Lo que hay de fondo tras la crítica de Marcelino: "Lo de menos es que valgan o no valgan, el VAR se usa para evitar denuncias y ahorrar dinero"
Relevo ahonda en la gestión del videoarbitraje en España y los criterios para seleccionar a los colegiados 'VAR profesional'.
La queja de Marcelino García Toral abrió este domingo un debate sobre los árbitros encargados del videoarbitraje en España que lleva tiempo generando ruido y que en Relevo vamos a tratar de aclarar. Más allá de la acción punible de Raúl Albiol sobre Bertug Yildirim que el colegiado García Verdura señaló como penalti tras ser advertido por la sala VOR, con Jorge Figueroa Vázquez al frente, Marcelino reflexionó sobre los perfiles que ocupan la sala VAR en España: "Llega el árbitro de VAR, que está descendido, y si está descendido es porque no es muy bueno y entonces llama al árbitro, sólo por afán de protagonismo", expresó para mostrar su malestar sobre el penalti señalado.
Aunque no tenía razón para quejarse por la acción, que según el reglamento fue sancionada correctamente y por la que, además, el defensa del submarino amarillo debió de ser amonestado con tarjeta amarilla, donde dio en el clavo Marcelino fue en la figura de los árbitros 'VAR profesional', como se llama a aquellos colegiados cuya única función dentro del Comité Técnico de Árbitros (CTA) es el videoarbitraje, como es el caso de Jorge Figueroa Vázquez.
Si hace unas semanas era el excolegiado Iturralde González quien cuestionó que "el VAR no puede ser un plan de pensiones para los árbitros que lo dejan", el propio presidente de LaLiga, Javier Tebas, manifestó al inicio del año pasado en un acto de LaLiga Business School que había que "buscar una solución para no cargarnos el VAR". De hecho, creía que el problema está en los colegiados: "Hay que reducir los árbitros de VAR para unificar criterios, creo que con cinco o seis serían suficientes", zanjó. Pero, ¿es cierto que la sala VOR, tal y como expresó Marcelino, está liderada por los árbitros descendidos el año anterior? Vayamos paso a paso.
¿Qué colegiados realizan el videoarbitraje en España?
En cada partido, la sala VOR está ocupada por un árbitro (VAR) y un asistente (AVAR), acompañados del equipo técnico audiovisual para poder desarrollar su trabajo. El árbitro VAR puede ser uno de los mencionados 'VAR profesional' o un árbitro de campo, mientras que el AVAR puede ser cualquiera de los dos perfiles o un asistente de campo, que también puede desempeñar esa función.
Aunque cueste creerlo, lo cierto es que los árbitros 'VAR profesional', tal y como señaló García Toral, son los colegiados descendidos en la temporada anterior. Bien porque han llegado a la edad límite -45 años en Primera y 41 en Segunda, a pesar de que desde el CTA lo nieguen por ser un criterio absolutamente anticonstitucional-, o bien porque son descendidos en Primera, esta vez sí, por criterios deportivos, y ya no pueden arbitrar en Segunda -donde la edad de corte es aún más baja-.
Salvo contadas excepciones de colegiados que continuaron una o dos temporadas más a pesar de haber superado los 45 años por tener una competición internacional (Mundial o Eurocopa) en el horizonte, como Del Cerro Grande o Mateu Lahoz, aquellos que cumplen esa edad son descendidos. Para continuar su carrera arbitral y, según apuntan numerosos colegiados consultados por Relevo, para evitar denuncias por no renovar su contrato sin un criterio deportivo, desde el CTA les ofrecen automáticamente ser "VAR profesional".
Otro asunto es el de los colegiados que, sin cumplir los 45, descienden de categoría. Es el caso de Jorge Figueroa Vázquez, que el CTA descendió la temporada pasada por un criterio deportivo a pesar de no haber superado la edad de Primera -tenía 44 años-, pero sí tenía más de los 41 años que marcan la edad límite en Segunda, por lo que su carrera como árbitro de campo se vio abocada a su fin. Aquello fue una sorpresa para Figueroa Vázquez, que no pudo despedirse en los terrenos de juego como árbitro profesional, y el motivo por el que casi llega a las manos con Medina Cantalejo, presidente del CTA, en la pretemporada de este año. Precisamente por la buena relación que mantenían ambos no entendió su descenso y mucho menos encontrárselo por sorpresa.
¿Especialización o ahorro?
Hay un detalle que permite comprender por qué son los árbitros 'VAR profesional' los que asumen la tarea del videoarbitraje en gran parte de los partidos. Hay quien podría pensar que, debido al número de partidos realizados desde la sala VOR y siendo esa su única función, podrían ser los más especializados. Sin embargo, fuentes arbitrales consultadas por Relevo aseguran que se trataría de un criterio puramente económico: un VAR profesional tiene contrato por temporada y cobra una cantidad concreta al mes, mientras que los árbitros y asistentes de campo cobran por partido realizado según unas tasas estandarizadas para todos. Cuantos más partidos asumen los 'VAR profesionales', que cobran la misma remuneración independientemente del número de partidos realizados, menos dinero destinan desde el CTA al videoarbitraje, a pesar de que LaLiga abona por partido la misma cantidad.
Otro detalle a tener en cuenta es la formación que reciben los colegiados para desarrollar su trabajo en la sala VOR. Más allá de los cursos que en su día Carlos Velasco Carballo ofreció a los árbitros en el año de su implantación, incluido Carlos Clos Gómez -quien fue el responsable en España a partir de ese momento y que aprendió a la vez que el resto de compañeros-, el colectivo no ha recibido más formaciones especializadas durante estos años, siendo su fuente de aprendizaje los propios partidos y las reuniones semanales organizadas por el CTA para repasar las jornadas más destacadas de cada jornada. Quienes sí reciben la formación son los árbitros ascendidos a Segunda División que tienen que asumir, por primera vez, la labor del videoarbitraje entre sus funciones.
¿Dónde va entonces la partida económica abonada por LaLiga si no se destina plenamente al VAR?
Aquí es donde cobra valor la denuncia presentada por el excolegiado Xavier Estrada Fernández la semana pasada ante la Audiencia Nacional contra el Consejo Superior de Deportes (CSD) por la incorrecta utilización de fondos privados por parte de Luis Rubiales, quien fuera presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF); Andreu Camps, exsecretario de la RFEF; Carlos Velasco Carballo, presidente del CTA hasta noviembre de 2021; y Luis Medina Cantalejo, su sucesor desde entonces.
La demanda, presentada con anterioridad en el CSD en agosto de 2023, denuncia el incumplimiento por parte de la RFEF del acuerdo para la retribución de arbitraje profesional con 1.921.280 euros no destinados a su cometido y que quedarían en lo que muchos árbitros señalan como el "Fondo del CTA".
Los 'VAR profesional', sólo dos años al frente del videoarbitraje
Cada uno de los 'VAR profesional' en la actualidad sólo ejercen durante dos temporadas, salvo algunas excepciones en los primeros años tras su implementación en la 2018-19. La razón que apuntan los mismos árbitros con los que ha contactado Relevo no sería otra que evitar hacerles un contrato indefinido, tal y como exige la ley. De hecho, aquellos que estuvieron al frente de la sala VOR en los primeros años, dejaron sus funciones a mitad de temporada, con la consiguiente reclamación de la temporada completa y el malestar dentro del colectivo.
Todos los trabajadores que, en un período de 24 meses, hayan sido contratados por una empresa durante un plazo superior a 18 meses con dos o más contratos temporales, pasan a tener un vínculo laboral indefinido obligatoriamente. A pesar de que desde el CTA consideran a los 'VAR profesional' como deportistas profesionales, pues en caso de despido la indemnización contemplada es de 12 días y no 33 como el resto de trabajadores y además no tendrían que cumplir con la premisa anterior, sus propias dudas sobre la legalidad de esta relación contractual les habría llevado a no ampliarla más allá de los dos años.
Para que evitar fisuras legales en la relación contractual con los colegiados y ante el temor de las denuncias cuando terminan su carrera profesional -cada vez más frecuentes al final de cada temporada-, en el CTA exigen a los 'VAR profesional' realizar las pruebas físicas, como los árbitros de campo y asistentes, a fin de demostrar que su vínculo profesional ha de regirse por el Real Decreto 1006/1985 que regula la relación laboral especial de los deportistas profesionales. Pruebas físicas que hacen también los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, como policías y bomberos, y no son considerados deportistas profesionales mientras que sí lo serían, según el CTA, los colegiados sentados en una silla al frente de un monitor.
La excepción de las temporadas 21-22 y 22-23
Durante la temporada 2021-22 y la consecutiva, en la sala VOR sólo aparecieron como colegiados VAR los 'VAR profesionales', en cuya tarifa plana iban incluidos un número indefinido de partidos, y los árbitros internacionales, que tenían que estar en cualquier caso porque no se entendería que asumieran el videoarbitraje en encuentros de UEFA o FIFA y no lo hicieran en su competición regular.
Sin embargo, durante aquellos cursos, los árbitros de campo nacionales no asumieron durante la temporada el rol de árbitro VAR -salvo al final de temporada por falta de efectivos ante las jornadas con horario unificado-, sino que aparecieron como asistentes, los AVAR, cuando necesitaban completar el cuadrante ante la escasez de efectivos. Quienes desaparecieron de la sala de videoarbitraje fueron los asistentes nacionales que, hasta entonces y desde la temporada pasada, son quienes suelen desempeñar ese cometido.
La medida, según señalan desde el colectivo, respondería a un criterio económico. La tarifa plana de los 'VAR profesional' ahorraba mucho dinero que no tenían que pagar a los colegiados de campo o los asistentes, que cobran por partido realizado. Pero, ¿por qué decidieron que volvieran al videoarbitraje los árbitros de campo como VAR y los asistentes como AVAR?
En el CTA, siempre según las mencionadas fuentes, habrían empezado a temer que los colegiados de 1ª RFEF, a quienes no se les considera deportistas profesionales ni tienen contrato, podrían denunciar su relación contractual con la RFEF por formar parte del staff arbitral de los partidos profesionales como cuarto árbitro. Para marcar una diferencia entre árbitros y asistentes de Primera y Segunda División respecto a los de otras categorías, permitieron que volvieran a la sala VOR y así, como argumento legal, marcar una diferencia para estar más cubiertos ante posibles demandas: los profesionales con contrato forman parte también del videoarbitraje mientras que los que no entran al VOR son aquellos que no son profesionales y, por tanto, no tienen contrato.
Lo que está claro es que, según el testimonio de varios colegiados, en la implantación del VAR en España, con Carlos Clos Gómez como responsable, parece que no se han perseguido criterios de excelencia para profesionalizar la figura del árbitro VAR y AVAR, sino que se usaría el videoarbitraje para rentabilizar los fondos abonados por LaLiga y evitar demandas judiciales de los colegiados cuando son "jubilados" y deciden denunciar para reclamar los derechos de su relación contractual con la RFEF.
Quizás ahora se entiende mejor la queja de Marcelino de una sala VOR que era ocupada en el partido de La Cerámica entre Villarreal y Getafe por un colegiado, ahora 'VAR profesional', descendido por criterios deportivos la temporada anterior como árbitro de campo y que durante dos temporadas (21-22 y 22-23) tan sólo ejerció dentro de la sala VOR como asistente AVAR, igual que el resto de los colegiados de campo de rango nacional.
En lo que va de temporada los colegiados han sido llamados en 23 ocasiones para acudir al monitor y en todas han modificado la decisión que habían tomado. Es decir, los árbitros en activo, quienes el CTA consideró el pasado mes de junio que eran la élite del arbitraje español, en lo que va de curso cambian su criterio al ser llamados por la sala VOR, ocupada por árbitros descendidos en la mayoría de los casos.
Una sala VOR que, como adelantó Relevo, ha sido ocupada en alguna ocasión por el propio Clos Gómez, a pesar de ir en contra del reglamento por no ejercer ya como árbitro profesional desde su retirada. A Marcelino le movió la ira por un penalti que sí debió ser señalado, aunque el error no fue de Figueroa Vázquez por advertir a García Verdura por la pena máxima, sino del propio árbitro de campo por no amonestar a Raúl Albiol por un golpe "no insignificante" en la cara, tal y como indica el CTA en su reglamento. Quizás influyó que el defensa del Villarreal ya contaba en su contador particular con una tarjeta amarilla y hubiera supuesto su expulsión.
La decisión "a medias" del colegiado llevó a Marcelino a acusarle de tener poca personalidad y abrir un melón con Figueroa Vázquez. En definitiva, tal y como apuntan las mencionadas fuentes, en el videoarbitraje en España "lo de menos es que valgan o no valgan los colegiados, el VAR se usa para evitar denuncias y ahorrar dinero".