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El hockey, una religión que pasa de abuelo a nieto y que lo llevó a un bronce histórico en Roma 60': "Subir al podio y ver tu bandera pone los pelos de punta"

Juan Ángel Calzado es abuelo de Juan Calzado, portero de la Selección Nacional de hockey que tuvo a tocar el metal.

Juan Ángel viendo el partido de su nieto Luis /S. FENOLL / RELEVO
Juan Ángel viendo el partido de su nieto Luis S. FENOLL / RELEVO
Quim Bilbeny
Salvador Fenoll

Quim Bilbeny y Salvador Fenoll

Hace 64 años el deporte español escribió su primera página en los libros de historia de los Juegos Olímpicos. Rodeados del Coliseo, el Panteón y la Fontana Di Trevi, España consiguió su primera medalla olímpica en Roma 1960. Los encargados de conseguir ese hito fue el equipo de hockey hierba masculino, que tras una competición extraordinaria y ganar 2-1 a Gran Bretaña en los últimos minutos lograron el ansiado bronce. Uno de los artífices de aquella hazaña fue Juan Ángel Calzado, una persona que lleva el hockey en la sangre.

En su familia, el hockey es una religión. Una tradición que pasa de generación en generación y que empezó hace muchos años. "Mi hermano mayor jugaba en el Junior de Barcelona y fue el que trajo el hockey hierba a casa. Con siete años me enseñaba a jugar en el jardín de mi casa", explica Juan Ángel, y reconoce que toda la vida han practicado este deporte.

Más de seis décadas después, su nieto Luis Calzado, portero de la Selección Nacional, batalló hasta el final, pero no consiguieron el bronce olímpico. Los 'red sticks' y Luis no alcanzaron la medalla, pero sí el orgullo de un abuelo que vio con ilusión como su nieto sigue la dinastía del hockey en la familia. "Le diré que estoy muy satisfecho por su comportamiento deportivo y humano". Además, explica que lo principal para él es que los suyos hagan ejercicio: "Me hace ilusión que todos mis nietos jueguen a hockey. Pero que practiquen otros deportes también, eso es lo más importante".

Recuerdos de la hazaña de Roma

Juan Ángel es una persona tranquila, humilde y cercana que vive con su familia en el corazón de Barcelona, donde amablemente abrió las puertas a Relevo. Allí muestra todas sus medallas y reconocimientos a lo que es, una leyenda del hockey hierba. La joya de la corona es el bronce olímpico que logró en Roma en 1960 y que muestra con orgullo. "Recuerdo el partido con una alegría tremenda, ya que ganamos el partido justito por 2-1".

El deporte español no había conseguido aún ninguna medalla y la Selección de hockey tampoco eran favoritos para lograrlo. "Llevábamos dos años jugando juntos y fuimos a Roma como los desconocidos. Fue una competición extraordinaria para nosotros", relata Juan, que recuerda como un momento único ganar el bronce: "Subir al podio y ver tu bandera en el mástil, pone los pelos de punta".

Juan Ángel Calzado mostrando su medalla de bronce que consiguió en Roma 60'  S. FENOLL / RELEVO
Juan Ángel Calzado mostrando su medalla de bronce que consiguió en Roma 60' S. FENOLL / RELEVO

El deporte, como la vida, ha evolucionado mucho en los últimos años. Y como no podía ser diferente, las villas olímpicas han hecho lo propio. "Nuestra villa era una zona de hombres, otra de mujeres y entre medio una valla metálica. Ahora todo ha cambiado, es normal", explica Juan. Lo que no ha cambiado mucho es el espíritu olímpico que se vive allí dentro.

Cientos de deportistas coexistiendo en el mismo lugar, comiendo todos juntos en una experiencia única. "En el comedor te encontrabas con los deportistas de otras nacionalidades. Te impresiona sentarte con un gran jugador de balonmano o baloncesto y parece que ahí eres alguien. Realmente, hace ilusión y merece la pena los esfuerzo que has hecho hasta llegar a la selección nacional", relata el medallista olímpico del 1960. También reconoció que el deportista que más ilusión le hizo ver fue Cassius Clay, más conocido como Mohammed Ali.

Una medalla que sirvió de trampolín para el hockey

Aquel hito significó un antes y un después en el deporte, y en concreto, en el hockey hierba español, así lo reconoce el propio Juan: "Con toda la humildad creo que a partir de Roma nuestro deporte dio un cambio importante. El hockey actual empezó seriamente en aquella medalla de bronce".

La hazaña del bronce en Roma sirvió de trampolín para el crecimiento de un deporte que poco a poco se fue convirtiendo más popular en España. Hoy en día, el hockey ha conseguido cinco medallas olímpicas, entre ellas un oro en Barcelona 92' del femenino, tres platas y un bronce.

Todos los deportes han ido evolucionando a lo largo de los años, el hockey, entre ellos. Juan recuerda empezar jugando en campos de tierra y después de césped natural, donde era muy complicado controlar la pelota. "Era difícil porque la superficie era muy irregular. Eso no quiere decir que ahora sea más fácil jugar, sino que es un hockey diferente". Actualmente, el hockey se disputa en césped artificial. Una superficie que se instauró en los Juegos Olímpicos de Montreal en 1976.

Las diferencias eran muchas, no tan solo la superficie, sino la indumentaria o los entrenamientos. Los porteros de la época llevaban guantes de moto con los dedos rotos en la mano izquierda y en la derecha, el stick. Hoy en día, van muy bien protegidos, algo que Juan piensa que es bueno para el deporte y potencia la valentía de los cancerberos.

"A nivel de clubes entrenábamos una vez a la semana, los jueves y después comíamos todos juntos y jugábamos el domingo. Ahora se entrena mucho más, según me dice mi nieto", recuerda Juan sobre los entrenamientos. Algo que daba un giro radical cuando había unos Juegos Olímpicos a la vuelta de la esquina. "Seis meses antes nos preparaban. Nuestro preparador físico nos hacía correr por la playa y subir al Tibidabo con un saco de 20 kg. Estábamos muy preparados, pero en un periodo más corto".

Abuelo y nieto, unidos por los Juegos Olímpicos

Luis Calzado siguió los pasos de su abuelo y en un gran torneo de los 'red sticks' se plantaron en la lucha por el bronce ante la India, como ya lo hizo Juan Ángel en 1960 contra Gran Bretaña. El último mensaje entre ambos fue la noche anterior: "Le dije que ganarían la medalla y que estuvieran tranquilo. Me contestó que seguro que sí".

Juan vivió con tranquilidad el partido, como suele ver todos los encuentros de su nieto. El tiempo apresuraba y las opciones de conseguir la ansiada medalla se fueron esfumando. La poca efectividad en el penalti córner dejaron sin opciones a España. "Una pena porque me hubiera encantado que Luis hubiera ganado la medalla de bronce, como yo. Abuelo y nieto unidos a través de una medalla olímpica".

"He visto muy bien a Luis, ha parado muchas bolas e importantes. Ha hecho un gran torneo y se ha consolidado como el gran portero que ya era", concluyó Juan. Pese a no conseguir el metal que sí logró su abuelo, Luis se queda con el orgullo de toda una familia que está unida a través del deporte.