"Una patada en el culo" y un diseño a largo plazo llevan a Francia a mirar a los ojos a EE.UU.
Con el siempre discutido Collet desde el banquillo y un programa de cantera que es envidia de Europa, los galos consolidan un modelo de futuro para pensar en jugar de tú a tú a los norteamericanos
La selección de Francia volverá a disputar la final de los Juegos Olímpicos, la de sus Juegos de París 2024, garantizándose al menos igualar su mejor clasificación: la medalla de plata lograda en Tokio 2020, Sidney 2000 y Londres 1948, convirtiéndose en la cuarta selección europea en repetir final olímpica tras la URSS, Yugoslavia y España.
Los torneos cortos, como suelen ser los de selecciones, son de sensaciones. Y las de Francia no eran buenas. Cuatro derrotas consecutivas en otros tantos amistosos para afrontar el inicio del torneo daban paso al estreno. Triunfo frente a Brasil (78-66) en la puesta de largo con 19 puntos, 9 rebotes, 4 robos y 3 tapones de Wembanyama para 25 de valoración.
En la segunda jornada, Strazel con un 3+1 (falta inexistente) "salvaba" el torneo como decían sus compañeros en el postpartido forzando la prórroga ante Japón en un partido que acababan ganando por 90 a 94. Se jugarían frente a Alemania, en la tercera y última jornada de la fase de grupos, el liderato del grupo B.
Pero el partido apenas tenía historia. En un abarrotado Pierre Mauroy de Lille, la vigente campeona del Mundo se convertía en inalcanzable desde el arranque del choque, endosando un 27-48 al descanso y llegando a ganar por 24 puntos. Pero ahí, cuando tocaban fondo, se empezaba a fraguar la reconstrucción de Francia de sus cenizas.
Collet daba minutos en la segunda parte a un Isaïa Cordinier que respondía con su habitual energía en defensa y en ataque (con dos mates). La generación del 95 y 96 comenzaba a pedir paso y se convertiría en capital para llegar a la final. Uno de los veteranos, Fournier, explotaba a la finalización del choque con 71 a 85 en el marcador.
"Nos faltan puntos de referencia. A veces creo que nos equivocamos en la forma en que queremos jugar y pagamos el precio por eso. Hoy en día, la mejor defensa es un buen ataque. Ya no es el juego de los años 90 o 2000 en el que se podía defender a media cancha. Ahora tu ataque es esencial", decía en caliente.
"A veces creo que nos equivocamos en la forma en que queremos jugar y pagamos el precio por eso. Hoy en día, la mejor defensa es un buen ataque"
Su técnico respondía tildando de "una declaración lamentable, unas palabras inaceptables. Él tiene derecho a pensarlo, pero no a decirlo en público. Cuando estamos en una competición de esta importancia y pretendemos ser parte de un equipo, tenemos que conservarlo". Esperaba Canadá, una de las grandes favoritas a pelear por las medallas tras arrebatarle el bronce en la Copa del Mundo a USA Basketball.
Pero a veces, que te manden a la lona, genera una reacción, que fuerza que alguien levante la voz. Recibir un toque de atención tiene efecto sobre el grupo. Así lo reconocía el gran capitán Nico Batum tras lograr la consecución para el pasaporte a la final de la selección gala.
"El baloncesto francés necesita una gran patada en el culo. Cuando recibimos una gran patada en el culo como la que experimentamos la semana pasada, nos reunimos, nos dijimos cosas y fue intenso. Fue intenso, pero fue: ¡¿qué queremos?!", decía eufórico.
"Cuando recibimos una gran patada en el culo como la que experimentamos la semana pasada, nos reunimos, nos dijimos cosas y fue intenso"
Tras la derrota ante Alemania, con la que se habían enfrentado hasta tres veces el mismo verano, Collet se tiraba tres días enfatizando en el alto nivel de energía necesario al grupo en lugar de baloncesto para enfrentarse a Canadá. Pero mientras tanto, tomaba decisiones a nivel deportivo.
Daba paso a Cordinier en el cinco titular buscando empezar con un "quinteto defensivo" y aprovechaba los problemas en un dedo de Rudy Gobert para cambiar la que hasta ese momento había sido inalterable pareja titular interior y emparejar a Yabusele con Dillon Brooks en el puesto de ala-pívot buscando contrarrestar el small ball.
Daba la razón a la opinión de Thomas Heurtel en el canal de Twitch de First Team donde aseguraba que jugaría con esa pareja interior desplazando a Wembanyama al puesto de cinco. Era lo único que no había tocado tras hacer muchas probaturas en la dirección de juego.
Espoleados por el público del Bercy Arena, igualaban el nivel físico de Canadá y sorprendían por la energía para empezar el choque con 23-10 de arranque y llegar a ganar hasta por 19 puntos. Cordinier respondía aportando, además, solidez en los triples (4/5) para 20 puntos y otros dos jugadores con mucho carácter de la camada del 95-96 como Yabusele (22 puntos) y Lessort (13) se convertían en providenciales para eliminar al equipo de Jordi Fernández.
"Creo que lo que dije nos ayudó. No hay nada que arreglar, no hay ningún problema [con Collet]", decía Fournier tras cerrar el choque saliendo desde el banquillo y metiendo 12 de sus 15 puntos en los últimos cuatro minutos del choque.
Collet loaba al exterior del que "conocemos su mentalidad fuerte, no se asusta" y del interior campeón de Europa con el Panathinaikos del que no entiende por qué no juega en la NBA. Además, habían superado la Wemby-dependencia, reconociendo el Rookie del Año de la NBA que "el plan era involucrar a todo el equipo. Por mi parte intenté no forzar las cosas, tomar los tiros abiertos que me llegaban".
De nuevo volvía a cruzarse la selección de Gordon Herbert en el camino. Pero había ánimo de revancha, como aseguraba Lessort: "Alemania nos humilló en el partido anterior, no queremos que eso ocurra en la semifinal. Tenemos que repetir lo que hicimos esta noche".
El discutido y cuestionado Collet, reforzado
Sí, Sergio Scariolo y nuestra mejor generación de la historia le han tenido cogida la medida a Les Bleus. Recuerdo a Tony Parker, tras anunciar su retirada en una entrevista a la web de la FIBA deshacerse en elogios sobre la gran generación de España y reconocer que " si no hubiera sido por ellos, habría ganado 10 medallas más o quizá 15, pero la vida es así".
Pero hay que alabar el trabajo que ha hecho con esta Francia el seleccionador galo desde 2009 que se va a colgar en este torneo su octava medalla en un torneo FIBA entre Europeos, Mundiales y Juegos Olímpicos.
Tras un primer cuarto dominador de Schröder y compañía, aparecía la defensa gala que colapsaba el juego del bloqueo directo del base de los Nets y de Frantz Wagner, forzando a este último a soltar el balón una y otra vez y minimizaron en la segunda parte en la que sólo anotaba una canasta casi al final del choque.
Los cambios defensivo de los interiores móviles cortaban cualquier intento de penetración en situaciones de 1x1 o ayudando intimidando y poniendo tapones y obligando a Alemania, la selección más vertical y que más penetra de todo el torneo, a lanzar triples forzados.
Así, la selección campeona del Mundo se quedaba en ocho puntos en el segundo cuarto empatando el choque a 33 los anfitriones. Completaban la obra de albañilería defensiva en la segunda parte, llevando a la selección que mejor cuidaba la pelota a cometer 15 pérdidas de balón (que se convertían en 20 puntos tras pérdida) e imponiendo su superioridad y músculo en la pintura 40 tantos y 18 puntos tras rebote ofensivo.
Al final un definitivo 73-69, con sólo 5 minutos de Gobert que demostraba que no sólo de NBA's vive el hombre porque al margen de Wembanyama (11 puntos), el deseo y la energía de los aún no treintañeros Yabusele (17), Cordinier (16) y Lessort (10), todos ellos clase media-alta en la Euroliga, se convertía en determinante para lograr la clasificación para la final olímpica. Curiosamente, pasaron por esa liga de jóvenes de los Espoirs hace diez años, donde ya se fogueaban y destacaban entre los mejores anotadores y reboteadores…
Les espera un equipo de USA Basketball, prevenido de lo que les espera tras el susto que les metió Serbia durante 37 minutos en semis pero ahora cruzándose con un equipo de capacidad atlética similar a la suya.
«Francia nunca ha tenido tanto talento»
Esa era la aseveración de Vincent Collet al inicio de año en una entrevista de la FIBA. Y es que esto, lejos de acabar aquí, no ha hecho nada más que empezar.
Propiciado por el efecto Wembanyama. Francia ha colado a tres jugadores en el Top10 del pasado Draft: el malagueño Risacher como número 1, el que fuera jugador de la cantera del Real Madrid Alex Sarr en la segunda plaza y Tidjane Salaün, hermano de la baloncestista olímpica, en la sexta. Por si fuera poco, el compañero de Juan Núñez en el Ulm, Pacome Dadiet, en el 25.
La NBA ha encontrado una de sus nuevas minas de oro en Francia. Y no sólo a nivel mediático donde, las dos últimas temporadas, retransmitía a través de su aplicación los partidos de la Liga Francesa de los equipos de Wemby y Risacher. El pasado junio, el rotativo Le Monde destapaba la negociación de un acuerdo entre las dos competiciones para lanzar un programa de desarrollo para jóvenes talentos galos.
El director general de la LNB, Fabrice Jouhaud, aseguraba que "los clubes también se beneficiarán de asistencia logística y financiera para animarlos a confiar en los jóvenes".
Espoirs, INSEP, NBA… El baloncesto galo tiene derecho a soñar la próxima década y mimbres para consolidar un monopolio en las primeras plazas del podio.