de París-Roubaix.  ASO / PAULINE BALLET
Mathieu Van der Poel saluda a su coequipier Jasper Philipsen en el podio de París-Roubaix. ASO / PAULINE BALLET

Mientras triunfaba Alpecin-Deceuninck, el Soudal-Quick Step de Patrick Lefevere (ausente en Roubaix por enfermedad) volvió a fracasar. Si en 2023 su mejor ciclista fue 23º, esta vez tocó ser 36º. Una dura nueva realidad para un equipo que entre 2001 y 2019 ganó esta carrera ocho veces, pero ahora apuesta todo por las grandes vueltas y Remco Evenepoel. Su ejemplo es un auténtico 'memento mori' para la rutilante escuadra de los hermanos Roodhooft. "Lo normal no es coleccionar dobletes", advierte Philipsen. "Debemos valorar lo conseguido, porque estos momentos especiales no duran para siempre", confirma Van der Poel. La gloria es efímera.