JJOO | LANZAMIENTO DE DISCO

Bate el récord olímpico de 20 años de su padre... y dos turnos después se lo quitan

Mykolas Alekna pulverizó el registro de su progenitor con 69.97. Roje Stona, el jamaicano, firmó 70.00 y se llevó el oro.

Alekna, en la final de disco./AFP
Alekna, en la final de disco. AFP
Jonás Pérez

Jonás Pérez

Todo queda en casa... O no. Los Juegos Olímpicos han vuelto a sorprender presentando la gran historia familiar de los Alekna. Antes de la final de lanzamiento de disco, Mykolas (el hijo) era el dueño del récord mundial con 74.35 metros, conseguido en abril. En París, por supuesto, su gran meta era el oro olímpico, pero también el récord de la competición y ya, si tenía el día inspirado, la plusmarca absoluta. Desde luego, lo tenía al alcance de la mano. Hasta este miércoles, el mejor registro en unos JJOO era de 69.89, muy lejano al de su mejor marca personal.

Era el elegido para lograrlo. Y eso que era difícil, ya que ese 69.89 llevaba vigente desde los Juegos Olímpicos de Atenas. Pero estaba tan concienciado para lograrlo también por su enorme significado emocional. Porque el récord que quería batir Mykolas Alekna era de... su padre. Y lo logró, tanto que lo logró. En su segundo intento firmó una marca épica de 68.97 que le colocaba provisionalmente en cabeza y le hacía batir el récord olímpico. Sí, todo se quedaba en casa.

No lo pudo mejorar más. Se quedó cerca con un 68.88 y un 68.49 y más lejos con dos nulos. Su éxito tampoco lo celebró en exceso, porque sabía que era provisional, que el récord de su padre podría correr peligro con el resto de participantes. Efectivamente, así fue. Roje Stona superó su marca, en su cuarto intento, para arrebatarle no solo su marca más especial, sino también la medalla de oro.

Los Juegos Olímpicos de París comenzaron con una tabla de registros compuesta por padre e hijo con la intención de que las dos casillas llevaran el nombre del hijo y completar así definitivamente el ciclo familiar. Mykolas Alekna tendrá muchas más oportunidades de superar su propio registro y no tantos el que ahora es propiedad de Roje Stona, aunque con sus 21 años aún tiene varios Juegos Olímpicos por delante.

Mykolas Alekna tiene todo el futuro por delante. Su juventud le avala y también sus grandes resultados cosechados en los últimos años: la plata en el Mundial de Eugene, el bronce de Budapest, el oro europeo en Múnich, su bronce en Roma. Es un deporte cambiante, que depende de las circunstancias, del estado de los atletas y también algo de la suerte, por lo que mantenerse en lo más alto durante varios años es algo al alcance de pocos.

Lo logró en su día su padre y ha tratado de inculcarlo en casa. Martynas, hermano de Mykolas, también se dedica a la disciplina, aunque sin tanto éxito. Virgilijus, el padre, es doble campeón olímpico, gracias a su bien hacer en Sidney 2000 y en Atenas 2004. No fue su mejor marca. También suma el mejor tercer registro de todos los tiempos: 73.88, superado solo por el récord del mundo de Jürgen Schult que acabó superando su hijo recientemente.

Virgilijus es un ídolo local en Lituania, al sumar 37 victorias consecutivas en la disciplina y solo romper su dominio por competir lesionado en el Campeonato Mundial del 2007. Se casó con la exsaltadora de longitud Kristina Sablovskytè-Alekniené, formando una dupla de deportistas de élite que ha forjado una familia de también nuevos deportistas. ¡Y vaya deportistas!

En la final de disco de los Juegos de París, Alekna hijo soñaba con superar a Alekna padre y lo logró. El problema es que Roje Stona se interpuso en su camino para romper lo que era ya una de las historias que pasa a la posteridad de esta cita olímpica.