JJOO | BALONCESTO | FRANCIA 87 - ESTADOS UNIDOS 98

Una exhibición de Curry y el liderazgo de LeBron guían al Team USA hacia un nuevo oro

La selección de EE. UU. tumba a la anfitriona Francia en la final de París y se corona campeona olímpica por decimoséptima vez.

Mate de LeBron James ante la mirada de Nando De Colo. /FIBA
Mate de LeBron James ante la mirada de Nando De Colo. FIBA
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Pocas veces un partido podía tener más alicientes para el Team USA. Primero, por lo que significaba esta final y quienes la jugaban. Segundo, por el día en el que se celebraba, el 10/08/24, es decir, los tres dorsales que lució Kobe Bryant (con EE. UU. el primero y los otros dos en los Lakers). Tercero, por él, el gran protagonista de estos Juegos incluso antes de celebrarse, que, sobre el parqué, también dejó claro por qué sigue siendo el rey: LeBron James. Y es que por más que Francia ejerciera de anfitriona, y que saliese sin complejos, el 'Dream Team' volvió a coronar una final olímpica (87-98)... y ya van 17.

Porque sí, lo cierto es que el partido, a nivel de baloncesto, estuvo desde el principio a la altura de las expectativas. Con un ritmo y una velocidad descomunal, un Victor Wembanyama que dio un paso al frente a nivel ofensivo y que se erigió como el referente en el juego interior. Con un tridente clave del lado estadounidense -LeBron-Curry-Booker-, que hizo a su equipo resentirse (y mucho) cuando no estaban en pista. Con un Gerschon Yabusele que se convirtió en el mejor compañero de baile posible de Wemby y que se creció a lo grande hasta el punto de dejar una de las fotos de los juegos: ese vuelo con mate incluido ante King James que acabó con un 2+1 para él, pero dejando claro que LeBron era el eje sobre el que ha pivotado el Team USA.

Porque fue el capitán estadounidense, el que hace unos meses se encargó de reclutar a todo el Dream Team para estos Juegos, el que marcó el compás. El que elevó el nivel defensivo, quien hizo fluir el juego de EE. UU. y quien sacó lo mejor del resto de sus compañeros. Y ni los 13 puntos de Booker al descanso empañaron que los de Steve Kerr estaban jugando a lo que LeBron James (finalizó con 14 puntos, 10 asistencias, dos robos y 24 de valoración) quiso que se jugara.

De hecho, si Francia volvió a apretar ya tras el receso fue cuando LeBron estaba en el banquillo. Ahí, el empuje de la selección gala apareció de la mano de Evan Fournier y con unos buenos minutos de Nando De Colo -en el que era su último partido con la selección gala- que lograron un parcial de 5-0 para cerrar el tercer cuarto, con el que Francia demostró que seguía dentro del partido al ponerse a sólo a seis de cara a los últimos diez minutos.

La realidad es que en el último periodo, a Estados Unidos se le atascaron algo más las ideas en ataque. Pero, aun así, consiguieron seguir dominando el marcador porque Francia tampoco es que lograse iluminarse en demasía en ataque. Si bien, un robo de Yabusele a tres minutos y medio, que terminó en falta de LeBron y en un punto (falló el primero Yabusele), reactivó a Francia a nivel mental y en la siguiente acción, Wemby logró poner a los suyos a sólo tres. Pero si algo tiene EE. UU. es sangre fría y ahí el hombre es Steph Curry, ese tirador al que no le tembló el pulso para enchufar uno de sus triplazos y poner, otra vez, el +6... el +9.

Y otra vez esa última renta de nuevo cuando Francia había respondido con un triple. Y luego, por si había duda, otro más (el cuarto consecutivo) tras el que acabó haciendo el gesto de dormir. Porque lo cierto es que si hubo un protagonista en la recta final del partido, ese fue él, un Curry que tiroteó el aro francés (terminó con 24 puntos, cinco asistencias, 2 robos, 22 de valoración y un 8/12 en triples con el que se convierte en el máximo triplista en una final olímpica) y hasta robó la bola para acabar sentenciando y haciendo a EE. UU. colgarse su oro número 17 y el primero de su palmarés.