OPINIÓN

Valverde no desentona cuando juega donde el 'Negro' Obdulio y Ceballos comienza a sentirse útil

Valverde, durante el partido contra el Getafe. /EP
Valverde, durante el partido contra el Getafe. EP

No creo que haya ningún aficionado que se vea por televisión repetido el Real Madrid-Getafe. Si acaso, los ojeadores, de sus próximos rivales. Nadie más. Un partido del montón. Para los blancos, una victoria que les coloca en una posición inmejorable para acercarse al liderato y alimentar la idea de que, si gana en Valencia el partido aplazado, pasará a depender de sí mismo lo que resta del campeonato. Poca chicha para escarbar. Como este encuentro se han jugado millares en el Bernabéu. Dos sopapos de Bellingham y Mbappé y contienda resuelta.

Las lesiones continúan obligando a Ancelotti a remendar su once titular. Con Lucas en el lateral, Valverde volvió a su zona de referencia, el centro del campo. Exactamente a la posición de mediocentro, que no es la suya más habitual, pero que ya ha ocupado las suficientes veces como para augurar que podría terminar acostumbrándose a ella si las necesidades continúan apretando o su técnico apuesta por él en lugar de Camavinga. Sin descartar, por supuesto, que los dos, uruguayo y francés, podrían jugar juntos en la responsabilidad compartida de sacar el balón jugado desde atrás. El clásico doble mediocentro.

Marcelo Bielsa, actual seleccionador uruguayo, también es de los que cree que Valverde puede ocupar esa posición central en la zona ancha y liderar el juego de la Celeste. Para un uruguayo, tenga la edad que tenga, incluidos los 26 años de Valverde, jugar de cinco, de medio tapón, es una responsabilidad eterna. Esa fue la posición del 'Negro' Obdulio Varela, el capitán que ejecutó el Maracanazo del Mundial del 50 en Río de Janeiro gracias a un gol de Ghiggia (1-2). Las crónicas recuerdan una actuación fantástica del citado Negro jefe. Sin medir la verdadera trascendencia y el significado de la comparación, en las canchas de Peñarol y Nacional, en el Centenario de Montevideo, cuando uno de los suyos se coloca en esa posición central, se dice instintivamente: "Juega donde Obdulio". Y claro, ninguno vio jugar al gran caudillo de la historia del fútbol uruguayo nacido en el 17 y fallecido en el 96, pero la osadía no tiene límites.

Valverde, por lo tanto, cuando juega ahí, en el centro, juega donde Obdulio. Y por lo demostrado hasta ahora las veces que lo ha hecho, no se siente mal. Ni incómodo. Quizás no tan holgado como cuando lo hace de interior, de ocho, donde cabalga por su pasillo interior de área a área y puede sacar a pasear su remate con la derecha. Pero, desde luego, nunca le dirá a su entrenador que no le ponga en esa demarcación de honor en la historia del fútbol. Solo, o con Ceballos cerca, como ante el Getafe, no solo no desentonó, sino que se mostró seguro. En su selección su acompañante suele ser Ugarte, otro mediocentro salido del Sporting Portugal, que pasó inadvertido por el PSG al no ser de la devoción de Luis Enrique y que ahora se hace un hueco en el Manchester United.

A Federico no le quema el balón.Su físico le permite ocupar una amplia zona de influencia y tiene más tiempo la cabeza arriba que la mirada en el pasto, virtud clave para un centrocampista que quiera ganarse la vida como organizador puro y duro. Ceballos, por su parte, consumó ante el Getafe su segundo partido completo de la temporada. El anterior había sido en la jornada 14 contra el Leganés. Contra el Getafe fue un buen escudero de Valverde. De su técnica nadie puede dudar y su físico sólo puede crecer a base de minutos de juego. Si las lesiones le respetan podría ser un buen socio para el centro del campo blanco en lo que resta de temporada. Por sus condiciones, puede ser un buen comodín. Su buen pie nunca debería estorbar a un equipo que no termina de depurar su juego y al que el balón le corre menos de lo que le debería correr.