JJOO | CICLISMO

Bini Girmay deslumbró en el Tour y ahora busca a rueda una medalla histórica para Eritrea: "Pogacar es mi amigo"

El último maillot verde de la ronda francesa atiende a Relevo para comentar su más difícil todavía en los Juegos de París.

Bini Girmay, en una de sus victorias de etapa en el Tour. /THOMAS SAMSOM / AFP
Bini Girmay, en una de sus victorias de etapa en el Tour. THOMAS SAMSOM / AFP
Andrés G. Armero

Andrés G. Armero

El eritreo Biniam Girmay (Asmara 2000) no lleva pegado a un jefe de prensa en los Juegos de París las 24 horas del día, como algunos de los ilustres nombres de la cita olímpica. Él come en la mesa de los más grandes, pero no se da demasiada importancia. Quizá tenga algo que ver el enorme corazón de África.

Su amplía sonrisa, un inglés fluido y sus condiciones ciclistas extraordinarias bastan para cautivar a los aficionados. Tras la contrarreloj individual del pasado sábado, que coronó al belga Remco Evenepoel, el corredor de Intermarché (que terminó de 29 en una disciplina que no domina) saca unos minutos para terciar con Relevo. Un lujo en los tiempos que corren.

"No soy uno de los grandes favoritos, pero estaré ahí en la lucha", introduce con su humildad habitual el último maillot verde del Tour de Francia respecto a la prueba en ruta de los Juegos de este sábado [en la que España formará con Juan Ayuso, Aranburu y Lazkano] antes de compartir sus preocupaciones particulares: "Es muy difícil ser un hombre en solitario, no tengo compañeros. En el Tour de Francia gané en un 90% por la ayuda de mi equipo".

En la salida, Francia, Bélgica y Eslovenia dispondrán de cuatro corredores; España, Holanda e Italia de tres y así, en progresión descendente, hasta llegar a la Eritrea del solitario Bini. "En los Juegos son siempre carreras alocadas y será muy difícil, pero por supuesto que lo voy a dar todo para encontrar mi momento", expone el hombre que ha hecho historia en el ciclismo, siendo el primer africano de raza negra en sumar victorias parciales en el Giro (una en 2022) y en el Tour (tres triunfos parciales en 2024), amén de éxitos en Clásicas de primavera.

Nadie conoce la fórmula para tratar de derrocar en solitario a imperios del ciclismo europeo. Pero Bini Girmay se anima a intentarlo. "Es simple. Si corres lo más adelante posible, tendrás muchas oportunidades", se autoconvence antes de echar el freno de mano. "Veremos cómo va la carrera, depende de lo que hagan las grandes selecciones, especialmente Holanda, Bélgica y Francia, que para mí son las favoritas, las que más opciones de victoria tienen. Yo, por mi parte, tengo que tratar de seguir a los mejores corredores", analiza.

Girmay pone una nueva incógnita encima de la mesa. "No sé si Van der Poel es el máximo favorito, lo veremos. No es fácil decirlo, pero quizá me quedaría con otro corredor diferente, pero no se lo voy a decir", augura por sorpresa. Él, a falta de equipo, tiene clara la rueda que tiene que coger para tratar de alcanzar el más difícil todavía en su carrera ciclista. Ya veremos de quién se trata.

El sprinter de Intermarché, con notable facilidad para carreras de un día, en las que maniobra como pez en el agua en los instantes decisivos, no tiene nada que perder en su gesta. "Con sinceridad, correr con Eritrea no es mucha presión, es más bien una motivación. Ellos siempre me dan muchos ánimos, no me meten presión. Nunca la he sentido, sólo apoyo", apunta uno de los hombres más jaleados en las calles de París durante la contrarreloj, una guerra que no era la suya.

En esta batalla en solitario echará mucho de menos al esloveno Tadej Pogacar, que no ha acudido a los Juegos por un problema con su Federación. Girmay, al que parece perseguirle la soledad en la cita olímpica, lo tiene presente: "Él y yo conectamos muy bien. Nos conocemos mucho. Para mí, no sólo cuenta la carrera, sino lo que pasa fuera de ella, y Tadej es un buen amigo. Le estoy escribiendo al teléfono, pero es siempre mucho más bonito tenerlo aquí. Es un tipo muy divertido".

Juntos estuvieron en un Tour de Francia que dominó el esloveno y que consagró al eritreo como uno de los mejores ciclistas del planeta, una vuelta que parece ya demasiado lejana en el tiempo, pero que en realidad terminó el 21 de julio. ¿Si estoy en la mejor forma de mi vida ahora? No, eso fue hace una semana, creo [se ríe], al final del Tour de Francia. Veremos ahora dónde estoy en estos Juegos. No lo sé. Pero por supuesto que estoy en uno de los mejores momentos", reconoce.

Un brindis y a la cama

Girmay no ha podido digerir todavía su Grande Boucle de ensueño. "Es verdad que no he tenido tiempo de celebrarlo, pero disfruté mucho de mis victorias en el Tour y el maillot verde. Este sábado tengo otra oportunidad de hacer algo grande, pero no he tenido mucho tiempo para recuperarme. Me siento un poco cansado, pero mentalmente me veo muy fuerte".

Al contrario que el dicharachero Remco Evenepoel, el eritreo no ha conseguido sacar un día para desconectar totalmente del ciclismo desde la ronda gala. "Si tienes carreras a la siguiente semana de terminar el Tour, no es la mejor forma de celebrarlo. No me estuve divirtiendo toda la noche o haciendo locuras. Simplemente, cené con mi equipo y brindé con champán, eso fue todo". Si este sábado la carrera termina con brindis africano, el ciclismo le debería hacer un monumento del tamaño de la Torre Eiffel.