Amargo bronce para Reyes Pla tras una pelea en la que mereció más
El hispanocubano cayó en semifinales ante el azerbaiyano Loren Alfonso. El Profeta propuso más, pero los jueces premiaron el boxeo minimalista de su rival.
Convencido de que su talento estaba desaprovechado y cansado de no tener una oportunidad, Enmanuel Reyes Pla lo dejó todo atrás a en Cuba. Era 2018 y el boxeador sabía que dentro de él había una medalla olímpica. Seis años después del calvario que tuvo que pasar para llegar a España, donde residía parte de su familia, está viviendo el sueño que tenía en su cabeza en los peores momentos. Los seis meses que estuvo recluido en un piso en Moscú con el temor de ser encontrado por la policía rusa (entró como turista y se quedó como ilegal esperando para poder llegar a nuestro país) fueron duros, pero la opción de verse en con una medalla olímpica calmaba todo.
El Profeta lleva desde 2019 entrenando con la Selección, a la que llegó después de que Rafa Lozano le diese la oportunidad, y desde 2020 compitiendo con ella. Desde el primer momento su intención siempre fue la de agradecer con resultados. En Tokio 2020 se quedó, en un injusto combate, con el diploma olímpico. Fue plata europea (2022) y bronce mundial (2021), pero la espinita que tenía clavada era en los Juegos Olímpicos. En París, el pasado jueves, certificó su metal. Tocaba elegir color. Con la sorprendente eliminación en primera ronda del actual campeón olímpico en la división (-92 kg), el cubano Julio La Cruz y del italiano Mouhiidine, el otro gran favorito al oro, el camino al cajón más alto del podio se despejaba. Pese a ello, una semifinal olímpica nunca es sencilla.
En París, durante la última jornada que se disputa en el Nord París Arena, les esperaba Loren Alfonso. Cubano de nacimiento buscó una oportunidad, como El Profeta, y la encontró en Azerbaiyán. Ambos se conocían de sobra. Además, venían de pelear en el primer preolímpico de repesca en marzo. Ganó el español. "Es favorito. Ya le ha ganado y viene en un gran momento, pero en este nivel todo puede pasar", advertía este sábado Rafa Lozano tras la derrota de José Quiles. El azerbaiyano era peligroso. Quitarse del medio a La Cruz era un plus de moral muy importante. Nada sería fácil y el sabor, al igual que en Tokio, queda muy agridulce. Cuatro jueces dieron perdedor al español, que debe conformarse con el bronce. Mereció mucho más y el enfado en la delegación nacional era de aúpa. No se les trató bien.
Reyes Pla salió decidido, consciente de dónde estaba. Tomó el centro del cuadrilátero, como hizo en el preolímpico, y Alfonso fue reservón, como también es habitual en él. El Profeta fue quien marcó el ritmo. El azerbaiyano trabajó la esquiva y golpeaba con un único golpe. Menos trabajo, pero convenció, de manera sorprendente, a tres jueces. Alfonso, al igual que otros muchos boxeadores durante el torneo, han recuperado la fea costumbre de celebrar golpes impactados levantando la mano. Está prohibido en el reglamento, pero los árbitros han obviado el tema y los jueces, parece, que han tenido en cuenta esa visión personal. Reyes Pla metía tres manos y cerraba el azerbaiyano con una que festejaba. Esa quedó en la retina de tres jueces.
Condicionado por la forma de puntuar, Reyes Pla olvidó la clásica esgrima cubana y fue más ofensivo. Sabía que no tenía que dejar dudas. Alfonso planteó muy poco, menos quizá que el anterior, pero en el segundo parcial convenció a cuatro de los cinco jueces. La pelea estaba perdida. Las personas encargadas de dictar justicia apostaron por el minimalismo. Negaba con el dedo Felipe Martínez, presidente de la Española, cuando le enfocaron en televisión tras conocerse las puntuaciones de ese round. "Tienes que sacarlo del ring", le pidió Lozano en la esquina al Profeta cuando conoció las puntuaciones. La pelea estaba perdida en tres cartulinas, ganada en una y empatada en otra. KO o derrota.
El Profeta salió con lo que le quedaba. Se precipitó y eso contra alguien que rehuía la pelea y buscaba un único golpe pesó. Ya daba igual lo que importasen los jueces. El fuera de combate no se vislumbraba. Alfonso trababa la pelea, esquivaba y sacaba una única mano que era la que encandilaba a quién tenía que anotar. La decisión estaba clara y Reyes Pla sonreía de manera irónica cuando escuchaba las puntuaciones. Lo avisó en Relevo meses atrás, hay ocasiones en la que no puedes luchar contra el sistema. No podrá cumplir su sueño de pelear en la pista central de Roland Garros, pero la primera medalla en 24 años para el boxeo español siempre quedará en la memoria de todos. Enmanuel ya es historia del boxeo español.