Los héroes del Superdepor recuerdan a Arsenio: "Nos dejaba tomar una copita de vino pero no pan"
¿Cómo era 'O Raposo de Arteixo' entre 1991 y 1995? Liaño, Voro y Julio Salinas comparten con Relevo algunas anécdotas.
El deportivismo se encuentra de luto. Arsenio Iglesias, el hombre más inspirador y decisivo en la historia del club coruñés, con 714 partidos oficiales entre sus etapas como jugador y entrenador, falleció hoy a los 92 años. ¿Por qué le llamaban 'O Raposo de Arteixo'? "Raposo es zorro en gallego. Era muy listo, muy intuitivo. En los planteamientos y a la hora de entrenar. De ahí le venía el mote. Le ponía trampas al equipo contrario. Lo que me contaban los jugadores era que se trataba de un entrenador que se hacía querer, pero que también cuando las cosas no le gustaban, sabía alzar la voz", explica Siro López a Relevo, que llegó a A Coruña en el año 95, a Onda Cero, y donde luego fue jefe de prensa del Depor entre 1997 a 2000.
Uno de los integrantes de aquel Superdepor, Salvador González Marco, conocido futbolísticamente como Voro, coincidió dos temporadas con Arsenio. Era uno de los tres centrales en la zaga habitual de cinco defensas, junto a Djukic (de líbero) y Ribera, con López Rekarte y Nando en los laterales. "Me acuerdo a la perfección de aquellos dos años. El primer año fue el del penalti de Djukic y luego ganamos la Copa al año siguiente. Yo jugué con él todo. Pero en esa plantilla el que no jugaba, no hablaba mal del entrenador", destaca Voro a Relevo.
El exguardameta Paco Liaño vivió de lleno toda la etapa de Arsenio Iglesias en Primera, en el verano de 1991, recién ascendido a Primera, hasta 1996. Fue dos veces Trofeo Zamora (92-93 y 93-94) y sentó las bases de un equipo que pasó a convertirse en fenómeno social. "No me acuerdo exactamente del primer día con Arsenio, porque cuando a él le tocó coger el equipo en sustitución de Marco Antonio Boronat, yo andaba lesionado. Cambió mucho el estilo de entrenador, todo esto en el contexto de hace 30 años en el fútbol, en un ambiente mucho más familiar. Venía con Franganillo (su preparador físico), Carlos Ballesta (su segundo), 'Barritos' (el delegado), Suso (el utilero) y Antonio el gitano (el fisio). Ése era aquel Depor, con Lendoiro organizándolo todo desde el despacho. No había nadie más. Por ejemplo, yo era el encargado de diseñar la estrategia. Arsenio no era muy intervencionista, también las plantillas eran más cortas. Me decía: '¿Cómo los quieres?' Y yo tenía que decidir si marcaje al hombre o en zona", rememora Liaño en Relevo.
Su faceta de buena persona y padre-abuelo de varias generaciones de deportivistas es otro rasgo que destacan todos los que coincidieron con Arsenio. Julio Salinas, por ejemplo, fichó por el Depor en el verano de 1994 después de haber militado en el Barça, Atlético y Athletic y con 11 títulos en su palmarés. "Era un equipo de barrio comparado con los grandes como Madrid o Barça, en el sentido de que era un equipo con cuatro alfileres, bien dirigido por Lendoiro y donde Arsenio se configuraba como un padre. Era muy paternal. Me acuerdo que venía a nuestras mesas y decía: 'A ver, una copita de vino'. Y cuando venía a la mesa nuestra, a la de los vascos con Rekarte, Elduayen o Ribera, decía: 'A vosotros os dejo la botella de vino'. Arsenio estaba pendiente de todo. Venía con nosotros a hablar por las noches para decirnos que teníamos que descansar y nos fuéramos a dormir: 'Dejaros de jugar y dejar de ver la tele", recuerda Julio Salinas a Relevo.
Liaño coincide en resaltar esa esa preocupación por el estado de sus jugadores: "Era un hombre muy discreto y muy humilde. Muy pendiente del descanso y de los buenos hábitos de la comida. Me acuerdo de la pizarra en el vestuario, al comenzar las pretemporadas, con dos frases: "Buena comida y buen descanso". Insistía en que no comiéramos pan en las comidas y servir una copa de vino a quien le gustara. Cuando nos tardaban en servir la comida, me acuerdo que entraba en la cocina para sacar las bandejas él mismo. O en los largos viajes que afrontábamos por carretera y en autobús, cuando comíamos, después nos hacía pasear 15 ó 20 minutos por la carretera".
"Escribo estas líneas con el corazón roto por el fallecimiento del que fue más que un entrenador para mí. Hoy nos dejó Arsenio Iglesias, un padre que nos ayudó muchísimo a mi amigo Mauro Silva y a mí cuando aterrizamos en Coruña", publicó Bebeto en sus redes sociales. Julio Salinas, precisamente, subraya el ambiente de aquel Deportivo: "Me sorprendió ese vestuario con campeones del mundo como Bebeto o Mauro Silva y que eran tímidos y muy trabajadores. Arsenio para el Depor es una figura como Clemente, en el Athletic, o Cruyff, en el Barça. Hizo un equipo muy grande. Pasé un año fantástico con él y su marcha supuso de alguna manera también la mía, porque luego vino Toshack, con el que no congenié muy bien".
"No era un entrenador al uso táctico. Sí un entrenador con olfato para elegir. Destilaba humanidad y cercanía con el futbolista. Al final llegabas a la conclusión de que si no estaba acertado, lo hacía con mucha pasión y lo veías sufrir cuando el equipo objetivo", precisa Voro. Liaño comparte la idea de su excompañero, la de que era un equipo que sabía jugar de memoria y con una alineación de carrerilla: "No era de dar charlas muy largas ni muy densas. No había video por aquella época. Te decía cuatro cosas del equipo rival y aquel Depor era un equipo muy reconocible. Los mecanismos estaban muy consolidados y daba igual que se jugara fuera o en casa".
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— RC Deportivo (@RCDeportivo) May 5, 2023
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"Non hai Dépor sen Arsenio nin Arsenio sen Deportivo -no hay Dépor sin Arsenio ni Arsenio sin Deportivo-", rezaba una canción del grupo de rock gallego Os Diplomáticos de Monte Alto, tantas veces cantadas por miles de deportivistas. El Depor, Galicia y España se encuentran de luto. "Día muy triste para todos nosotros. Se va uno de nuestros símbolos, pero SIEMPRE permanecerá en el corazón del deportivismo", aseguran desde la agrupación de exjugadores del Deportivo de la Coruña.