Dani Güiza: "Hablar de Luis Aragonés me emociona. No puedo, es mi padre, mi abuelo"

Rota. 19:30 horas. Se bajan los plomos en el estadio Municipal Alcalde Navarro Flores. "Menos mal que se ha ido la luz que si no seguimos entrenando". La frase, que levanta las risas entre los presentes, sale de la boca de Dani Güiza. "¿La entrevista será cortita, no?". Lo pregunta quien a sus 42 años sigue disfrutando del fútbol en el Club Deportivo Rota de Tercera RFEF. "Y aún tengo cuerda para rato ¡eh! Hasta los 45 puedo aguantar", dice.

Campeón de Europa con la Selección española y último pichichi español de LaLiga ("Todavía sigo viendo repetido los 27 goles que metí en la 2007-2008 con la camiseta del Mallorca"), Güiza es feliz alejado de los focos. "Por aquí han venido muchos compañeros de profesión para hablar con Dani, pero a él no le apetece. Sólo quiere centrarse en jugar", confiesa el presidente del club, Anselmo Rodríguez. "Habéis tenido suerte", dice. "Madre mía, la de preguntas que tienes en esa libreta", comenta entre risas el delantero.

Xerez, Dos Hermanas, Recreativo de Huelva, Barça B, Ciudad de Murcia, Getafe, Mallorca, Fenerbahçe, Johor FC, Cerro Porteño, Cádiz, Sanluqueño y Algaida completan la trayectoria de un delantero acostumbrado durante años a ser protagonista dentro y fuera de los terrenos de juego. "No me arrepiento de nada. Ni en el fútbol ni fuera de él. Siempre he hecho lo que me ha dado la gana", confiesa quien ahora sólo quiere ser uno más de la plantilla.

"No creo que sea un ejemplo por llegar el primero e irme el último. Soy uno más. De famoso en el vestuario nada. Me quedo hasta el final porque me encanta estar de cachondeo con los compañeros", explica en la cantina ubicada dentro del estadio, que se ha convertido en el punto de encuentro de los jugadores. "Venga, Dani, termina rápido que se te calienta la cerveza", le gritan.

De familia muy humilde (su padre trabajaba en una empresa de recogida de basura y su madre era ama de casa), el Gitano vivió su infancia en Jerez dando patadas a un balón. "Recuerdo irme a la calle con un bocadillo y ponerme a jugar al fútbol en la carretera. Esas cosas ya se han perdido. Ahora los niños sólo quieren jugar a la PlayStation. En la calle se aprende muchísimo". Él lo hizo en las calles de Jerez, donde le creció un gusanillo por el fútbol que aún mantiene: "Si no lo tuviera, estaría ya en mi casa. Pero voy a aguantar más. Hasta los 45 por lo menos". 

De goles viven los delanteros y a sus 42 años Güiza puede presumir de mantener aún viva esa llama. "Eso no se pierde en la vida", cuenta después de anotar su primer tanto con la camiseta del Rota. Ya no los celebra disparando flechas a lo arquero como lo hacía en aquellos años en los que logró hacerse un hueco en la Selección española.

"Luis Aragonés es mi padre. Mi abuelo. Tuvo cojones para llevar (Eurocopa de 2008) a aquel chico que lo estaba haciendo bien en su club. Eso fue lo que hizo dar un paso más a la Selección. Gente no tan conocida como los que iban antes. Llevarme allí y darme el papel que tuve...". En aquel torneo que ya forma parte de las páginas doradas de la historia del fútbol español, Güiza fue, con dos tantos, el segundo máximo goleador de la Selección sólo por detrás de David Villa (4).

"No voy a contar nada de Luis Aragonés porque todavía me emociono cuando me acuerdo de él. Tengo muchas y muy buenas anécdotas con él. Para mí fue una persona muy especial. Gracias a él pegué ese salto en mi carrera", recuerda con brillo en sus ojos.

Su buena temporada con el Mallorca, donde acabó siendo máximo goleador del campeonato con 27 tantos en la temporada 2007-2008, llamó la atención de grandes clubes. Uno de ellos fue el Barça, que estuvo a un paso de firmarle como nuevo jugador azulgrana en el verano de 2008.

"Sí que sonó el Barça de Guardiola. Pude firmar con ellos, pero algo pasó con algunos jugadores. No sé si me veían competencia o no, pero había gente que tenía mucho poder en el club y no querían meter 'prensa' en el vestuario", dice, sobre una época en la que el nombre de Güiza sonaba por muchos motivos. "Al final no firmé. Me fui al Fenerbahçe y ahí volví a coincidir con Luis Aragonés", culmina.

Con una sonrisa siempre en la boca, uno de los momentos más duros de su carrera llegó en mayo de 2010. El día 20 de ese mes, Vicente del Bosque anunció la lista de convocados para el Mundial de Sudáfrica y ahí no apareció su nombre. "Estuve un año tocado. Fui a los partidos de clasificación para el Mundial, pero en la última convocatoria me dejó fuera. No sé por qué. No pasa nada. Lo peor es que lo ganaron (risas)".

Aficionado al flamenco, la pesca es otra de las grandes pasiones del andaluz. "Empecé cuando llegué a Sanlúcar. Me fui un día con Nolito a pescar y saqué una buena pieza. Desde entonces me enganché y todos los veranos me voy en un barco con amigos. ¡Pero ninguno es mío, eh! ¿Dedicarme a la pesca cuando cuelgue las botas? Tampoco es para tanto".

"¡Güiza, Güiza, Güiza!", no para de gritarle un niño al que le choca la mano. "A mí me encanta jugar aquí. Ver a los aficionados pegados a la valla, todo el mundo de pie, el olor de la cantina …", relata, ilusionado con vivir la parte más modesta del fútbol.

Las redes sociales se llenaron de comentarios el día que el Rota anunció la incorporación de Dani Güiza. "¡Qué mayor está!", "¡qué estropeado!", se leían en algunos de los comentarios que circulaban por las redes. "Esa foto engaña", le dicen mientras realizamos la entrevista. "A las cuatro de la tarde, ¿cómo me pueden hacer una foto? A mí esas cosas me dan igual. No me preocupan para nada".

"Vamos a ir cortando ya, ¿no?". Apagada la cámara, Dani se une al resto de sus compañeros para tomarse la cervecita de después del entrenamiento. "Es un fenómeno", dicen los suyos. El único de la plantilla que sale a entrenar en pantalón largo ("No sabes el frío que hace, aquí te encuentras hasta con pingüinos"), Güiza es feliz en su tierra. La próxima entrevista la haremos en un barco: "Cuando queráis". Y manda un aviso: "A ver si Lewandowski mete más goles para que no me quiten el Pichichi".