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Los otros triplistas se rebelan en la guerra Jordan Díaz-Pichardo: "Habrá récord del mundo"

"Por supuesto que como en su mesa, he saltado más de 18 m", dice Hugues Fabrice Zango, uno de los nombres de la final de este viernes.

Hugue Fabrice Zango (31), en la calificación de triple salto. /AFP
Hugue Fabrice Zango (31), en la calificación de triple salto. AFP
Andrés G. Armero
José M. Amorós

Andrés G. Armero y José M. Amorós

Todos los focos de la final de triple salto apuntan al duelo entre el español Jordan Díaz y el portugués Pedro Pablo Pichardo, rivales encarnizados. Pero en el foso del triple a nadie le hace gracia que todo se lleve a ese duelo, porque, como pasó en el 1.500 con Jakob Ingebrigtsen y Josh Kerr, podría surgir un tercer hombre.

"Por supuesto que como en la mesa de ellos, he saltado más de 18 m", recuerda a Relevo Hugues Fabrice Zango, el talentoso burkinés que quiere superar con creces su plusmarca de 18.07 m en la gran cita de este viernes en el Stade de France (20:13 horas). El ingeniero del foso, hombre cultivado en lo atlético y lo mental, avisa: "Estoy preparado para cualquier ataque y lo van a ver".

Zango espera una final con un podio completo por encima de 18 m. Un hombre de cálculo ágil como él no duda en hacer un ejercicio probabilístico en segundos y llegar a una conclusión rápida: "Habrá récord del mundo en la final". El mítico registro del británico Jonathan Edwards (18.29 en Goteburgo en 1995) que ronda en todas las cabezas de los participantes, la primera la de Zango, y que obsesiona al propio Pichardo, como reconocen varias fuentes en la delegación portuguesa.

El burkinés es el vigente campeón del mundo de triple (en Budapest en 2023, con un salto de 17.64) en una final en la que faltó la dupla Jordan-Pichardo. Por eso descartarlo de antemano podría ser una temeridad. "Yo también doy favorito a Zango", sentencia el triplista francés Jean-Marc Pontvianne, compañero de entrenamientos del ingeniero del foso, que no estará en la final.

El italiano Andy Díaz, que penó en la calificación del triple salto, ni corto ni perezoso mete baza. "Claro que puedo estar en la pelea, el primer día no estuve bien, pero aquí somos los mismos y ganará el que mejor lo haga este viernes", dice un hombre que tiene 17.75 de plusmarca personal y 17.61 de mejor marca del año.

El cubano Lázaro Martínez (17.64 de registro personal) que se metió en la final por la puerta de atrás al no poder superar el umbral de los 17.10, no quiere saber nada de la batalla de la dupla, porque se ve con opciones de metal: "Yo centrado en lo mío, sé de lo que soy capaz". Por su parte, el jamaicano Jaydon Hibbert (plusmarca de 17.87) de 19 años tampoco sacó su mejor versión en su debut olímpico, pero lanza un mensaje: "Estoy muy fuerte, simplemente tengo que hacer algunos ajustes".

Hasta Triki se apunta al podio

En la fiesta del triple, hasta el argelino Yasser Triki (17.43 de plusmarca) se apunta al bombardeo del cajón olímpico. "Creo que estaré en la lucha por el podio", enfatiza el enésimo atleta de triple que se da opciones de medalla. Nadie mejor que el portugués Tiago Pereira, que compite por Portugal y entrena con Iván Pedroso (técnico de Jordan Díaz), para hablar de un duelo que le toca por las dos partes: "Tengo el corazón dividido, que gane el mejor".

La batalla entre Jordan Díaz y Pedro Pablo Pichardo vivió sus días más duros en el Campeonato de Europa de atletismo de Roma en julio, con cruces de declaraciones, y una denuncia del portugués por un fallo de la regla electrónica del foso. En lo deportivo, venció Jordan con 18.18 metros. Y Pichardo, herido en su orgullo de campeón, tiene marcada aquella derrota a fuego en su alma.

"De Pichardo no puedo hablar, porque no estoy con él en los entrenamientos", afirma el luso. De Jordan, al que conoce de forma más cercana, resalta que "es una persona extraordinaria y tiene cualidades para hacer el récord del mundo. Si no es en la final, será mañana o pasado". Otra vez a vueltas con la plusmarca de Edwards, esa que en la Federación Portuguesa de Atletismo todo el mundo ha escuchado en boca de Pichardo.